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María Salud Gil: “El feminismo no es un ‘lobby’ ni una ideología política es algo más serio. Los, las, les no es la solución”

La presidenta de la patronal de la construcción de Las Palmas (AECP) sabe lidiar con albañiles, peones, promotores, arquitectos, bancos y administración

La presidenta de la patronal de la construcción de Las Palmas (AECP) sabe lidiar con albañiles, peones, promotores, arquitectos, bancos y administración. Lleva desde los 20 años en la Asociación de Empresarios de la construcción de Las Palmas (AECP) donde entró como secretaria para pagarse los estudios. Entre medio ha sido consejera de Asuntos sociales del Cabildo de Gran Canaria, candidata del PP a la alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria y vicepresidenta de la Cámara de Comercio de Gran Canaria. Desde 2018 es también hija predilecta de la capital grancanaria. Siente verdadera pasión por su trabajo y afirma que está “totalmente enamorada” del movimiento empresarial.

-¿Como llegó a ocupar la Presidencia de la patronal de la construcción?

“Creo que fue en el año 80 cuando entré como secretaria de dirección para poder costearme mi carrera, después fui gerente, secretaria general y presidenta ejecutiva. Es verdad que con algunos paréntesis. Como sabe fui consejera de Asuntos Sociales en el Cabildo, pero al final regresé a la asociación. Estoy totalmente enamorada del movimiento y la gestión empresarial”.

-El sector que usted lidera es mayoritariamente masculino ¿se ha encontrado con problemas por ser mujer?

“En absoluto. Mire en la asociación entré con 20 años a trabajar para poderme pagar mis estudios. Me han formado. Son mis padres profesionales y eso es lo que ha derivado en ser quien soy hoy. El que yo esté hoy aquí no tiene nada que ver con que sea mujer, sino con el hecho de que mi manera de entender el movimiento empresarial ha gustado. Tenga en cuenta de que fui elegida presidenta por primera vez con 35 años y por unanimidad y a nadie le tembló e pulso. Hay que reconocer que es un sector que ha madurado mucho y que no tuvo ningún prejuicio a la hora de elegir a quien estimaron que debía representar sus intereses. Yo en ese momento lo último que quería era defraudar a quienes habían puesto toda su confianza en mí, así que me empeñé en hacer crecer la organización y llevarla a donde hoy está con una interlocución magnifica con la administración, independientemente de que podamos o no estar de acuerdo en algunos aspectos”.

-Es que el sector público y el privado están obligados a entenderse.

“Esa ha sido mi obsesión: hacer entender a las administraciones públicas que la iniciativa privada es la herramienta para que la administración sea eficaz y eficiente. La demonización del sector privado, afortunadamente, se ha ido diluyendo con el tiempo. Al sector de la construcción se le consideraba un depredador y hoy es una herramienta esencial para conseguir los objetivos de la Agenda 20/30 de desarrollo sostenible; y eso lleva detrás una labor. No es del día a la mañana. Yo me siento muy afortunada, rica, feliz por estar donde estoy y siento verdadera pasión por mi trabajo”.

-¿Y ha tenido que renunciar a muchas cosas por esta pasión y estar en el puesto en el que está?

“Mire yo no llevo una vida diferente a la de cualquier mujer. He vivido lo que he querido vivir en cada momento. Es cierto, y no se lo voy a negar, que la mujer tiene una mochila que no tiene el hombre, pero creo que hoy en día más que criticar lo masculino iría al origen de esas renuncias, y el origen está en la conciliación, en la educación, en la cultura y en que las políticas sociales se destinen verdaderamente a resolver todos los obstáculos que nos encontramos en el camino. Nadie tiene que renunciar a nada para que estemos en el mismo punto de partida. Yo nunca he tenido miedo. Todas las cargas que he asumido las he asumido yo como persona y el tiempo al que he renunciado es al mío, y lo que hecho voluntariamente, porque mi trabajo me satisface”.

-¿Se ha radicalizado el movimiento feminista?

“Rechazo la radicalización y politización del movimiento feminista. El feminismo no es una ideología es una causa y no es patrimonio ideológico de nadie. A mi poca gente me podrá dar lecciones de feminismo. El feminismo no es un lobby, ni un partido político es algo más serio. Hemos alcanzado la igualdad jurídica, pero nos falta alcanzar la cultural; la desprogramación del cerebro y acabar con los estereotipos, pero eso depende también de cada una de nosotras. He notado que si no llevas una bandera o no te declaras feminista eres una denostada; y eso me parece más de otros tiempos. Las mujeres tenemos libertad para elegir. Ahora parece que todas tenemos que ser científicas o astronautas. ¿Y si hay una mujer que se quiere quedar en su casa y parir 12 veces? Es su decisión y nadie puede estigmatizarlas. Creo en la libertad individual de las mujeres. Por eso creo que el los, las, les no es la solución. Lo que nos separa de los hombres es la mochila educacional, lo demás no tiene nada que ver”.

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