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Pepe Dámaso: “He superado la tuberculosis, el sida, el cáncer y la COVID. Debo tener un pacto con la Virgen”

¿Hacer un manto a la Virgen de Candelaria? No lo había pensado, pero la idea me entusiasma”, afirma el artista que será pregonero de la Patrona el 13 de agosto
Pepe Dámaso, pintor, escultor y artista multidisciplinar canario. SHEILA TORRES
Pepe Dámaso, pintor, escultor y artista multidisciplinar canario. SHEILA TORRES

José Dámaso Trujillo (Agaete, 1933), conocido artísticamente por Pepe Dámaso, será el próximo 13 de agosto en pregonero de las fiestas de la Virgen de Candelaria, patrona de Canarias, un afianzamiento, reconoce él mismo, de su condición “archipielágica”. Dámaso, pintor, escultor y diseñador, ha exhibido su obra durante más de 60 años en el contexto regional y nacional, así como en ciudades de todo el mundo, como Dakar, Lisboa, Copenhague, Nueva York, París, Venecia, La Habana, Belgrado o Jerusalén, entre otras. Con 88 años y tras superar una cadena interminable de enfermedades, muestra cuando habla la ilusión de un becario, aunque teme que el Párkinson le aparte de la lectura y de sus cada vez menos habituales paseos por La Isleta, donde reside.

-¿Cuál es su relación con la vida y la muerte?
“La de cualquier ser humano. No hay una obsesión. Es la pregunta que todo ser humano se hace, porque de cretino es no preguntarse de dónde venimos, qué hacemos y qué será de nosotros después. La muerte siempre ha estado en cualquier cultura universal, porque es la pregunta que todos nos hacemos durante la vida”.

-¿Durante esta pandemia se ha acordado usted mucho de su amigo César Manrique?
“Sí, lo he recordado, no solo en estos tiempos, sino porque todavía no he superado el taponazo que supuso su muerte. Fueron 40 años de amistad, de convivencia y, sobre todo, lo que me sorprendía era el cariño, el respeto y la admiración que César sentía por mí y por mi obra. Lo que es importante también decir, en estos días de coronavirus, es que lo he recordado, a propósito del resentimiento por el turismo, en el hecho de que no hayan salido tanto en la prensa sus propuestas ecológicas, que han sido universales y que están todavía muy vigentes. En su un libro Escrito en el fuego, casi habla ya de la pandemia, que el planeta ya tiene al virus por el turismo masivo. Lo he recordado y pienso que deberíamos volver a Manrique. Y espero tener noticias pronto de que se ha abierto su fundación, que ha estado cerrada demasiado tiempo”.

-¿Cómo está a día de hoy el arte en Canarias?
“El arte tiende a desaparecer, como en cualquier parte del mundo. Creo que se lee poco, el humanismo desaparece, el arte conceptual es un arte frío, pero soy un hombre con grandes miras de futuro y confío que después de la COVID haya en los jóvenes un resurgimiento para que venga un verdadero arte, porque tanto el surrealismo como el cubismo, y todas las vanguardias, como los grandes inventos, surgieron de las experiencias negativas de la humanidad. El cubismo comenzó con Picasso en el momento de la posguerra y el Guernica fue producto de un bombardeo. Espero que la COVID al menos sirva para cambiar en ese aspecto, noto que la gente es más solidaria ahora”.

-¿Siente aún que el Delta se llevara el Dedo de Dios de su Agaete natal?
“Claro que lo sigo sintiendo. Estos días ha habido una exposición sobre Manrique, en donde un fotógrafo me hizo una foto con el Dedo de Dios completo todavía, y tengo muchas pinturas de él. Espero que podamos hacer un pequeño museito para recordar ese monumento geográfico y hasta religioso. Tengo un texto precioso del premio Nobel José Saramago, que cuando yo expuse en Lisboa sobre el gran poeta portugués Pessoa, él me hizo el texto donde me une al Dedo de Dios”.

Pepe Dámaso, pintor, escultor y artista multidisciplinar canario. SHEILA TORRES

-El Gobierno de Canarias quería compilar toda su obra. ¿Para cuándo?
“Estamos en eso. Las cosas de palacio van despacio. Estamos en un proceso. Ese acto del miércoles de presentar el cartel de las fiestas de la Patrona de Canarias en el centro de La Isleta refrenda ese sentimiento que yo tenía archipielágico, de que mi obra esté repartida en todas las Islas. Hay un proyecto de mi casa de Agaete, que el Cabildo quiere hacer un museo, al igual que otro en Pájara, con un mirador y ahora en Candelaria ese mural escultórico que yo diseñé en 2004”.

-Quien le escucha, con tantos proyectos, diría que está usted en la flor de la vida con 88 años.
“Fíjate tú. Así son los genes, el espíritu de la creación que me hace ser así, porque estoy lúcido, mucho mejor que antes”.

-¿Ha superado usted ya todas las secuelas del cáncer de estómago?
“No solo el cáncer, también una enfermedad del corazón. Debo decir, como noticia periodística, que yo cogí la tuberculosis en los años 30 -nací en el 33- y cuando niño no me dejaban ir a casa de un amigo intelectual, que era comunista, porque la tuberculosis se pegaba. Cogí el sida, cogí el cáncer, cogí esta pandemia, es decir que sé de qué va y por eso he tenido mucho cuidado y con mis 88 años he escapado. Debo tener un pacto más que con el diablo con la Virgen”.

-¿Y qué está haciendo artísticamente ahora?
“Artísticamente leo mucho y estoy difundiendo más cosas como esas de Candelaria, que van surgiendo por mi nombre, porque mi obra soy yo. Yo apenas puedo pintar y me estoy dando yo mismo, que es una manera conceptual de poder dar a las Islas Canarias todo mi arte, a todos mis hermanos canarios. Como te decía, la cultura tiende a desaparecer, los artistas ya no tienen tanta importancia, el humanismo no es el epicentro de las vidas y entonces aparece la Virgen de Candelaria, y desde Tenerife hacen una presentación nada menos en el centro, que lleva mi nombre en La Isleta, donde llevó viviendo más de 40 años. Es un acto ecuménico que me va a marcar, porque refleja el amor que siento por todas las Islas y me siento emocionado de poder unirlas a través de la luz de los peregrinos, como recoge ese cuadro rescatado del 2004. Si nos unimos entre hermanos, ya vemos el mundo por dónde va y no hace falta que yo lo diga”.

-Gofio, caracolas, guanches…es usted la esencia de la canariedad.
“Hay que comer más gofio. Me desayuno con gofio. Creo que el turismo nuestro se salvará, y esta pasando, en vista de que no vienen los extranjeros, que nosotros empezamos a hacer turistas de nosotros mismos. Hay que hacer el viaje hacia uno mismo, y nada mejor que recorrer Canarias para apreciar sus bosques, sus dunas, con el padre Teide que lo domina todo, las fiestas populares y todo eso tenemos que venderlo nosotros con nuestro sentimiento de amor a Canarias y después que venga el que quiere valorar esto e integrarse con nosotros, no solo a coger sol en la playa y crear esa turismofobia. Tenemos que vender mejor ese patrimonio excepcional, que yo denomino tropicalidad. Si de algo puedo hablar, es de lo que he aportado junto a los maestros Néstor de la Torre, Manolo Millares, Martín Chirino y mi gran maestro César Manrique, con el que he vivido 40 años, y no es otra cosa que ese sentido de la tropicalidad. Nosotros tenemos esa diferencia, no somos de Valladolid o de Zaragoza, o de Finlandia o de Waterloo. Tenemos la platanera, tenemos el gofio, tenemos La Rama, las chácaras de La Gomera y El Hierro, ese Teide majestuoso visto desde Agaete, que con tanto arte describió Tomás Morales desde la Isla hermana”.

-Usted que ha tenido tanta relación con Tenerife, no cree entonces en el conflicto insular.
“No creo en ese conflicto, aunque estos hay en todo. Yo los he tenido hasta con alguien que me cuida, no con mi esposa, porque yo soy una especie de sacerdote que me casé con el arte. Pienso que los canarios tenemos una nobleza y aquí tengo que nombrar al gran poeta gomero Pedro García Cabrera, que en el año 35, cuando yo tenía dos años, dio una conferencia en la escuela Luján Pérez que se tituló El hombre en función del paisaje, donde describe cómo es el hombre socarrón de las medianías, ese hombre de las plataneras de La Palma o La Gomera. Pedro supo ver bien a ese canario que no admite el odio y la separación por la bondad que tiene ese canario que trabaja en el campo y da su vida por su tierra y sus vecinos”.

-No le voy a poner aquí en un aprieto preguntándole por sus preferencias religiosas o artísticas sobre la Virgen del Pino o la Virgen de Candelaria. Pero La Morenita se distingue por el ‘glamour’ de sus mantos. ¿No le gustaría hacerle un manto a la Virgen, como se han hecho pañuelos con el diseño del cartel que ha pintado para ella?
“¿Por qué no? Igual que se han hecho con esos pañuelos. Es una bonita idea. No lo había pensado, pero me entusiasma. Si esta entrevista hubiera sido para la televisión se hubiera visto como se ha iluminado mi rostro con la alegría que me has dado con la sugerencia. No sé si voy a tener fuerzas, pero espíritu imaginativo y talento, perdóname la inmodestia, claro que sí, porqué no. Es una idea fantástica”.

-Se reencontró usted el miércoles con Candelaria en La Isleta y, aparte de ser el pregonero de la Patrona, hay un compromiso para sacar adelante el mural escultórico que ya proyectó para el municipio en 2004.
“Ha sido uno de los días más felices de mi vida. Es un honor ser el pregonero de la Virgen de Candelaria y que el acto se celebrara en mi casa, como símbolo de unión de los canarios. Estoy muy satisfecho de que se retome ese proyecto cerca de la autopista con un mural en relieve que recoge la simbología de Candelaria, con la pesca, la cerámica en los bocetos que siguen en el Ayuntamiento. Habrá que hablar con los arquitectos y técnicos, para ver los conceptos nuevos de la obra, tras los cambios que ha habido en la autopista y las variaciones de elementos urbanísticos, me ha dicho la alcaldesa. Además, también estoy emocionado con la exposición que se hará de la Luz del Peregrino que ya dibujé en 2004 y es posible que se pueda hacer un pequeño museo donde estuviera toda la obra. Está visto que la Virgen de Candelaria quería que fuera a verla antes de mi despedida”.

La entrevista fue realizada el miércoles en el Centro Cultural Pepe Dámaso, en La Isleta / DA

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