Se ha cobrado seis vidas en apenas cuatro años e “innumerables” bañistas han sido rescatados heridos al ser golpeados contra las rocas y con síntomas de ahogamiento. Sus aguas cristalinas entre rocas volcánicas, el contraste de luces y sombras y la abertura en la parte alta, por la que entra y sale el agua a presión, convierten la cueva del Tancón, en el municipio de Santiago del Teide, en un espacio tan paradisíaco como traicionero, una trampa mortal por la acción de las corrientes que actúan como hervideros, atrapando, golpeando y succionando a los bañistas.
A pesar de las vallas y los carteles informativos repartidos por los accesos en los que se advierte de la prohibición del baño, el paraje es muy frecuentado, mayoritariamente por turistas, que llegan al singular bufadero (formación geológica de origen volcánico que se origina en zonas acantiladas y que sufre la erosión del oleaje) atraídos por su belleza salvaje, aireada, muchas veces de forma temeraria, por las redes sociales.
Emilio Navarro, alcalde de Santiago del Teide, insiste en que está “terminantemente prohibido” bañarse en El Tancón, como reflejan los paneles informativos, “que tenemos que reponer cada mes porque los rompen o los tiran al mar”, y advierte de que a partir de ahora se sancionará económicamente a quienes incumplan los avisos, tal como especifica la normativa publicada la semana pasada por el Boletín Oficial de Canarias. El regidor, que no oculta su contrariedad por las constantes visitas, recuerda que las personas que se bañan en esta cueva no solo ponen en peligro sus vidas sino la de las personas que acuden en su auxilio.
Navarro contó a DIARIO DE AVISOS que al día siguiente del fallecimiento del joven italiano, cuando la Guardia Civil investigaba en la zona, hubo quien se saltó los precintos o accedió por mar o por otros caminos a este paraje. “Y dos días después el bufadero estaba lleno”, apostilló.
Los Bomberos Voluntarios de Santiago del Teide participaron la semana pasada en el dispositivo de 48 horas activado para rescatar a las cuatro personas atrapadas en El Tancón después de que, durante la pleamar, una ola sorprendiera a los bañistas, elevando el nivel del agua en su interior y provocando que se golpearan contra el techo de la cueva.
Una mujer de nacionalidad suiza fue rescatada en estado crítico, mientras que una amiga y un joven resultaron heridos, aunque de menor gravedad. El cuerpo sin vida del varón veinteañero italiano que completaba el grupo fue localizado, 24 horas después, por el Grupo de Operaciones Subacuáticas de la Guardia Civil (GEAS) en una zona próxima a la salida de la cueva. Dos días después fallecía en el Hospital de La Candelaria la joven helvética de 33 años, arquitecta de profesión, que unos días antes había aterrizado en la Isla para pasar sus vacaciones.
El responsable de los Bomberos Voluntarios de Santiago del Teide, Federico Linares, aclaró, en declaraciones a DIARIO DE AVISOS, que El Tancón “no es un charco ni una piscina natural como muchas veces se vende en Internet, sino un bufadero muy peligroso por las corrientes y porque cuando la marea sube succiona todo lo que encuentra en ese hueco, te engulle y no puedes escapar”.
Linares señaló que los cuatro compañeros que participaron en la búsqueda del joven italiano (David Sainz, Juan Ramón Domínguez, Sergio Barreto y Dani Elías) no olvidarán la experiencia. “Aunque las condiciones marítimas habían mejorado bastante, nada más salir del agua nos dijeron que en el interior de la cueva el mar era como una lavadora centrifugando”.
“Ahí han muerto seis personas en cuatro años, pero también se han realizado innumerables rescates que pudieron acabar en tragedia, porque cuando el mar está en calma parece un charco, pero cualquier cambio de corrientes o en época de mareas vivas es un sitio muy peligroso”, indicó el responsable de los Bomberos Voluntarios de Santiago del Teide, que insiste en la obligación de respetar los carteles informativos en varios idiomas y de prestar atención a los “barqueros” del municipio, grandes conocedores de los riesgos que entraña este punto de la costa. “Ellos saben cuándo se meten, y si no se ve un barquero en la zona es porque el mar está muy malo y hay un peligro evidente”.
Sebastián Quintana, promotor de la plataforma Canarias 1.500 kilómetros de costa, señaló que El Tancón y el charco de La Laja, en San Juan de La Rambla, son los dos puntos más peligrosos de Canarias para sumergirse en sus aguas. A su juicio, el denominador común en el 80% de los accidentes en espacios acuáticos es la “negligencia” del bañista, bien consciente o inconscientemente, por desconocimiento del peligro que entraña el medio.
Además, sostiene que existe “un error conceptual de base”, pues la orografía de la costa del Archipiélago “no es peligrosa en sí misma”; “el peligro empieza cuando alguien decide darse un baño o acercarse demasiado a un rompiente, a un acantilado o a un bufadero”.
El presidente de la plataforma Canarias 1.500 kilómetros de costa hizo hincapié en que en la mayoría de charcos, bufaderos y zonas acantiladas insulares no existen servicios de vigilancia, con lo que a mayor cantidad de bañistas, indicó, mayores probabilidades de accidentes.
Según la memoria de la plataforma, en lo que va de año 32 bañistas han muerto en Canarias.