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Los incendios serán más frecuentes en Canarias: ¿cómo adaptarse al cambio climático?

La problemática no solo implica a las instituciones, sino que los ciudadanos deberán conocer su responsabilidad a la hora de prevenirlos
Imagen del incendio producido el pasado 21 de mayo en Arico. Sergio Méndez

Los episodios de calor extremo y los incendios se han vuelto cada vez más frecuentes en Canarias a consecuencia de la emergencia climática. En la línea de lo señalado por el sexto informe del  Panel intergubernamental para el Cambio Climático de la ONU, que afirma que los efectos del calentamiento global son ya irreversibles, instituciones y ciudadanos se ven obligados a adaptarse a los riesgos.

Víctor Quintero, delegado de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Canarias; Abel López, geógrafo de la Cátedra de Reducción del Riesgo de Desastres y Ciudades Resilientes de la Universidad de La Laguna y Federico Grillo, director técnico de Emergencias del Cabildo de Gran Canaria, explican a DIARIO DE AVISOS cómo se trabaja desde las Islas en la adaptación contra el cambio climático y, especialmente, contra consecuencias como los incendios.

ANTES DEL FUEGO: LA PREVENCIÓN

Abel López, geógrafo de la Cátedra de Reducción del Riesgo de Desastres y Ciudades Resilientes de la Universidad de La Laguna. (Cedida).

“El incremento térmico ya es una realidad en Canarias y eso trae consigo una serie de consecuencias o fenómenos como los incendios forestales, que están vinculados a su vez a las olas de calor, pero también pasa con precipitaciones extrema y temporales de viento. Incluso estamos viendo también cómo cada vez más los fenómenos tropicales se aproximan al contexto espacial de las Islas”, expone Abel López, geógrafo de la Cátedra de Reducción del Riesgo de Desastres y Ciudades Resilientes de la Universidad de La Laguna.

En palabras del investigador, en las Islas se afronta “muy bien la respuesta ante un fenómeno”, pero considera que el factor clave a la hora de adaptarse al cambio climático es abordar el momento “antes” a que se produzca dicho fenómeno. Para ello, apunta que debe hablarse más de prevención.

A su vez, dentro de la prevención, es necesario que se realice “una adecuada ordenación del territorio que integre las evaluaciones de riesgo y diagnostique cuáles son las zonas más vulnerables de un municipio o Isla”. Esto pasaría porque los municipios trabajen en la gestión del medio forestal, que para López, “no es igual la adecuada en las Islas”, ya que existen gran cantidad de cultivos abandonados y sin labores de mantenimiento.

“Tenemos que ver el monte como si fuese una ciudad. Igual que nosotros gestionamos los residuos, la limpieza de los parques o nuestras carreteras, tenemos que gestionar y hacer un uso un poco más sostenible de los espacios forestales para que estén en condiciones mucho más óptimas ante un posible incendio. A mi modo de ver, esto es una labor pendiente que tenemos en Canarias y es lo que realmente nos debe preocupar de cara a las proyecciones climáticas del futuro”, advierte el geógrafo. 

Sin incorporar el cambio climático en cada acción política, Abel López señala que será “muy difícil” que las Islas estén preparadas para limitar sus consecuencias, dada la vulnerabilidad del Archipiélago: “Hablamos de unas Islas con alta dependencia exterior, muy desertificadas, con una ordenación del territorio bastante compleja y que se ha rearticulado a lo largo de los años de una forma deficitaria, sin tenerse en cuanto los factores de riesgo que hay en cada uno de sus espacios”.

Según el experto, otro de los aspectos fundamentales de la prevención es “apostar por la educación, ya que la ciudadanía debe conocer qué es el cambio climático, cómo le impactará y cómo debe comportarse ante sus efectos”. En este sentido, pone un ejemplo: “Hay personas que tienen una finca abandonada y ante algo así, poco puede hacer la administración, ya que su acción se ve limitada por la propiedad privada”.

Hace apenas una semana, con el incendio en El Paso, en La Palma, se reflejó también la importancia de involucrar a la población en la lucha contra los incendios. En una interfaz urbano forestal, indica el geógrafo, las administraciones deben dar la información necesaria a los ciudadanos, señalando riesgos y responsabilidades. “Al final esto es cuestión de todos y debe haber corresponsabilidad individual”, sentencia.

DURANTE EL FUEGO: LA COORDINACIÓN

Federico Grillo, director técnico de Emergencias del Cabildo de Gran Canaria. DA

“La última semana de ola de calor ha sido muy intensa, tuvimos varios conatos de incendio, un coche que se prendió fuego en una carretera, rastrojos que prendieron…. todo en un corto período de tiempo”, narra Federico Grillo, director técnico de Emergencias del Cabildo de Gran Canaria y conocido por su templanza a la hora de informar en televisión sobre los avances en el control del grave incendio forestal que afectó a la cumbre de Gran Canaria en el año 2019.

El técnico recuerda con claridad cómo fue aquel fuego que afectó a Gran Canaria, que además es el único registrado en las Islas en el que ha habido “dos pirocúmulos o nubes convectivas” provocadas por el incendio.

“Desde luego fue un incendio muy intenso y complicado en el que afectaron tanto la carga de combustible como la topografía. Los incendios en barranco desarrollan una alta velocidad y la longitud de la llama también era muy potente. Nuestra prioridad era quitar a la gente de por medio, tratar de sacarlos del peligro, y fue muy difícil evitar su propagación porque entró a sitios que para nosotros eran casi inaccesibles”, rememora.

Uno de los motivos que hicieron tan virulento aquel fuego, señala Grillo, fue la “alta carga que tenía la vegetación, pues cuando pasan muchos años y no se quema, se va acumulando”. También apunta que las condiciones meteorológicas “no eran tan extremas”, pero “sí lo suficientemente fuertes para que el incendio generara una dinámica propia”.

De cara a la prevención, el técnico informa de que existen varios planes, como el de Defensa de las Zonas de Alto Riesgo o los Proyectos de Silvicultura Preventiva: “Lo que se intenta es tener unas masas arboladas resistentes al fuego, que no se dañen con las llamas”.

Todos estos planes deben ir actualizándose con el tiempo, ya que algunas zonas se van repoblando, “lo que vuelve necesario trabajarlas, ya que el principal objetivo es que no se inicien incendios y, si se inician, que no se propaguen y no afecten tanto”.

En último lugar, pone en valor que de cara a la población se han realizado canciones en las que han participado grupos folclóricos, así como folletos en forma de cómic que han servido para enseñar a las personas lo que es una interfaz o nociones sobre la ecología del fuego.

TRAS EL FUEGO: EL ANÁLISIS DE LOS DATOS

Víctor Quintero, delegado de la Aemet en Canarias. Fran Pallero

“Una consecuencia del cambio climático es el aumento de la frecuencia en que se producen episodios de calor extremo, que suceden cada vez más y tienden a ser cada vez más intensos”, afirma Víctor Quintero, delegado de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Canarias. Estos episodios de calor extremo “no solo se constatan cuando revisamos los últimos datos, sino que también lo señala el último informe del IPCC, que afirma categóricamente que el aumento de frecuencia e intensidad en todas las partes del mundo está vinculado al cambo climático” asevera el experto.

En ese sentido, Quintero puntualiza que también se están produciendo otros fenómenos extraños, que aunque no se pueden asociar directamente al cambio climático, sí que están en la línea de lo que las investigaciones sobre la emergencia climática advierten: “Solo hay que ver el episodio de calor que tuvimos en febrero de 2020, que coincidió con los Carnavales, donde se registraron temperaturas más altas de lo habitual para ese mes del año”.

Sobre la última ola de calor que ha vivido el Archipiélago, que se produjo la semana pasada coincidiendo con el incendio en El Paso, Quintero señaló que, aunque todavía queda hacer un análisis pormenorizado, hay algunos datos que a priori llaman la atención, como los 45.7 grados registrados en La Aldea, en Gran Canaria, que se situarían en la novena temperatura más alta registrada alguna vez en Canarias, “lo que da una idea de la magnitud de esta ola de calor”.

Por otro lado, puntualizó que los 44.3 grados registrados el 16 de agosto en Tenerife Sur no constituyen un récord de temperaturas, pero sí que igualaron el récord que ya se tenía en esa estación, ya que el 17 de agosto de 1988 se notificaron en Tenerife Sur otros 44.3 grados.

Asimismo, la última ola de calor será interesante para los investigadores, sobre todo, de cara a estudiar las temperaturas mínimas que se dieron durante las noches y madrugadas, ya que según Quintero, “las temperaturas más bajas fueron especialmente altas y eso ha ocurrido de forma prácticamente de forma generalizada en todas las estaciones”.

Preguntado sobre cómo se trabaja en Aemet durante los episodios de calor y, especialmente si estos coinciden con emergencias como un incendio, Víctor Quintero explicó que aparte de realizarse la predicción de siempre, se genera un trabajo adicional que es la propia vigilancia de la predicción dando como resultado un análisis más fino que sea de ayuda a la Dirección General de Seguridad y Emergencias así como a todos los responsables de la extinción del incendio. Para ello, se emiten boletines especiales diarios dirigidos a estos sectores.

“Un día de incendio para nosotros implica precisar aún más la predicción a esa zona concreta que está afectada. Así que han sido unos días de mucho trabajo. Siempre hay coordinación con los responsables de la extinción de incendios, con la Dirección de Emergencias del Gobierno de Canarias, con los miembros del Comité Técnico… y en ese Comité Técnico también participa Aemet aportando la información meteorológica tanto de lo que ha pasado como de las predicciones futuras”, cuenta el experto.

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