erupción en la palma

Blanco: “Procuro tener poco contacto con afectados porque hace mella en mí”

Al frente del Comité Científico del volcán, la directora del IGN en Canarias, María José Blanco, lamenta que solo 10 mujeres formen parte de la treintena de expertos que vigilan la crisis eruptiva en La Palma
María José Blanco reconoce abiertamente que el dolor de los damnificados por el volcán le “rompe el alma”, por lo que evita el contacto con la sociedad palmera.
María José Blanco reconoce abiertamente que el dolor de los damnificados por el volcán le “rompe el alma”, por lo que evita el contacto con la sociedad palmera.

Al frente de la emergencia volcánica en La Palma, María José Blanco lidera un equipo de 30 científicos. Solo 10 son mujeres. Si alguien pensara en voz alta que son suficientes, que el asunto de la diferencia numérica entre seres humanos de distinto sexo es una cuestión menor, sin suficiente calado para ser tenido en cuenta, Blanco no pestañearía para afirmar que no, que no se trata de algo meramente anecdótico. “En pleno siglo XXI el asunto no puede ser anecdótico. Tengo hijas y este es un asunto importante, que debe importarnos a todos”, recalca. Quizás sea mera casualidad que, pese a que las carreras tecnológicas y de ciencias siguen teniendo un predominio claro en número de hombres frente a mujeres, las responsables al frente del Instituto Geográfico en Canarias (IGN) y a nivel nacional sean dos mujeres, la propia María José Blanco y Carmen López.


Emisora del contenido de los informes diarios elaborados por el equipo que conforma el comité científico por la crisis volcánica en La Palma, la experta es consciente de la trascendencia de sus palabras en las comparecencias diarias, de sus gestos y hasta de la forma en que pueda formular el mensaje a través del lenguaje gestual y corporal. “Somos conscientes de esa parte no técnica e intentamos trasmitir la calma necesaria, no añadiendo más presión a la sociedad de la estrictamente necesaria para mantener su integridad”. El proceso eruptivo, más allá del drama humano que ha provocado y al que son susceptibles los científicos, es para el grupo de expertos en La Palma una experiencia vital que marca un antes y un después en su recorrido profesional. “Desde el punto de vista científico el volcán es lo que siempre hemos querido estudiar, para lo que nos preparamos durante toda nuestra vida laboral es para dar una respuesta adecuada ante un fenómeno tan sumamente energético y a veces devastador, como puede ser una erupción volcánica”.

Consciente de la gestión de emociones para acometer un trabajo de enorme responsabilidad, María José Blanco reconoce abiertamente que procura “tener poco contacto con personas afectadas porque hace mella en mí; no entro en contacto con la sociedad palmera porque los pocos contactos me afectan”. “Como no somos insensibles, procuro no mantener ese contacto social”. Eso la ayuda a “desarrollar lo mejor posible” su trabajo. “El poco contacto que he tenido se te queda grabado en el alma”, reconoce. No solo eso: “No veo ni leo medios de comunicación. Solo tengo contacto con otros científicos y con los gestores de la emergencia”.

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