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Parque Viera y Clavijo: de Bien de Interés Cultural a “escenario de película de terror”

DIARIO DE AVISOS se adentra en las entrañas del edificio, ahora en ruinas, que albergará el Museo Rodin; una de las personas que vive allí se ha encargado de limpiar y desescombrar el interior
Interior de la capilla del Viera y Clavijo

“Yo traigo a pasear al perro, pero porque es un perro grande. Si no, ni loca”. María, vecina de la zona, cree que, al caer la noche, el santacrucero parque Viera y Clavijo parece “un escenario de película de terror”. No le falta razón. En varias zonas se acumula la basura solo a unos metros de un parque infantil y la silueta de la construcción, declarada Bien de Interés Cultural (BIC), se presenta como una figura fantasmagórica. La presencia de ocupas, o de personas que, de forma esporádica, duermen en la zona, no gusta a los vecinos. La apertura del próximo Museo Rodin aparece como una oportunidad para un lugar maltratado desde hace años.

Levantado en 1903, el antiguo colegio de Las Asuncionistas, edificación principal del complejo, fue, en un primer momento, una iglesia neogótica, siendo la única muestra arquitectónica de este estilo en toda Santa Cruz de Tenerife. Posteriormente sería adquirida una finca a la familia Beautell para ampliar el complejo. Una vez cerrado el colegio, en 1978, su salón de actos pasó a ocuparlo el teatro Pérez Minik, completamente en ruinas en la actualidad. En toda Canarias no existía un lugar similar, siendo dedicado posteriormente a la cultura, albergando sedes de la Universidad Menéndez Pelayo, la gerencia de Cultura del Consistorio, la escuela municipal de música y espacios para la tercera edad o asociaciones de vecinos. Luego llegaría el abandono.

Del esplendor al abandono
En 2004 se firmó un convenio de cesión del inmueble por parte del Ayuntamiento de Santa Cruz al Gobierno de Canarias. Solo un día después fue cerrado “a cal y canto”, tal y como desvela Ana Mendoza, exalumna del colegio religioso que se encontraba en el lugar y presidenta de la Asociación por la Rehabilitación del Parque Cultural Viera y Clavijo, formada en 2011 cuando, casi por casualidad, logró ver el estado en el que se encontraba el complejo: “Todo estaba sucio y abandonado. Me dieron hasta ganas de llorar”.


Ana se encontró con Manuel (nombre ficticio), un cubano que llegó atraído por una ceiba, un árbol considerado sagrado en muchas culturas que es otra de las joyas de este parque: “Yo entré a vivir y vi que todo estaba lleno de escombros. Ana y Carlos, su marido, nos compraron herramientas y el Ayuntamiento nos puso un contenedor para poder dejar los restos”.

La basura se acumula en el lugar TONY CUADRADO

Manuel, al que Ana llama cariñosamente el alcalde del Parque Viera y Clavijo, reconoce que, en la actualidad, son 11 las personas que viven en el lugar. No existen problemas con los ocupantes que se encuentran dentro de los edificios, aunque sí con algunos que pernoctan y hacen sus necesidades en las zonas ajardinadas, en las que se acumula la basura.


En 2013, la asociación se personó ante la justicia después de que Inés Rojas, entonces consejera de Cultura, Deportes, Políticas Sociales y Vivienda del Gobierno de Canarias, manifestara su intención de demoler el teatro Pérez Minik. “Era un disparate”, asegura Carlos Castañosa, secretario de la asociación: “Al formar parte del conjunto de un BIC no podía ser tocado. Acudimos a Fiscalía y denunciamos el intento de derribo de un BIC. La sentencia fue demoledora”.

Conflictos y peleas
Cuando Manuel decidió que viviría en el Parque Viera y Clavijo se encontró con un ambiente “muy malo”. Grupos de ciudadanos de diferentes países se enfrentaban de manera asidua por el control de la zona, lo que provocaba la alarma de los vecinos: “La policía y los bomberos tenían que venir casi todos los días. Por ejemplo, se subían a las zonas altas del edificio y quemaban allí los colchones en los que dormían, pero logramos cambiar eso. Es verdad que el año pasado hubo un incendio provocado porque había mucha basura acumulada, pero fue el último incidente importante”.

Interior del edificio principal TONY CUADRADO


Ahora, con la llegada del Museo Rodin, se deberá buscar una solución ocupacional para todas estas personas que utilizan el parque como su hogar y que, además, han resultado claves para que el deterioro no fuera mayor. Lo reconoce Ana que, incluso, ha llegado a celebrar cenas de Nochebuena con ellos, en las paredes en las que un día albergaron su colegio: “Si no fuera por él, quién sabe cómo estaría un sitio con tanta historia como este”.

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