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Un taxista tinerfeño entrega 10.380 euros que encontró en el aeropuerto del Sur

"Metí la mano en la mochila y saqué un montón de billetes de 100 euros, se me cambió la cara y salí volando para la Guardia Civil”, explicó a este periódico Juan Francisco Dorta

Juan Francisco Dorta, taxista de Granadilla de Abona desde hace 20 años, protagonizó el pasado domingo una acción a la altura de las mejores campañas de promoción turística de la Isla. A las 4 de la tarde, cuando se disponía a recoger a dos clientes en la terminal del aeropuerto, se percató de la presencia de una mochila aparentemente sin dueño.

“Le pregunté a los chicos si era de ellos y me dijeron que no, entonces me dirigí a un grupo de siete personas que estaban en la zona y que se disponían a subirse al taxi de un compañero y también me dijeron que no era de ellos. Entonces la cogí y la metí en el coche debajo de unos sillones, para que no se quedara allí y se la llevara alguien”, explicó ayer a DIARIO DE AVISOS.

Juanfran, como le conocen sus compañeros, de 46 años, realizó esa tarde varias carreras a Playa de Las Américas y se olvidó del bolso de tela gris vaquera que transportaba bajo un asiento. Hasta que al día siguiente fue a desayunar a un bar de San Isidro y se encontró con sus compañeros. “Estaban comentando que había desaparecido una mochila en el aeropuerto con un montón de dinero y con unos papeles de escritura. Entonces les dije: ‘Esa mochila la tengo yo’. Fui al coche, la cogí, metí la mano y saqué no sé cuantos billetes de 100 euros. Una cosa exagerada. Se me cambió la cara. Salí volando para la Guardia Civil, y cuando llegué ya estaban buscando y a punto de revisar las cámaras del aeropuerto”.

Una vez en las dependencias del Instituto Armado, los agentes comprobaron que en el interior del bolso había 10.380 euros, repartidos en billetes de 100, 50 20 y 5, además de una cartera de señora con documentación y la escritura de un inmueble. Preguntado por el dueño de la mochila, el taxista confirmó que se trata de “un cardiólogo alemán de 81 años que parece que venía a comprarse una casa”.

El despiste lo achaca a que “seguramente dejó el bolso en el suelo para sacar un papel o explicarle la dirección del hotel al taxista y se olvidó de recogerlo”. Su acción, de momento, no se ha visto recompensada con una gratificación. “A mí no me ha llegado nada”, asegura.

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