Uno no sabe si María Rozman, ganadora de tres Emmys y de un New York Summit Awards a la investigación periodística es más americana que canaria o más española que de Colorado. Para empezar, cita a su padre: “Él me dijo que nunca tuviera que cruzar una calle para no encontrarme con alguien que viniera de frente. Y es un consejo que he seguido a rajatabla”. María dirigirá el canal de televisión de Plató del Atlántico. Y ahora trabaja en el grupo, ofreciendo una información internacional poco común (por su excelencia) en un periódico regional. Tiene 51 años –aparenta algunos menos– y sueña con un canal de calidad que ofrezca una nueva opción a la audiencia. Una opción diferente a las que ya existen en España. Acaba de publicar un libro, La democracia de cristal (ed. HAC), que fue presentado por una Kennedy y prologado por su compañero premiado en los N.Y. Summit Awards, el periodista español Vicente Vallés. Ya he contado en otra entrevista mantenida con ella hace años que María conoció a su esposo, el mayor del Ejército retirado Bryan Rozman, en un crucero. El mayor Rozman ha estado en un par de guerras. Y esta señora que tengo delante ha entrevistado dos veces a Barack Obama, una de ellas en la Casa Blanca, y en otra ocasión a Hillary Clinton. Y le encantaría entrevistar a Donald Trump, al que detesta con toda su alma porque sabe que su mero intento de reconquistar la Casa Blanca puede costar a los Estados Unidos una nueva guerra civil, como aquella entre los del norte y los del sur. Por cierto, fue voluntaria de un grupo aéreo de rescate, la Civil Air Patrol, y entró en la Academia del FBI, en la que aprendió a disparar y a investigar. Y lo de disparar no, pero lo de investigar le ha venido muy bien en su profesión. Como dicen los americanos: María, gracias por lo que has hecho por tu país. Me cae bien esta mujer y no precisamente por haber conseguido que Bermúdez, alcalde de Santa Cruz, traspasara las puertas del Pentágono, en una visita turística.
-Oye, ¿has sufrido acoso en tu trabajo?
“El americano es muy machista, en general Y, sí, a veces me he sentido acosada en mi trabajo, pero me sé defender muy bien”.
-¿Está gagá Biden?
“No, pero si tú tuvieras su edad y soportaras lo que tiene que resolver cada día un presidente de los Estados Unidos, doy por seguro de que también te caerías por las escaleras”.
-Pues casi tengo su edad.
“No digas bobadas”.
-¿Dónde fuiste más feliz con tu trabajo?
“Trabajé en Univisión, Telemundo, NBC y CNN, pero me identifico más con mi época de Telemundo en Washington. Tuve suerte, no habían ganado nada en 20 años y un año, cuando yo logré uno de mis Emmys, tuvimos diez nominaciones y ganamos nueve de ellas. Fue estupendo”.
-Tu libro comienza con la invasión del Capitolio, este mismo año, por las huestes del tipo de los cuernos que asaltó el despacho de Nancy Pelosi. ¿Prólogo de algo?
“Todo es una consecuencia de la gran conspiración montada por gente que votó a Trump. Son miembros radicales del Partido Republicano que quieren ver otra vez a Donald Trump en el poder, algo que puede ser terrible para los Estados Unidos y para el mundo”.
-¿Tan grave?
“Sí, tan grave como lo que te he dicho. ¿Sabes cuántas armas hay en poder de la gente que vive en ese país? ¿Y cuánta gente hay en USA que quiere que Trump vuelva? El peligro de una guerra civil incontenible es real y te aseguro que sería una guerra terrible”.
-¿Alentada por Rusia y por China?
“No lo sé, pero ¿por qué no?”.
-¿Tú no serás un agente del FBI en el extranjero? Quizá he visto demasiadas películas.
“No, porque si estuviera en el extranjero sería en todo caso de la CIA. Y te aseguro que no, yo me dedico al periodismo. Yo entré en la Citizen Academy del FBI y allí aprendí a disparar, me ilustré sobre técnicas de investigación, tuve conocimientos de laboratorio, es como una especie de pre-academia en la que se forman los futuros agentes. Todo lo que aprendí es bueno para mi profesión. Bueno, casi todo”.
-¿Qué es lo más peligroso de Trump?
“Él mismo. Pero si se presenta, el problema no está en que gane, sino en que pierda. Porque está sustentado por el Tea Party y por los radicales, que querrían vengar su derrota y esto sería todavía más terrible”.
-¿Hay un líder demócrata con posibilidades en este momento?
“No, Kamala Harris decepciona y los demócratas están pensando en presentar de nuevo a Biden”.
-Pues será con un taca-taca. Es un anciano.
“Pero si no hubiera otra alternativa, ¿tú qué harías?”.
-¿Te conocen por la calle en los Estados Unidos?
“Ese país es muy grande. En algunos lugares, sí; y firmo autógrafos. Hombre, si voy a Colorado, seguro. En Washington también. He sido muy popular en los canales hispanos importantes. Date cuenta que en 2050 los hispanos serán mayoría en los Estados Unidos”.
-¿Y habrá un presidente hispano?
“No te quepa la menor duda”.
-¿Has tenido problemas por tu defensa de la democracia? Estamos hablando de un país con mucho carca.
“No, en general”.
(María se come un cherne al horno, que parece exquisito. Bebe una caña, un poquito de vino y rematamos con una copa de cava. Se le nota muy relajada, antes de ir a visitar a su madre, que vive en el Puerto de la Cruz. Su bisabuelo tenía una imprenta y fundó un periódico, luego de casta le viene al galgo. Ella estudió Ciencias de la Comunicación en los Estados Unidos. Tiene una hija militar (retirada) que ya la ha hecho abuela y que vive en los Estados Unidos. Y le hago una pregunta comprometida sobre los burros. Responde sin titubear).
-¿Dónde crees que hay más burros, aquí en España o en los Estados Unidos?
“El burro de los Estados Unidos siempre quiere aprender, para salir de burro. Aquí no, aquí los burros sólo critican. La gente con poca cultura en América aprende constantemente. Y las noticias son una buena herramienta para hacerlo. Por eso es tan importante la televisión allá; la televisión y los demás medios”.
-En España quizá nos hemos quedado en la radio como medio de referencia.
“Sí, es posible que vivamos un paso por detrás. Allá tú escribes para las imágenes y no al revés. Y no se admiten rollos, como los tertulianos en España; los monólogos duran un minuto y cuarenta y cinco segundos, luego imágenes e información. Los rollos son para el cable, si acaso, pero no para un canal que informa”.
-¿Es verdad eso de que los canarios estamos mejor dotados para los idiomas que los peninsulares?
“Sí, porque los peninsulares se empeñan en pronunciar las ces y las zetas y eso no se hace en inglés. El canario encuentra muchas más facilidades, cuando habla inglés, para hacerlo correctamente. Yo tengo un poco de acento español, no lo puedo evitar, pero mucho menos que un peninsular. Y, además, caigo bien a la audiencia por la forma en que me expreso, sobre todo a la comunidad hispana”.
-¿Participarías en una basura, tipo Sálvame?
“Esos realities vienen de los Estados Unidos. No, no sería capaz. Son modelos que ya no funcionan allá porque en los Estados Unidos el tiempo en televisión es oro, el espacio de un periódico también lo es. Cada minuto cuesta mucho dinero y las cosas han de ser más breves”.
-Hablemos de política. ¿Por qué perdió Hillary Clinton?
“Por ser mujer”.
-¿Así de rotundo?
“Así de rotundo. Ese país es más machista, incluso, que racista”.
-¿Qué te pareció Barack Obama?
“Un hombre muy inteligente. Tú le preguntas lo que tú quieres y él te contesta lo que le da la gana. A veces no existe relación entre la pregunta y la respuesta”.
-¿Con cuestionario previo?
“Eso jamás, yo no lo aceptaría y la Casa Blanca tampoco me lo propuso en las dos entrevistas que mantuve con él. Yo no permitiría jamás que un entrevistado me corrigiera un trabajo mío”.
-¿Está el periodismo en la UVI? Me refiero en general, en todo el mundo.
“Sufrimos los profesionales de esto un poco de descrédito con relación a otras épocas. Pero trabajan buenos periodistas en todas partes. Y malos periodistas también. Los malos profesionales son los que se han convertido en relaciones públicas de instituciones oficiales y de políticos o empresarios. Han perdido el rumbo de la profesión”.
-¿Por qué dices que no entregarías un texto para ser matizado por el entrevistado? A mí no me importaría que matizaras estas declaraciones. Algunos periódicos españoles utilizan este sistema y así no tienen nunca problemas.
“Me parece una falta de respeto hacia el entrevistador. El entrevistado tiene canales suficientes para quejarse cuando no está de acuerdo; para solucionar el problema o la discrepancia, si se siente perjudicado. Entre ellos, la demanda. El periodista no trabaja para el entrevistado, ni mucho menos”.
(Pone mucho énfasis en esta respuesta. Ella, al contrario que yo, que me fío de la memoria y del bolígrafo, graba todas sus entrevistas y así se cubre. Le digo que eso me permite interpretar y entonces me suelta que ella no está para interpretar nada, sino para transcribir lo que dice el otro. Es bueno respetar las opiniones de los colegas y cada maestrillo tiene su librillo, como me decía el viejo profesor don Andrés Carballo. Es la segunda vez que entrevisto a María Rozman, la primera fue en el Mencey. Desde entonces casi no nos habíamos visto, pero la del sábado en Los Limoneros me pareció una conversación muy interesante. Hablamos del Talking head, que es como hacer un programa de radio, pero con una cámara. Y no sé por qué charlamos sobre esto, será porque yo soy un enamorado de la radio, que es más fácil que la tele un rato, más cómodo, sin necesidad de maquillaje y se puede hacer desde la cama, como yo la hice durante diez años en Radio Burgado, que logró cotas de audiencia increíbles en esta isla. Se me olvidó contarle eso a María, que quiere leer mi libro El dedo de Mustafá. Pues tendré que enviarle uno de los dos últimos ejemplares que tenía porque el otro se lo regalé a una amiga, que por cierto no me ha dado todavía su opinión de esas memorias).
-Felicidades por el premio y por el libro, señora Rozman.