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Juan Rognoni, director de Cáritas: “Más de un tercio de los canarios no pueden llegar a fin de mes, están en exclusión extrema”

“Debemos echar una mano para llegar donde las administraciones no llegan” afirma el director de Cáritas Diocesana de Tenerife, Juan Rognoni
Juan Rognoni, director de Cáritas Diocesana de Tenerife. | Sergio Méndez

La felicitación de Cáritas tiene el sugerente lema Esta Navidad cada portal importa y señala que “en ese portal no hay mula ni buey, pero hay familias que no llegan a fin de mes”. Todos, por tanto, tenemos que sacar nuestro ángel y comprometernos, ya que al lado hay personas que necesitan nuestra solidaridad. “Debemos echar una mano para llegar donde las administraciones no llegan” afirma el director de Cáritas Diocesana de Tenerife, Juan Rognoni a DIARIO DE AVISOS.

-¿Cómo afrontan estas Navidades las familias más desfavorecidas en Canarias?¿Hay muchas que han caído en la pobreza en 2021?

“Lo están pasando mal. Es una situación que se ha ido agravando. Cuando tenemos la sensación de que vamos a empezar a remontar y abrir la hostelería y otros sectores económicos, sale otra ola y vuelve a ponerse todo en un brete. Vuelve a los ERTE quien lo tenga, porque hay mucha economía informal y precaria, que se paraliza de una manera bestial. El año 2020 fue cuando se recibió el golpe más gordo, y en 2021 los datos apuntan a un crecimiento en las situaciones de pobreza, porque se va extendiendo en el tiempo esta situación y no hay economía familiar que lo aguante. La crisis derivada del coronavirus ha tenido importantes consecuencias sociales y económicas, afectando en mayor medida a las personas en una situación de vulnerabilidad. La pandemia disparó la acción social de Cáritas Diocesana que atendió a unas 20.000 personas más en la provincia (entre ellas, 4.552 menores), el 22% de aumento por la situación de crisis social y económica, cuando muchos perdieron los pocos ingresos que les permitían subsistir pasando a no tener nada”.

-El informe Arope señala que hay más de 811.000 canarios en riesgo de pobreza y exclusión, lo que supone el 36,2% de la población. Del total, 373.600 personas están en pobreza extrema, sobrevive con menos de 535 euros al mes si vive sola, o 280 euros en el caso de una familia con dos adultos y dos menores. La COVID envió en las Islas a 130.000 individuos más a la pobreza extrema.

“La pandemia ha retrocedido los avances de los últimos cinco años, y ya partíamos de una situación muy mala en 2018 con 29% de pobreza y exclusión. Ahora más de un tercio de la población canaria está en riesgo de no llegar a fin de mes o peor, de exclusión extrema. Se va cronificando la situación de pobreza. Cuando teníamos un cierto margen de mejora en una parte de la sociedad y podía comenzar a mantenerse o incluso se podía ahorrar tímidamente, reciben constantes cachetadas que elimina cualquier posibilidad de colchón y no les queda nada para aguantar de una a otra crisis. Veo con preocupación la actual crisis de subida en el precio de la electricidad, el combustible y los incrementos de los precios y los servicios, con unos salarios y unos datos de desempleo como están actualmente, es imposible que las familias puedan llegar a fin de mes”.

-¿Vamos a tener que recuperar el hornillo de gas y las velas?

“Ahora mismo las familias que atraviesan más dificultades tienen que estar controlando qué bombilla encienden, qué electrodoméstico es el que ponen y a qué hora, porque tienen que hacer equilibrios para que no se dispare la factura, y no solo la de la electricidad, esta subida ha repercutido en el resto de servicios. Los precios están subiendo y hablan de un incremento del IPC del 5%. Hacía tiempo que no veiamos una subida así”.

-¿El rostro de la pobreza en Canarias es el de una mujer, madre con varios hijos que residen en un municipio urbano?

“Sigue siendo este el perfil mayoritario y no ha cambiado, pero sí se ha incorporado a este grupo un sector de la sociedad que no estaba antes incluido. El 70% de los afectados que acuden a Cáritas son mujeres, entre 45 y 65 años, se sigue manteniendo ese modelo”.

Juan Rognoni, director de Cáritas Diocesana de Tenerife. | Sergio Méndez

-Hay un aumento de los varones en exclusión. ¿Cree que es debido a que pierden la vergüenza por pedir ayuda?

“Nosotros pensamos que sí. La mujer tiene un carácter de defensa de la familia y la prole, de tirar y salir para adelante, se echa el carro a los hombros y se mueve para resolver, organizar y administrar el hogar. Hay muchas mujeres que solas encabezan su familia, viudas, divorciadas o separadas y tienen que tirar para adelante, con la dificultad de que muchas veces necesitan trabajar, y tienen el problema añadido de la conciliación, no saben con quién dejar a sus hijos”.

-Se nota una menor disponibilidad habitacional en las Islas, que produce un encarecimiento del precio de la vivienda y de los alquileres, lo que excluye a la población con menos recursos. ¿A qué cree que es debido, porque hay muchos pisos vacíos que no se ponen en el mercado y otros se derivan al alquiler vacacional?

“La situación de la vivienda es la vulneración de un derecho fundamental de tal magnitud que está originando que muchas familias no puedan salir de la situación de exclusión social. Primero, por la falta de protección a la hora de ejercer ese derecho, y, segundo, porque no se ha hecho una apuesta por la vivienda social, porque el acceso a la vivienda se convierta en un derecho prioritario por parte de las distintas administraciones, y se ha dejado a la regulación de la oferta y la demanda del mercado, quedándose el alquiler en los precios del mercado. Estar en un territorio limitado como Canarias, donde no se construyen viviendas y otras están apartadas fuera del mercado, supone que las pocas disponibles tengan un precio desorbitado, que limita muchísimo el acceso a la vivienda, o lo que resta en alquiler es más para personas trabajadoras y es muy complicado para los demás. Nuestro proyecto Base 25 de Cáritas en Tenerife atiende a todos esos problemas de personas y familias en riesgo de perder su vivienda o alquiler que están al borde del desahucio. Más de 770 unidades familiares, unas 1.800 personas, han pasado por este servicio en 2021, de ellas 456 menores, lo que significa que la situación de la vivienda necesita una intervención muy rápida y no solamente dejarla a la solicitud de viviendas sociales y esas largas listas de espera que tardan muchos años y que nunca se llegan a cumplir”.

-La pandemia sacó a la luz la realidad de muchas personas en situación de exclusión residencial extrema, que sobreviven en lugares insalubres e indignos. ¿La falta de vivienda parece un problema generalizado en todo el territorio de la Isla o con mayor incidencia en los municipios del área metropolitana y del sur?

“Desde Base 25 hemos detectado problemas en Santa Cruz, La Laguna, Granadilla, Arona y Adeje con el mayor número de intervenciones, hablamos de casi 600 de los 770 expedientes están localizados en esos municipios: Santa Cruz con más de 100, La Laguna con 119, Arona con 183, Adeje con 76…, y nos referimos a actuaciones para prevenir el riesgo de pérdida de vivienda, intermediando ante los propietarios, estando de respaldo, ayudando a abonar recibos para que esa familia pueda salir de la emergencia. En lo que son ayudas para el alquiler de una vivienda, hemos entregado casi 344.000 euros. Sobre todo, influye que el salario, prestación o pensión que cobren llegue a ser suficiente para poder pagar el alquiler y atender las otras necesidades básicas y mínimas que puede tener una familia. Hay muchas que solo con pagar la mensualidad del alquiler no llegarían a fin de mes”.

-Es un problema que se deriva de la falta de formación y cualificación de muchos individuos en la sociedad canaria que impide poder acceder a puestos de rango superior económicamente.

“Es cierto. Cuando se reclama personal cualificado en la hostelería, vemos que esos puestos están siendo ocupados por personas de países europeos con más idiomas y mayor formación, mientras que el trabajador local queda para puestos más operativos, con unos salarios más bajos. La educación es uno de los problemas que conlleva la pobreza y exclusión social. Es uno de los temas transversales en los que trabajamos para que las personas no pierdan su vivienda, intentamos dar formación y ofrecer cursos que permitan que las personas que tengan unos déficits puedan optar a un puesto de trabajo que se adapte a las necesidades del mercado. Estamos trabajando Cruz Roja, Fundación Don Bosco, la Universidad de La Laguna, Fifede, Sinpromi y Cáritas en el proyecto Barrios por el empleo, todo un programa que supone un gran proyecto social en Tenerife de formación y empleo que está dando buenos resultados, y ayuda y complementa los otros casos, para que la gente salga de una situación de riesgo y exclusión. Además, toda esa gente que está llegando de países de América, que tiene sus titulaciones, pero no las pueden homologar en España, para poder meterse en el mercado laboral deben adquirir una cierta formación”.

-La situación dramática de muchas familias se ve en las peticiones de alimentos. ¿Ha aumentado esta demanda con la continuación de la crisis?

“Aunque hay parroquias y centros de acogida que entregan alimento en mano para casos de emergencia, el modelo de Cáritas es evitar esas colas y la bolsa de alimentos, básicamente porque no debemos decidir lo que esta familia tiene que comer y les haces perder su dignidad. Ofrecemos vales para que puedan ir al supermercado y compren lo que precisen en función de sus necesidades. También ofrecemos tarjetas para que con un prepago se puedan cargar; con esos 50, 70 o 90 euros no les estamos solucionando la vida, pero intentamos ayudarles y acompañarles en la emergencia, guiarles para que con cursos de formación puedan encontrar un empleo, que será lo que les sacará de esta situación. Creemos que estaremos en los datos de personas atendidas del año pasado, y aumentamos el volumen de las cuantías entregadas”.

-¿Cómo se ha volcado Cáritas con la crisis volcánica?

“La Palma ha sido una sorpresa. Por lo extraordinario del suceso natural en sí, por el daño tan importante que ha hecho, el volumen de personas y familias afectadas, el conjunto de historias y recuerdos que se han perdido, etc. En Cáritas estamos trabajando desde el primer momento, pese a no ser una entidad de emergencia, y hemos abierto una cuenta para poder obtener recursos y, con esas ayudas específicas hemos empezado a trabajar con el personal que tenemos en la Isla. Todas las que abarcaban áreas como hogar, empleo, acompañamiento, etc., se han puesto a atender a los damnificados por la emergencia. Nos hemos visto gratamente sorprendidos por el volumen de recaudación, no habíamos visto una respuesta, nivel de solidaridad y de repercusión que ha tenido el volcán. Todas las Cáritas diocesanas de España se han puesto las pilas, han hecho y canalizado sus ayudas a través de nuestra Campaña de Emergencia y Solidaridad con La Palma y se han realizado actos solidarios en colegios, hermandades, parroquias, centros deportivos, y culturales, conciertos musicales, iniciativas de particulares, entidades, fundaciones y empresas de todo el país y el extranjero . Esto también nos permitirá llegar a unos niveles de colaboración de cerca de tres millones de euros que es nuestro presupuesto anual de fondos propios para toda la Diócesis. Estamos infinitamente agradecidos por todas esas muestras de cariño, apoyo y solidaridad hacia La Palma”.

-¿Qué acciones están realizando en La Palma?

“Estamos aplicando el dinero de una manera responsable, con cabeza y rindiendo cuentas para llevar todo el apoyo y solidaridad recibida a cada una de las personas que se acerquen. Hasta la fecha, hemos atendido de forma directa a 220 familias y más de 600 personas, entre ellas 130 menores, la mayoría perdieron su vivienda o han tenido que ser desalojadas. Hemos invertido cerca de 400.000 euros en llevar a cabo diversas actuaciones, como habilitar y acondicionar alojamientos instalaciones parroquiales cedidas por la Diócesis, realizando obras de albañilería y pintura, y dotando de equipamiento, mobiliario, etc. También entregamos ayudas de alquiler a familias damnificadas, y proporcionamos colchones, mantas, almohadas, ropa, productos de higiene personal y alimentación. Damos apoyo a través de tarjetas de supermercado y tarjetas solidarias bancarias. Queremos afianzar nuestra ayuda y colaborar en red con Cruz Roja y las administraciones firmando acuerdos para compartir información y trabajar juntos con los recursos de que cada uno. Seguiremos en La Palma. Hay que pensar en el medio y el largo plazo. A partir de ahora está todo por hacer”.

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