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La sequía en el sur de Tenerife amenaza la cosecha de papas y viñedos

“La situación es muy grave, si no llueve mermará de forma considerable la producción”, advierte al DIARIO Ángela Delgado, presidenta de ASAGA; actualmente se siembra la “gran cosecha de Canarias”
embalse sur de Tenerife
Ángela Delgado. DA

“La sequía en el sur de Tenerife es muy grave, necesitamos que llueva, el otoño ha sido muy seco, las galerías van descendiendo su caudal y cada vez hay menos agua”, alerta la presidenta de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de la provincia tinerfeña (ASAGA), Ángela Delgado, que advierte de las consecuencias sobre las cosechas de papas y viñedos: “Serían las más perjudicadas si no llueve, porque mermaría de forma considerable la producción y, en el caso de las papas, afectaría a su tamaño”.


Esta situación coincide con la siembra de “la gran cosecha de Canarias”, la plantación generalizada en el Archipiélago (entre noviembre y febrero), cuya recogida tendrá lugar a partir de abril y hasta principios de julio. “De momento, no hay que regar porque está sembrado todo y hay que esperar 15 o 20 días, pero si sigue este tiempo de levante, con temperaturas altas, habrá que empezar a regar la cosecha recién plantada”, señaló Delgado a este periódico. “El riesgo es que la campaña “se seque antes de tiempo, lo que ocasionará que no haya papas grandes sino medianas y para arrugar”.


La ausencia de precipitaciones también sería un golpe muy duro para el sector vitivinícola, que encadena su cuarto año consecutivo de sequía, lo que redundará en una disminución de la cantidad de uva que se recogerán en los consejos reguladores del Sur (Güímar, Abona y la zona de Santiago del Teide de Ycoden-Daute-Isora).


Agricultores y ganaderos del sur de la Isla suspiran por las “borrascas de antes”, los frentes que entran por el suroeste que son los que empapan toda la comarca. “Últimamente no vienen en esa dirección y solo el alisio refresca algo, pero no es suficiente. Necesitamos que llueva con fundamento”, subrayó la presidenta de ASAGA.


Las consecuencias de la escasez de las precipitaciones se aprecian en una mayor acumulación de sales solubles en agua en los suelos, lo que a su vez provoca un menor rendimiento de las plantaciones de papas y viñedos.


En ese sentido, Ángela Delgado pone el ejemplo de Vilaflor de Chasna, municipio en el que se está recogiendo actualmente la cosecha de papas después de la siembra de julio y agosto. Recuerda que “se ha regado a base de manguera y con el agua procedente del embalse de Trevejos [una de las principales fuentes suministradoras de la comarca], que no tiene suficiente calidad, lo que trae como consecuencia la salinización de los suelos y una menor producción”. A su juicio, la solución pasa por elevar más agua desde cotas inferiores y dejar las galerías a más de mil metros de altura para el abastecimiento de la franja que abarca el canal del Sur (que riega hasta los 650 metros) y las zonas altas. Hay que recordar que tanto el canal del Sur (entre Fasnia y Adeje) y el canal intermedio norte-sur, que riega hasta los 350 metros de altitud, son las principales arterias que mojan el campo sureño.


“En las zonas altas o llueve o se usa agua de las galerías que se destinan para suministro urbano de los municipios, con lo cual no todas las aguas están destinadas a la agricultura. Además, muchas de ellas bajan hasta la costa, lo que habría que evitar para que regaran las plantaciones más altas”, explicó Delgado.


Paralelamente, la presidenta de los agricultores y ganaderos pide la utilización de las depuradoras y desaladoras en cotas bajas, aunque reconoce que aún faltan canalizaciones. “Yo no dudo que en un futuro bastante inmediato en la parte baja va a sobrar agua para la agricultura, lo que pasa es que se trata de que sobrevivan los agricultores hasta el momento en que llegue ese excedente de agua, lo que provocará a su vez que bajen los precios y aumente la rentabilidad de las explotaciones agrícolas y ganaderas”, indicó.


La sequía no solo se ceba con el Sur. El campo también se resiente, aunque en menor medida, en el Norte, donde la siembra comienza en una semana en las medianías altas. “Ha llovido algo, paró, y ahora han vuelto unas agüítas, pero no es suficiente porque no hay una continuidad”, señaló Ángela Delgado.

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