
Pese a las palabras pronunciadas en las negociaciones para la paz, la invasión rusa de Ucrania sigue su curso en una escalada bélica cuyas consecuencias sufre particularmente la población civil, que continúa atrapada en las ciudades bombardeadas una vez más por las tropas de Moscú.
Una nueva ofensiva de los agresores en la más que castigada ciudad de Mariúpol extrema todavía más las penurias de sus sufridos habitantes, que, tras más de una semana de feroces combates, se les sigue negando un alto el fuego para posibilitar un corredor humanitario. Tras dos efímeros acuerdos, los incumplimientos han frustrado tan inaplazable medida humanitaria.
Lo mismo ocurre en la capital, Kiev, donde el cerco se intensifica con la toma de las posiciones necesarias para un asalto final en cuanto lo ordene Moscú. Lo peor es que, de nuevo, son los civiles quienes se llevan la peor parte. No en balde, ayer mismo fallecieron al menos 13 personas por el impacto de un proyectil en una panadería de Makariv, una pequeña población a unos 50 kilómetros de Kiev. Los cuerpos del Servicio Estatal de Emergencias lograron rescatar a cinco personas de entre los escombros. Sin embargo, se teme que la cifra de fallecidos pueda aumentar, dado que en el lugar de los hechos se encontraban unas 30 personas.
El propio alcalde de Kiev, Vitaly Klitschko, ha reconocido públicamente que los enfrentamientos “feroces” entre las fuerzas rusas y ucranianas seguían desarrollándose en las inmediaciones de la capital, a la par que aseguró que las tropas de Rusia “matan a propósito a civiles”.
Aunque los combates se suceden por buena parte de la geografía ucraniana, lo más relevante desde la perspectiva militar fue ayer el avance ruso en el sur, donde el invasor trata de bloquear definitivamente la salida al mar de Ucrania, para lo cual atacó el puerto de Olbia, al oeste de la península de Crimea. Otra novedad fue la efímera reconquista del aeropuerto de Mikolaiv, que volvió a manos de los invasores en pocas horas tras feroces combates.
Según los ucranianos, un total de 202 escuelas, 34 hospitales y más de 1.500 edificios residenciales han resultado dañados o destruidos por las tropas rusas desde el inicio de la invasión, mientras que la ONU tiene registrados ya más de 400 civiles muertos, una estimación de víctimas que la propia organización asume que será “considerablemente mayor”, dadas las dificultades para verificar las informaciones que llegan desde terreno.
Las regiones de Donetsk y Lugansk, en el este, acumulan casi la mitad de las víctimas.