El fotógrafo Imanol Zuaznabar tiene por costumbre mostrarnos lo que denomina como “la cara buena” de Canarias; es decir, esos paisajes naturales que son capaces de enamorar a cualquiera. No obstante, hoy describe con palabras e imágenes una realidad muy distinta, la que se encuentra cada vez que abre la puerta de su casa, situada en el municipio de Güímar, y da un paseo por los alrededores.
Lo que ve son “kilos y kilos de mierda“, resume en una frase el vizcaíno afincado en la Isla desde hace aproximadamente dos años. Asegura que al menos desde entonces la presencia de residuos orgánicos se extiende por todo el término municipal y señala que la situación es más visible en puntos concretos, como el Puertito, cuya “zona de aparcamientos se encuentra en un estado repugnante”, el Polígono Industrial y, sobre todo, la parte alta de Chacona, que se ubica a unos 300 metros de las Pirámides.
Esta “basuraleza” provoca que a Imanol le “hierva la sangre”, un sentimiento compartido con otros vecinos, según nos cuenta. “Es un problema general, tanto de educación de la gente como de pasividad por parte de las instituciones”, reflexiona. “No puede ser que haya zonas de contenedores que no se desinfecten nunca o calles que se limpien ‘una vez al año’, cuando hay procesiones”, critica.
El también geógrafo reside por la zona de Las Pirámides, un lugar que, tal y como relata, “se urbanizó pero se terminó abandonando, siendo ahora una zona de menudeo de droga, de botellón durante los fines de semana y donde hay muchísimos kilos de basura sin recoger desde hace años”. Un problema añadido es que todo esto estaría ocurriendo en calles por donde los vecinos sacan a pasear a sus perros.
“Las ratas se ven bastante en el pueblo y muchas cucarachas por las noches también. Aquí en Chacona hay alguna rata que es tan grande que cualquier día se come a un gato“, sentencia Imanol.
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