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El Socorro se reencuentra dos años después con 50.000 personas

Una multitud de fieles venidos de todos los puntos de la Isla acompaña a la Virgen güimarera en la tradicional Bajada, considerada la romería más antigua de Canarias
Unas 60.000 personas, según el plan de autoprotección de seguridad, se dieron cita en la Bajada y en el caserío del Socorro. Sergio Méndez
El presidente del Gobierno de Canarias, el presidente del Cabildo y el alcalde de Güímar encabezaban ayer la multitudinaria comitiva que se dio cita en El Socorro. Sergio Méndez

El Socorro no volvió a decepcionar. Tres años después, tras dos de pandemia, miles de güimareros, tinerfeños y canarios -hubo gente de Gran Canaria que acudió a la Bajada y por la tarde se iba a Teror-, dicen que casi 60.000, acudieron desde el alba, con la salida de la Virgen de San Pedro, hasta el pequeño caserío, para vivir allí la misa en la ermita, la ceremonia guanche y la procesión de Las Candelas, todo en el entorno de la playa de Chimisay, donde apareció la imagen hace 500 años a unos cabreros que la hicieron suya llamándola Chaxiraxi. Desde entonces hasta hoy, la devoción de los canarios por esa hallazgo se traduce en fiestas como las de Candelaria o la romería de ayer, la más antigua de Canarias.

¿La más antigua? Realmente no hay una fecha concreta. Octavio Rodríguez, el cronista oficial de Güímar, sitúa los orígenes del camino de la Virgen hacia 1643. Sin embargo, la peregrinación de Güímar a El Socorro, que comenzó siendo en diciembre, se hace de manera continuada desde hace 176 años.

No se trata de una romería al uso, ni por su aspecto -aquí no hay trajes de magos o tradicionales, más allá de algunos vestidos de aborígenes y camisetas con la imagen de la Virgen- ni por el comportamiento de sus participantes, que ayer volvieron a protagonizar una jornada cargada tanto de devoción como de fiesta, en donde las puertas del caserío quedaron abiertas literalmente a los miles de visitantes antes y después de la entrada de la Virgen a su ermita. Esta se produjo, como casi todos los años, al mediodía, después de su partida a las siete de la mañana desde la plaza de San Pedro, justo después de la misa de peregrinos oficiada por el obispo Bernardo Álvarez.

50.000 o 60.000 personas, cifras al margen, lo cierto es que esta Bajada superó todas las expectativas de asistencia, para ser un día laborable, alcanzando un número similar o superior a la vivida en 2019, cuando cayó en sábado. Ni la alta temperatura -casi 28 grados al mediodía-, eso sí suavizado por una constante brisa, pudo impedir que un río de gente acompañara a la Virgen en los cuatro kilómetros que separan San Pedro de El Socorro. Fue tal la avalancha de romeros que hubo que adelantar el trono de Nuestra Señora para que pudiera llegar a tiempo a la misa de las doce, y lo hizo casi con el tiempo justo, a hombros de su mayordomía y escoltada por el colectivo de los Guanches y un nutrido grupo de autoridades políticas, entre ellos el presidente del Gobierno de Canarias. Ángel Víctor Torres; el presidente del Cabildo, Pedro Martín, y el alcalde de Güímar, Gustavo Pérez, así como diputados regionales, consejeros insulares, alcaldes y concejales de varios municipios de Tenerife, incluso la alcaldesa de Los Llanos de Aridane. Una muestra de que la Bajada del Socorro trasciende del Valle de Güímar y se convierte en un símbolo de canariedad para creyentes y no creyentes.

El alcalde del municipio, Gustavo Pérez, que se estrenaba como tal en una Bajada, señalaba a su término que se trata de “una fiesta ejemplar, llena de tradiciones. Nuestro mejor patrimonio es lo que hacen las familias de Güímar, que cuidan y miman nuestras señas de identidad generación tras generación. Y lo hacen con un respeto que nos da la seguridad de no tener ninguna incidencia reseñable”, apuntando la cifra de al menos 60.000 personas las que ayer visitaron el pequeño caserío, en donde residen unos 300 habitantes.

“Papá, vamos a un sitio donde no haya tanta gente”, le espetó una niña a su padre, agobiada ante la aglomeración de personas justo a la entrada de la Virgen en la ermita, un momento en donde los servicios sanitarios tuvieron que atender a varias personas por golpes de calor, tensión y bajadas de azúcar, los escasos incidentes de una jornada, más allá de que un joven hizo trabajar a la Policía Canaria cuando subió y bajó la Montaña Grande sin poder ser retenido.

No faltó durante todo el camino el clásico pasodoble Nuestra Señora ya partió (música de Miguel Castillo y letra del exalcalde Pedro Guerra), unas notas que recogen todo el sentir de un pueblo que ayer vivió otra demostración de devoción, sin que la edad o los impedimentos físicos pusieran freno al camino, como demostró Coral con su bastón. Nunca falla el 7 de septiembre, si no hay pandemia.

Representación teatral de la ceremonia guanche

Ayer tarde, en el Llano de la Virgen y junto a la Cruz de Tea, tuvo lugar la representación teatral de la ceremonia de la aparición de la Virgen a los guanches en la playa de Chimisay, hoy del Socorro.

El entorno de la Cruz de Tea y del espigón de la playa fue el escenario de la reconstrucción de un hecho ocurrido en torno al año 1400 y que se recordó ayer con 200 figurantes, reconstruyendo la historia escrita por Fray Alonso de Espinosa (1594), inicio de la cristianización de Tenerife.

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