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El síndrome de la abuela esclava, común en mujeres adultas

Es uno de los síndromes más comunes en la actualidad, por ello es importante conocer los factores que lo originan, así como sus posibles soluciones
El síndrome de la abuela esclava es común en mujeres adultas
El síndrome de la abuela esclava, común en mujeres adultas. | Shutterstock

A pesar de no ser tan conocido como el síndrome de Hikikomori o de la mujer impostora, el síndrome de la abuela esclava del que vamos a hablarte es uno de los más comunes en la actualidad y una enfermedad grave que habitualmente afecta a mujeres maduras sometidas a una excesiva sobrecarga física y emocional. Un síndrome que puede acabar derivando en desequilibrios graves y progresivos para la persona que lo padece y tanto a nivel somático como psíquico.

Un fenómeno que ha sido reconocido por la Organización Mundial de la Salud y considerado como enfermedad grave desde el año 2001. Un síndrome que puede llegar a ser potencialmente mortal por el altísimo grado de sufrimiento que provoca y por el gran deterioro de la calidad vida que genera en la propia afectada. Pero, ¿Qué factores son los que habitualmente predisponen a padecer este síndrome y cuáles pueden ser sus efectos? Te lo contamos.

Factores que predisponen a padecerlo

Este problema de difícil diagnóstico suele estar vinculado a un tipo de perfil psicológico y social que habitualmente se asocia a mujeres maduras que se ven sometidas a cargas familiares excesivas. Normalmente se trata de mujeres de mediana edad, con excesivo sentido del deber y de la responsabilidad, que no suelen quejarse de su situación con frecuencia. Otros factores que también suelen estar asociados a estas mujeres adultas en su día a día son:

  • Realizar trabajos o actividades extra-domésticas además de hacer tareas de ama de casa y cuidar de los nietos
  • Familia numerosa
  • Convivir y cuidar de familiares incapacitados o enfermos
  • Exceso y acumulación de obligaciones

¿A qué se debe su difícil diagnóstico?

Las pacientes con síndrome de la abuela esclava habitualmente tienden a negar estar sometidas a estrés por razones familiares o culturales y a pesar de ese exceso de obligaciones suelen pensar que pueden con todo y que su malestar físico y mental es debido a otras razones. Normalmente la familia tiende a vivir ajena a esta situación y a camuflar la realidad, haciendo como única culpable a la abuela que se “niega” a delegar responsabilidades.

¿Qué perfil suele asociarse a la abuela esclava?

  • Mujeres que cuidan de sus nietos de forma sistemática
  • Mujeres que cuidan de familiares enfermos de forma sistemática
  • Mujeres que tienen excesivas responsabilidades familiares
  • Mujeres a las que no se les da libertad para tomar decisiones
  • Mujeres que no pueden disfrutar de su tiempo libre como desearían
  • Mujeres que apenas se relacionan socialmente
  • Mujeres que por cuestiones culturales o familiares se sienten obligadas a asumir demasiadas responsabilidades
  • Mujeres que tienen miedo a quejarse por represalias familiares
  • Mujeres que se sientan maltratadas, pero que no cuentan ni con recursos, ni con medios necesarios para hacer frente

¿Cuáles son los efectos del síndrome de la abuela esclava?

Esta grave enfermedad puede llegar a originar graves y progresivos desequilibrios, tanto somáticos como psíquicos en las mujeres sometidas a esta excesiva sobrecarga física y emocional. Entre los efectos habituales destacan:

  • Hipertensión arterial
  • Padecimientos metabólicos como diabetes
  • Sofocos, taquicardias, dificultad para respirar, mareos, hormigueos, desvanecimientos…
  • Cansancio, debilidad y decaimiento
  • Caídas fortuitas
  • Malestar general
  • Ansiedad
  • Tristeza, desánimo y falta de motivación
  • Sentimientos de culpa
  • Pensamientos de suicidio en momentos de crisis

¿Cómo ayudar a una persona con síndrome de la abuela esclava?

Una de las formas de dar solución a este tipo de situación es implicando en primer plano a la familia y al entorno más cercano a la persona que lo sufre, ya que solo en ellos estará la importante tarea de descargar de obligaciones y trabajo a la persona que padezca el síndrome. Pero siempre apoyando y nunca intentando mermar la autoestima de la persona.

La persona con síndrome de la abuela esclava tendrá que, junto con el apoyo de los suyos y con el suyo propio, experiementar el cariño y la comprensión familiar para conseguir alcanzar el equilibrio entre las obligaciones asignadas y su fortaleza física y emocional. Y es que habitualmente las abuelas dan sentido a sus vidas y se sienten útiles con el cuidado de los nietos, apoyando a sus hijos y cargando con ese exceso de tareas, pero no hay que olvidar que este sentimiento puede ser un arma de doble filo en el momento en el que cuidar y asumir estas obligaciones hace menguar su salud.

Un síndrome tristemente cada vez más frecuente en nuestra sociedad actual y para el que es necesario concienciar a la sociedad y a los familiares para estar atentos ante el más mínimo atisbo de este problema. Cuidemos y fortalezcamos esta relación entre abuelos, hijos y nietos y sobre todo hagamos de nuestra abuela alguien feliz.

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