justicia y tribunales

La estafa de Tradex llega al juzgado bajo el temor de que sean 400 los afectados

La primera querella colectiva de tinerfeños atrapados por el escándalo sostiene que Mukesh ha desaparecido con 4 millones de euros y es denunciado junto a su pareja
Tradex

Dos meses después de que este pufo financiero reventase en pleno centro de la sociedad santacrucera, llega a los juzgados la primera querella colectiva presentada por afectados de la estafa de Tradex. La suscribe una veintena larga de tinerfeños que sostiene que el CEO del chiringuito en cuestión, Mukesh D., ha desaparecido con cuatro millones de euros y lo denuncian junto a su pareja por presunta estafa continuada, blanqueo de capitales y organización criminal.

Se teme que los inversores insatisfechos, la inmensa mayoría residentes en la capital o personas próximas atraídas por la promesa de ganar un dinero rápido y sin esfuerzo, lleguen a rondar nada menos que 400 personas. Mukesh sigue en paradero desconocido después de que los primeros afectados comprendieron que nunca iban a recuperar su dinero y se presentaron en una de las sedes de este chiringuito financiero para reclamar lo prometido, y de donde logró salir gracias a la protección policial que reclamó entonces su pareja, que, por el contrario, siempre ha estado a disposición de las autoridades.

De Mukesh, un canario de origen hindú nacido accidentalmente en Gran Canaria pero criado en el seno del todo Santa Cruz, solo se sabe con certeza que ese mismo fin de semana pasó por el Aeropuerto de Barajas, dicen que rumbo a Dubai, donde al parecer pretende evitar responder sobre sus actos.


Todo fueron días de vinos y rosas desde el verano del año pasado. Mukesh captó un inversor potente (supuestamente alguien que pretendía blanquear unos 275.000 euros de dudosa procedencia) y puso en marcha el chiringuito que nos ocupa, a tal punto que ni siquiera constituyó la sociedad de la que decía ser CEO, como se recoge en la querella en cuestión presentada por la Plataforma de Afectados conformada por el bufete local Sirvent&Granados, cuyos letrados son reputados especialistas en este tipo de reclamaciones.


En la misma, más de una veintena de tinerfeños suscriben que se les adeudan cantidades comprendidas entre los 6.000 y los 30.000 euros, y se sostiene que “el querellado ofrecía a través de Tradex contratos de inversión con importantes rendimientos económicos, en concreto, existen contratos que garantizaban el 30% de interés en dos meses, o el 50% de interés en dos meses.

En la estafa de Tradex, los beneficios se obtenían supuestamente de operaciones intradía en bolsa, pero los contratos suscritos con los clientes no eran de inversión, se gestionaban como contratos de préstamo entre particulares, aunque en la realidad, no tenían ningún fin prestatario, sino de inversión”. Vamos, un presunto pufo en toda regla donde picaron los advenedizos que confiaron en ostentaciones de poder económico tales como pasearse en vehículos de alta gama aparcados frente a las discotecas de moda en la capital tinerfeña donde se invitaba a copas de champán sin que al parecer fueran poco evidentes de la estafa en marcha.


Ahora, la primera querella presentada por los tinerfeños afectados, en lo que se considera el mayor escándalo financiero desde que hace medo siglo pasara algo similar en lo que se llamó caso Santaella, detalla que, presuntamente, “los millones de euros que se obtenían a través del entramado Tradex fueron desviados a distintos activos y cuentas bancarias. Como ejemplo, hay constancia de que Mukesh era propietario de vehículos de alta gama”, así como que el principal blanqueador de la causa sería su pareja sentimental, la segunda querellada, que “a sabiendas de la trama piramidal de su pareja, habría recibido cantidades importantes de dinero de la misma a su cuenta bancaria, para proceder a su blanqueo”, sin que por ello la querella en cuestión quede abierta a otros posibles responsables del desfalco que nos ocupa.


Sobre la posible responsabilidad de los querellados, la reclamación de estos tinerfeños asegura que la pareja en cuestión “constituyó todo el entramado de Tradex, simulando una empresa de inversión en bolsa, para lograr la estafa masiva de consumidores y apropiarse de grandes cantidades de dinero. Esta organización, que bien podría considerarse la propia apariencia de compañía mercantil que existía sobre Tradex Asset Management, donde había un reparto claro de funciones y tareas en aras de garantizar la comisión de los delitos de estafa, por parte de Mukesh, y de blanqueo de capitales, por parte de [la pareja].

Por ello, tiene la consideración de dirigente de la organización Mukesh, al ser el que promovió, constituyó, organizaba y coordinaba la organización criminal. A su vez, es participante de la organización [la pareja], en tanto en cuanto participaba activamente en el blanqueo de los capitales obtenidos en la organización criminal; sin ostentar, al menos de forma indiciaria, labores de dirección de la misma, Su participación en Tradex resulta esencial, ya que es la que permite la utilización de gran parte los fondos captados a través de la estafa”, insiste el relato de la querella.


Sea como fuere, ahora es cuestión de que el Juzgado de Instrucción Número 1 de Santa Cruz de Tenerife, al que ha correspondido en reparto el caso, proceda como considere oportuno actuar respecto a semejante escándalo por el que tantos tinerfeños se ven abocados a un objetivo poco probable de recuperar unos ahorros que, a priori, ya pueden dar por perdidos.

Así son las estafas piramidales o ‘Ponzi’ como la estafa de Tradex: no hay duros a cuatro pesetas

Aunque parezca increíble, la pérfida combinación entre codicia e ignorancia permite que sigan funcionando las estafas piramidales o sistema Ponzi, llamadas así por Carlo Ponzi, que estafó a miles y miles de norteamericanos hace un siglo en EE.UU, si bien otra delincuente, Baldomera Larra, hizo lo mismo en España allá por 1875 con su Caja de Imposiciones, y que ahora se habría repetido en Tenerife bajo el nombre de Tradex.


Incluso, Charles Dickens describe este timo en su obra Little Dorrit (1857), pero, visto lo visto, lo mejor será recordar cómo funciona este engaño masivo, y qué mejor que la rotunda y concisa descripción realizada en la primera querella presentada por este caso para entenderlo.


“Mukesh nunca invertía el dinero de los clientes, sino que pagaba los rendimientos de los más antiguos con las inversiones más nuevas, y cuando la cantidad de inversiones resultó muy grande, cerró la estafa desapareciendo y apropiándose de un capital aproximado de cuatro millones de euros, y varios cientos de afectados en la causa”.


Para hacerlo posible hay varias claves. Lo primero es contar con liquidez inicial para poder cumplir con los primeros incautos, atraídos por “contratos de inversión con importantes rendimientos económicos, en concreto, existen contratos que garantizaban el 30% de interés en dos meses, o el 50% de interés en dos meses. Los beneficios se obtenían supuestamente de operaciones intradía en bolsa que no eran tales”. Con el dinero de nuevos incautos, pagaron a los primeros para que el hámster siguiera girando una rueda que, inevitablemente, terminó por desmonorarse, porque no hay duros a cuatro pesetas, como al parecer quisieron creer cientos de tinerfeños.

TE PUEDE INTERESAR