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El taxista asesinado en Tenerife murió aplastado a causa de incontables “pisotones”

En la sesión de este miércoles del juicio por jurado que se sigue en este caso, los forenses no dudaron en calificar la agresión de “violenta” e incluso de “atípica” por su brutalidad. El cuerpo de la víctima fue encontrado en un garaje y poco después se detuvo al acusado tras identificarlo por las huellas dactilares
Imagen de la entrada del garaje donde fue hallado el cuerpo sin del taxista, en su vivienda de San Isidro. DA
Imagen de la entrada del garaje donde fue hallado el cuerpo sin del taxista. DA

El taxista asesinado en julio de 2019 en San Isidro (Granadilla de Abona) murió por aplastamiento debido a los numerosos pisotones que recibió con tal fuerza, que todos y cada uno de ellos podían causarle la muerte, según los forenses que intervinieron este miércoles en el juicio.

En la sesión de este miércoles del juicio por jurado que se sigue en este caso, los forenses no dudaron en calificar la agresión de “violenta” e incluso de “atípica” por su brutalidad. El cuerpo de la víctima fue encontrado en un garaje y poco después se detuvo al acusado tras identificarlo por las huellas dactilares.

Los forenses hicieron un repaso a los daños que sufrió el hombre y explicaron que las heridas se superponen, pues en el cráneo se produjo una hemorragia, en el tórax también se detectó abundante sangre y se rompieron tres costillas de cada lado.

En definitiva se estaría ante una muerte violenta por “shock” traumático y hemorrágico con múltiples golpes desde el pecho a la cara.

Todo indica que el taxista apenas puso las manos al principio, pero no se puede hablar de defensa y de hecho, se cree que permaneció inmovilizado.

El cadáver apareció cubierto con pintura y signos de haber sido quemado después su muerte.

La mayoría de los golpes tuvieron lugar en el suelo y su número fue tan elevado que muchos de ellos fueron propinados cuando la víctima ya estaba sin vida.

En cuanto a la lima que apareció clavada en un coche, ni tenía huellas ni restos de ADN y ni siquiera ocasionó herida alguna.

No se puede determinar el tiempo que el taxista estuvo vivo mientras duró la agresión pero sí se concluyó que perdió la conciencia antes de morir, sin que tampoco se pueda fijar el momento exacto.

Miembros de las Fuerzas de Seguridad ratificaron que a través de las cámaras de seguridad observaron cómo el coche de la víctima entró en el garaje sobre las 3:30 de la mañana, y segundos después lo hizo el acusado, quien salió media hora más tarde.

El acusado no presentaba signos de haber ingerido drogas o bebidas hasta el punto de que se le observó ir a toda velocidad por la autopista TF-1 en bicicleta.

En el exterior del garaje permaneció otro hombre y un coche durante tres minutos que, según la policía, no tenían relación con los hechos.

Un agente señaló que a través de las cámaras se pudo observar cómo una persona que vestía igual que el acusado estuvo dando vueltas desde la una de la madrugada en un parque situado enfrente del garaje.

Los peritos relataron cómo procedieron a la identificación de las huellas del acusado y del ADN del taxista encontrado en la ropa que el primero de ellos tenía en su casa.

Las muestras eran de dos personas diferentes y se comprobó que las pisadas encontradas en el garaje eran compatibles con las del acusado.

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