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Amelia Pisaca: “He dedicado toda mi vida al arte; he apostado por la creación, la libertad, la emoción y el reto constante de la superación”

Fotocomposición con algunas de las obras de la artista. / Foto cedida, Dani de John

Por Dolores Hernández Díaz, periodista (www.canariascienciasyletras.com) / Tenerife es la cuna de Amelia Piñas Pisaca. E Italia, la de sus influencias estéticas.

-Cautivada por el surrealismo, usted ha creado una obra con una identidad propia. ¿Qué caracteriza el estilo artístico de Amelia Pisaca?

“Cautivada por la libertad, es lo más grande y poderoso de la vida, el surrealismo es libertad, irracionalidad, humor, ternura; un artista es siempre un brujo y un mago que conjura y atrapa las energías. La experiencia de lucha por la vida cotidiana, pero trascendida y observada con humor desde otros planos. Decía el poeta que soñar es un grado más alto que la vida real. Es que la vida real es un sueño dentro de otro sueño y sin complejos hay que tomarse las cosas así. Por esta razón la subjetividad es lo que yo me llevo al más allá en el momento de mi muerte física, ¿por qué no vivir integrándolo todo? El surrealismo es una locura que cura la otra locura mayor del mundo que hemos hecho, ya lo dijo Goya: ‘El sueño de la razón produce monstruos’. Una válvula de descompresión, tan necesaria como respirar, que restituye a las personas su integridad y alegría de vivir. Mi trabajo artístico ha sido siempre sincero, sin pretensiones, fantasioso e irónico como yo, mi estilo es vivencial, un poco me alquilo para soñar, ya que tengo que hacer también encargos. Así me adapto a las contingencias de este cotidiano devenir, pero metiéndome yo misma con mi singularidad humana en lo que me toca y llenándolo de sentido, porque las cosas están todas conectadas y esa es la magia. La magia de vivir el presente y de vislumbrar el futuro de mantener el alma del mundo, esa llama que tiene que estar siempre encendida. Tengo mis enanitos que trabajan para mí y yo me encargo de hablar con los siguientes invitados a la fiesta. De esa conexión con los enanos sale mi trabajo, yo no sé ni lo que hago, soy una mandada. Creo que los espíritus nos gobiernan a todos”.

-Para el especialista en Historia del Arte Orlando Betancor, su “técnica es depurada y detallista, pues cada elemento de sus obras está realizado con gran esmero”. Sus composiciones son esencialmente cromáticas. Hasta culminar cada obra. ¿Cómo lleva a cabo el proceso creativo?

“Yo sigo un proceso personal. Tengo cuadernos con muchísimos dibujos hechos a línea, trabajo siempre con líneas de movimiento y crecimiento, como una tela de araña o una costura, un encaje. Creo que el Botticelli es así también. De esa armonía de líneas y ese ritmo saco el movimiento interno. Esa profusión de detalles los da la línea y la elegancia. Elegancia y valentía son dos estrellas en este firmamento. Una vez recorrido ese trayecto, empiezo con el claroscuro y el color; colores dialogantes entre si. El color es la emoción, pero en principio se debería de sacrificar y atenuar para darle prevalencia al dibujo según criterios clásicos. No lo hago así, uso todas las escalas hasta el fluorescente. Este ha sido mi reto artísticamente, armonizar lo inarmonizable. Lo hago jerarquizando muy bien todas las escalas en claroscuro y color, para que no sea ni estridente ni sucio. Un prodigio que he conseguido pero que, como muchos no entienden de arte ni de técnicas, me lo ponen como defecto. En realidad la ecuación perfecta de estas tres cosas armonizadas transmiten justo eso que quiero yo transmitir, conocimiento de la clasicidad, pero dándole un giro de tuerca más hacia las fluorescencias que nos dan esa atmósfera abisal. La luz sale de dentro de los sujetos a la vez que de fuera. Llevo años haciendo esto y hasta que no salió la película Avatar a mi rescate no me han dejado en paz. Para encontrar ese punto perfecto trabajo gradualmente y con veladuras hasta que lo reconozco. Un poco como la naturaleza, hago constantemente mutaciones o errores para encontrar esa tensión ligeramente desarmónica que solucionar e integrar. Así, el resultado es raro, desconcertante, personal. Se trata de dialogar con criaturas que tienen su voz y que te contradicen. Lo divertido es jugar con la impureza y las tensiones y al final equilibrarlo todo, por esa razón empezamos clásicamente estudiando bien los preliminares y cada dibujo y las líneas generales, luego lo desequilibramos y cambiamos para volverlo a enderezar, pero desde una base correcta. A mi entender, cada obra es como una sinfonía o una obra de teatro, hay que dirigir a toda esa gente para que no vaya cada uno por su lado, sino que jueguen a consuno. Una batalla por librar. Una se cansa, es trabajo de cirujano, de precisión, de concentración. Mi técnica es sofisticada y a veces ingenua. Sin ingenuidad no hay ternura ni encanto, me gustan las paradojas”.

-Su especialización académica en pintura le ha llevado a abarcar distintas técnicas y formas de expresión artística (acuarela, acrílico, ‘collage’, aerografía, diseño gráfico, grafiti…). Pisaca es muralista, dibujante, ilustradora, decoradora… ¿Considera que ha entrado en una fase plena, de consolidación de su carrera?

“Creo que lo mejor está por llegar… Toda mi vida he estado dedicada al arte, toda mi vida he apostado por la creación, la libertad, la emoción y el reto constante de la superación… Yo sé quien soy, qué lugar tengo y que todo me lo he ganado a pulso. Ese pulso es no rendirme. Mi valentía, mi constancia, mi resiliencia… Este entorno es otra cosa, no espero que me valoren en este diámetro del mundo que defiendo a ultranza. Nací en el mejor pedazo de tierra del planeta, pero desgraciadamente esta tierra se merece algo mucho más elevado y consciente que algunas instituciones que la representan. Hay un desequilibrio muy abismal. Vivir aquí para un artista es sinónimo de vivir constantemente en un desdoblamiento, es agotador. El artista tiene que ser honesto, aportar belleza y libertad… y aquí te lo ponen muy difícil, pero el artista, el de verdad, jamás se rinde, le toca luchar con sus entornos, es como un justiciero que viene a transformar lo feo y eso no le interesa a todo el mundo”.

-Usted ha manifestado el carente o escaso respaldo institucional a la cultura en Canarias. ¿Qué políticas públicas son necesarias para garantizar el reconocimiento de los artistas y el fomento de las artes plásticas?

“Decía alguien que la grandeza del arte se mide por la grandeza de sus comitentes, los que encargan los trabajos, no solo de los artistas, que pueden surgir y morir, como pasa desgraciadamente en esta isla por falta de una gestión y políticos competentes. Al amparo de la cultura muchos vividores institucionales se enquistan, bloqueando los recursos de todos, o sea públicos, y encima hablando mal y paralizando ventas y salas, ya que se les considera referentes. Lo triste es que literalmente no entienden de arte ni se forman tampoco. Son snobs. Desgraciadamente en esta sociedad, a los políticos no se les pide preparación, como, por ejemplo, a los gestores o en cualquier trabajo normal. Simplemente, la gente normal debe identificarse con su aspecto para votarles. El poner a actores a dirigirnos a todos da como resultado esto que tenemos: copian, abusan del poder, no saben gestionar, ni organizar, y solo se sacan la foto de lo que otros hacen a pesar de ellos, atribuyéndose méritos. La sala de La Recova y otros bienes de interés cultural se está cayendo a trozos.
Yo elegiría a elementos activos organizativos dando vueltas a ver lo que se cuece, pero me movería yo. También tejería una red de clientes y exenciones fiscales. Nada de pagar viajes a mis compinches, ni estudios a gente que copia modas extranjeras y las presenta como propias, amigos de… Haría una política de barrio, ya de hecho surge sola, por gente inquieta, pero tiene que haber lugares de encuentro y trabajo, esto es importantísimo. Por ejemplo, El Toscal necesita locales de artistas que se conviertan en lugar de referencia creativo y divertido, intervención artística de lugares públicos. Sin tanta insoportable burocracia, los rastreadores harían esa labor, a los artistas no se nos da bien los 20.000 papeles. No encuentro dinamizadores, solo gente enquistada e ineficaz en un pesebre fijo, que aplastan cualquier iniciativa. Hay otra cosa que es la continuidad, porque en esta isla no mantienen lo que se hace, mil cosas empiezan y se desmantelan. Nadie rinde cuentas de esto. Yo elegiría gestores culturales cultos, inquietos y reales y, les daría libertad de acción. Arte por todos lados, parques temáticos, recorridos inventados y leyendas… Teniendo una economía basada en el turismo, ¿por qué tenemos que ir servilmente a buscar fuera lo que ya hay aquí y que solo hay que potenciar y hacerlo incluso rentable? Creo que la solución vendría dada por un sector privado culto y refinado que potencie y proteja lo local. Haciendo que nosotros trabajemos en condiciones de dignidad y que nuestro trabajo sea hacer bella y habitable la ciudad. No solo en trabajos puntuales, sino una labor continuada que permita una implicación y profundización, no usar y tirar como siempre. La sociedad canaria es muy de usar y olvidar, no se le rinde culto ni respeto más que a los muertos. Mientras que hay vivos completamente desatendidos. ¡No todo es Carnaval, claro que no!”.

Lea la entrevista completa en: www.canariascienciasyletras.com.

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