Hoy se celebra el Día Mundial de la Infancia una jornada para insistir en la importancia de velar por que se respeten y se garanticen los derechos de todos los niños y las niñas y desde los adultos tenemos que asegurar que todos los menores disfruten de su infancia y adolescencia con plenitud, que puedan hacerlo con salud, en su pleno desarrollo físico, mental y social, así como el derecho que tienen a expresar sus opiniones y ser escuchados. En esta jornada, Unicef alerta sobre la situación de la salud mental de nuestros niños, niñas y adolescentes que se ha visto empeorada en los últimos años raíz de la pandemia de la COVID, las crisis socioeconómicas derivadas de la misma, la guerra en Ucrania y el volcán en La Palma. La presidenta de Unicef en Canarias, Rosa Gloria Suárez López de Vergara, incide, en esta entrevista con DIARIO DE AVISOS, en que hay que invertir más en salud mental, destinando fondos a recursos técnicos y humanos especializados en infancia y adolescencia, reforzando el papel de los centros educativos, y evitando el estigma y la discriminación que existe en torno a la salud mental.
-¿Cómo está la salud de la población infantil en Canarias?
“Este año Unicef pone como prioridad el derecho a la salud mental en la infancia y, sobre todo, ese bienestar emocional, psicológico y social, porque nuestros niños y niñas tienen que encontrarse bien para poder desarrollarse con todas sus capacidades. Si no están en buen estado de salud mental, su capacidad de aprendizaje se ve mermada. Lógicamente, una de las batallas que tenemos es que se ponga el foco en la salud mental en la infancia, para que ellos puedan hablar de sus problemas y de esa falta de bienestar debido a una situación de depresión o tristeza, y sientan que su entorno, familias, amigas o en el colegio, buscarán la manera de que sean bien atendidos, y que les den la importancia que necesitan para salir de esa situación”.
-La salud mental siempre ha sido estigmatizada.
“Es cierto. Una encuesta realizada en 2021 por Unicef en relación a la salud mental en la infancia nos puso en alerta sobre la gravedad de este problema. En todo el mundo, uno de cada siete niños y adolescentes de 10 a 19 años -el 13% del total de la población mundial- tiene un problema de salud mental diagnosticado. La mitad de los trastornos de salud mental comienzan en torno a los 14 años, y el 75% de todos esos trastornos se desarrollan a los 24 años, pero la mayoría de casos no están diagnosticados, no se detectan y, por tanto, no se tratan. Este es un gran problema, que, sumado al ingente número de suicidios entre la infancia y la adolescencia, que se cifran en unos 46.000 fallecidos al año, convulsionó a todos los que queremos ayudar a la infancia y la adolescencia. Otro informe de Unicef de 2021 sobre el impacto que tenía la tecnología en la adolescencia, en el que participaron unos 50.000 niños en el periodo de pandemia, tuvieron resultados impactantes, pues reveló que un 15% tenían síntomas graves o moderados de depresión, y casi un 11% presentaban ideas suicidas. Por tanto, hay que decirle a las autoridades que hay que estar atentos a la salud mental de la infancia y la adolescencia, porque la pandemia hizo mucho daño, no solo a los que ya arrastraban problemas y que se vieron más agravados, sino, además, muchos niños tuvieron dificultades debido a que se vieron encerrados por el confinamiento y las dificultades que cada uno tuvo durante ese periodo y que todavía siguen arrastrando”.
-¿Se esta comenzando a dar pasos en su mejora?
“Hay que poner en valor cosas que se han hecho, como que se ha reconocido la psiquiatría infantil como especialidad médica, el que este 2022 se ha presentado el Plan Nacional para la atención de la Salud Mental, y todo eso hay que seguir impulsándolo para que se traduzca en acciones concretas. Creemos que hay que invertir más en salud mental, destinando fondos a recursos técnicos y humanos especializados en infancia y adolescencia en los Centros de Salud y en los Hospitales, y también a nivel de los Centros Escolares, con una educación emocional, para poder así ayudar a la infancia y la adolescencia que tienen la necesidad de ser protegidas y ayudadas”.
-La infancia en Canarias tiene muchos más problemas y riesgo de caer en pobreza. La mayoría forman parte de familias monomarentales que no llegan a fin de mes, los trabajos son precarios y hay una brecha digital.
“Todo se puso al descubierto en la pandemia, sobre todo, la brecha digital tan importante que hubo y que se trató de mejorar, pero que aún hay zonas en las que no hay acceso a internet. Desde luego, las familias encabezadas por una madre y el no poder llegar a fin de mes son determinantes para aumentar los riesgos de caer en la pobreza o la exclusión, junto a otros como los riesgos sociales, la pobreza, la discapacidad y la inmigración. Toda esa población infantil que vive en esas situaciones se encuentra en un riesgo de mayor vulnerabilidad y son más frágiles para asentarse y lograr recuperar una situación de normalidad. Todos deseamos que puedan tener las mismas oportunidades y que puedan desarrollar sus capacidades como cualquier otro niño”.
-El trabajo de Unicef se canaliza junto a los cabildos y los municipios a través de la figura de la Isla o la Ciudad Amiga de la Infancia. ¿Es mejor trabajar desde las instituciones más cercanas para mejorar la infancia?
“Es una iniciativa muy bonita de Unicef que comenzó en 2000 a nivel internacional y que requiere un compromiso tanto político como técnico para trabajar en pro de los derechos de la infancia. Una vez que el Ayuntamiento decide participar, esta iniciativa está estructurada de un modo en el que se pide esa defensa de los derechos de la infancia, que los niños tengan voz y que participen activamente de las políticas locales, así como que puedan generar propuestas que a ellos les atañen para que los políticos del gobierno y la oposición estén todos de acuerdo para mejorar la vida y el entorno de las actividades que hacen los niños. Tras realizar un diagnóstico de la situación, de cómo está la infancia en esa ciudad o isla, luego se desarrolla un plan de acción para una serie de años, y se solicita ser reconocida Ciudad Amiga de la Infancia, empezando a trabajar un órgano de participación interna que cuenta con las distintas concejalías, y en la que los niños y adolescentes tienen un órgano de participación que está constantemente generando ideas para su bienestar. Muchas veces no solo piden para sí mismos, sino para mejorar todo su entorno y se preocupan muchísimo de los colectivos cercanos más vulnerables, porque así lo sienten y son capaces de impulsar acciones de igualdad en este sentido”.
-La guerra de Ucrania provocó una crisis de protección para mujeres y niños y ha dejado millones desplazados.
“Unicef llevaba varios años en Ucrania y tenía una serie de oficinas por el país. Cuando surgió la guerra no nos fuimos del país en ningún momento y desplegamos junto a Acnur decenas de centros de apoyo o puntos azules en las fronteras, donde los refugiados iban pasando y recibían información, se registraban, recibían ayuda psicosocial y de salud mental, asistencia jurídica y protección. Unicef se centró en el apoyo más de las familias, la mayoría encabezadas por madres y abuelas con niños a su cargo, pero también llegaron menores no acompañados, fueron más de 234.000 beneficiarios. Al inicio hubo mucha solidaridad para reubicarlos en los países receptores, más de 7 millones de mujeres, niños y niñas ucranianos están desplazados por Europa”.
-En Canarias continúa la ruta migratoria y los menores no acompañados tienen múltiples problemas sin solucionar.
“Todos sabemos que la ruta migratoria que llega al Archipiélago es una de las más peligrosas del mundo. En 2021 presentamos un informe en el que pusimos el énfasis en esos niños y niñas no acompañados que llegan en pateras y cayucos, porque tenían una gran problemática en cuanto al reconocimiento de su edad, y muchos eran considerados adultos cuando eran niños y eran trasladados junto a los mayores. El estudio óseo para determinar si son menores de edad sigue tardando bastante. Cabe recordar que en ocasiones, en los centros de atención inmediata de emergencia no habían plazas suficientes y hubo hacinamiento. Además, los menores se acumulaban en Canarias sin que hubiera una derivación a otras Comunidades. España firmó la Carta de los Derechos de la Infancia de las Naciones Unidas, por tanto, tenemos que atenderlos adecuadamente, no solo en sus necesidades diarias, sino también educativas hasta que sean mayores de edad. Hemos estado trabajando con la Dirección General de Infancia y Familia al ser los responsables de esos niños. Además, les hemos acompañado y asesorado en todo lo que hemos podido para que esa situación revirtiera. Sin embargo, todavía persisten los problemas al seguir llegando menores. Otro grave problema al que nos enfrentamos es cuando cumplen los 18 años, se consideran mayores de edad y deben abandonar los centros de acogida, pero con el problema de que muchos no tienen resueltos los trámites de su identidad, sin lugar para vivir y algunos siguen en formación educativa o no tienen capacidad para trabajar. Es una problemática que, gracias a otras organizaciones, pueden ir saliendo para adelante, pero no se ha resuelto todavía”.
-¿El Gobierno y los Grupos parlamentarios están involucrados en dar soluciones a la infancia en Canarias?
“Hay un pacto canario por la infancia y hacemos un trabajo intenso en cuanto al análisis de los presupuestos que van destinados a la infancia de forma directa e indirecta. Presentamos en el Parlamento una publicación en este sentido y además les propusimos tener el estudio actualizado y seguir valorando el impacto que ejercen sobre la mejora de la situación de la infancia. Nos preocupan enormemente los datos de pobreza infantil, que durante la pandemia han subido, por lo que habrá que seguir trabajando todos en este sentido. Sabemos que las cosas de palacio van despacio, hay temas que consideramos prioritarios y que no salen a la velocidad que desearíamos. Ese periodo de la vida pasa demasiado rápido y si no potenciamos que todos los niños y niñas tengan las mismas oportunidades, no se lograrán alcanzar las mejoras que todos queremos. Estamos viviendo unos momentos complicados para la sociedad, primero generados por la COVID y su crisis socioeconómica posterior y que ahora se ha agravado por la guerra en Ucrania, y todo está repercutiendo en las familias más desfavorecidas que se ven ante mayores dificultades”.
-Unicef también está alerta de la violencia en la infancia. Unos 48 menores han sido asesinados por sus progenitores desde 2013. ¿Cómo podemos enfrentarnos a la violencia vicaria?
“Es una situación tremendamente dura, en ocasiones, en las separaciones de pareja una parte utiliza a los hijos como arma para hacer daño al otro, pero llegar al extremo de esa situación de crueldad y quitar la vida a sus propios hijos resalta un problema de desequilibrio mental de esa persona, pierde el foco de la realidad para hacer daño a su expareja a través de los hijos. Son situaciones dramáticas e incomprensibles y como sociedad debemos estar alerta”.