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La prostitución deja la calle por los clubes en Tenerife

Desde el programa integral La Casita para la atención a mujeres en tal situación, gestionado por las Oblatas del Santísimo Redentor, se advierte de que los locales de alterne se multiplican por la ciudad y la Isla
La calle va perdiendo terreno frente a los clubes, pisos privados y casas de cita a la hora de ejercer la prostitución, lugares preferidos por clientes pero también por las mujeres.
La calle va perdiendo terreno frente a los clubes, pisos privados y casas de cita a la hora de ejercer la prostitución, lugares preferidos por clientes pero también por las mujeres. Fran Pallero

“No son nuevas zonas, son nuevos clubes, que están en todas partes, son como setas que crecen en cualquier sitio, en todos los barrios y calles”. Quien así se expresa es Patricia Ortiz, coordinadora del programa integral La Casita de atención a mujeres en situación de prostitución, que gestionan las religiosas Oblatas del Santísimo Redentor, y cuya sede principal se encuentra en Santa Cruz, en la calle Monteverde. La afirmación de Ortiz hace referencia a la prostitución en Santa Cruz, pero también en cualquier punto de la Isla. Las mujeres prostituidas han visto como ha cambiado su situación, pasando de ejercer en la calle a hacerlo en los clubes, pisos privados, lugares a los que, como reconoce Ortiz, “nos complica mucho más el acceso a ellas”.

En lo referente a los clubes, aunque una parte importante de esa proliferación tenga que ver con que los clientes prefieran consumir donde no puedan ser identificados, sino también por ellas, “que quieren ser menos visibles. Eso es uno de los grandes problemas cuando hablamos de mujeres irregulares por ejemplo, o para evitar que se sepa que ejercen la prostitución, es una de sus grandes preocupaciones”, explica la coordinadora de La Casita.

“El 70% de las mujeres que atendemos son extranjeras, se identifican pocas, pero consideramos que son muchas más las que son tratadas, traídas para explotarlas sexualmente”, apunta Ortiz. Y es que “antes venían con una superdeuda económica, ahora es menor, pero la atadura sigue siendo la misma, y es posible que esa dependencia ya la traigan del país original. Y las que vienen tienen una presión importante para que manden dinero y en las condiciones en las qué están es casi imposible que se puedan liberar de alguien que siempre está controlando y dominando”.

Y es que el programa de La Casita, que durante la pandemia se convirtió también en una ayuda económica y de subsistencia para las mujeres atrapadas en el círculo de la prostitución, con la vuelta a la normalidad se redefine para dar a las mujeres un apoyo psicológico y de acompañamiento, mientras que para la ayuda económica las derivan a los recursos municipales. El Ayuntamiento colabora con el proyecto a través de un convenio con el IMAS que permite aportar casi 35.000 euros al año.

“En nuestro proyecto, en el confinamiento y COVID, se apoyó mucho con ayudas económicas ante la situación difícil que atravesaban. Tras la vuelta a la normalidad, lo que se acostumbraba al apoyo económico se ha ido reduciendo, y eso ha generado la necesidad de redefinir el proyecto porque esto no es una UTS, nosotros ejercemos como lanzaderas para derivar a recursos comunitarios de todo tipo, mientras que, desde hace poco más de un año, se pone una coordinadora y una psicóloga para lograr una mayor especialización”, detallan desde La Casita.

Las causas por las que las mujeres llegan a la prostitución son múltiples. “Hay un desconocimiento tremendo sobre las condiciones por la que las mujeres llegan a esto así como en las que ejercen”, apunta Ortiz, quien añade que “por lo general, estas mujeres parten de situaciones previas vividas con las familias, las parejas, consumo de tóxicos, de dependencia emocional, y por supuesto, está la trata”.

El trabajo de La Casita es ayudarlas a tomar mayor conciencia de la situación que están viviendo. “Tienen muchas dificultades para darse cuenta de que están siendo sometidas, además de infinidad de circunstancias que hace que se vayan quedando atrapadas”, apuntan.

Por eso, saber cuántas mujeres de las que han atendido, han abandonado la prostitución es harto complicado. “Nosotros hablamos más de un desarrollo diario o real o puntual. Muchas de las mujeres que dan ese paso lo hacen porque, por edad, empiezan a ser conscientes de la disociación que tienen, a identificar que es una práctica que no les gusta, o son mayores y tienen menos clientes. Ante esta situación precaria empiezan a querer hacer otra cosa. En general abandonar es muy complicado. Suelen dejar el tema, pero si en alguna ocasión tienen una necesidad económica vuelven de forma puntual, por eso no podemos hablar de abandono total de la prostitución”.

Admite Ortiz que con la llegada de la pandemia y la precariedad que supuso para muchas de estas mujeres, ayudó de alguna manera a que se puedan plantear otras cosas.

Memoria

En la memoria de 2021 del programa integral La Casita, se recoge el número de mujeres atendidas en los distintos proyectos que gestionan las Oblatas, que fue de 1.051, incluyendo las acciones formativas y las visitas a centros educativos.

En la atención directa La Casita cuenta con dos programas, uno es el Servicio de Información, Valoración y Orientación (SIVO), que atendió a 244 mujeres y realizó 87 itinerarios de inserción social individualizado; mientras que el otro, el proyecto Alongándose a la calle, centrado en visitas a entornos de prostitución, se atendió a 207 personas.

Con el proyecto SIVO se realizaron 1.022 acompañamientos y 1.863 gestiones realizadas, además de 40 itinerarios de búsqueda activa de empleo, y se dio apoyo psicológico a 49 mujeres. El 73,36% de las atendidas son extranjeras y el rango de edad media se mueve entre los 36 y los 45 años. Las mujeres nuevas en el proyecto son 70, la mayoría con hijos y en situación de desempleo.

Con el proyecto Alongándose a la calle se realizaron 100 salidas semanales (tanto diurnas como nocturnas) a calles, clubes, pisos y casas de citas, ubicados en Santa Cruz, La Laguna, El Rosario, y también a Puerto del Rosario y Corralejo en Fuerteventura. Se acudió a 105 pisos en los que se ejerce la prostitución, pudiendo acceder solo a 18 en Tenerife y 13 en Fuerteventura.

Además de 9 clubes y una casa de citas en Tenerife. En estos espacios se atendió a 205 mujeres y dos hombres en situación de prostitución. Del total 116 fueron nuevas usuarias.

Y es que mucho del trabajo que se hace consiste en visitar esos entornos de prostitución para dar a conocer a estas mujeres la posibilidad de recibir ayuda para salir de la situación en la que se encuentran. Explica la coordinadora que, por ejemplo, con la prohibición de publicar contactos en los periódicos, “hemos perdido una forma de contacto con ellas. Cogíamos los números y llamábamos para saber cómo estaban”.

Por edades, el rango de edad mayoritario es el de entre 36 y 45 años, con 75 usuarias. Entre 18 y 25 años se identificó a 13 mujeres y con más de 65 a nueve.

En lo que a la calle se refiere, “siguen existiendo zonas que todos conocemos como la Vuelta de los Pájaros o Bravo Murillo, pero la tendencia a estar ahí es menor, y más en los clubs”, concluye Ortiz.

Casi medio centenar de mujeres posibles víctimas de trata

En lo referente a la trata, de las mujeres atendidas desde SIVO, cuatro habían sido identificadas por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado como víctimas de explotación sexual. Otras 42 fueron detectadas como posibles casos de trata.

No obstante, refleja la memoria de La Casita para 2021 que existe un porcentaje alto de mujeres que refieren haber sido tratadas para la explotación sexual, identificaron una o varias de las fases (captación, traslado, acogida, recepción, explotación) desde el momento en que “deciden” realizar el viaje desde su país de origen hasta que se encuentran en el ejercicio de la prostitución.

Que las mujeres decidan participar en un proceso de identificación resulta complejo, se apunta, por lo que muchas mujeres que podrían ser identificadas formalmente deciden no iniciarlo.

Así, en cuanto al origen de las mujeres prostituidas, en 2021, el 73% de las mujeres atendidas fueron extranjeras, mujeres procedentes de América Latina, África y otros países de la UE y Asia. Del resto de usuarios no se pudo obtener datos precisamente porque fueron atendidas en las visitas a contextos de prostitución.

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