educación

Alumnado de un colegio tinerfeño visita una vez al mes a mayores en residencias: “Vuelven a clase emocionados”

El novedoso proyecto del CEIP Julián Zafra Moreno, en Güímar, busca educar en valores como la solidaridad y el respeto, a la par que se lucha contra la soledad en la tercera edad
colegio tinerfeño

Las personas de edad avanzada, especialmente las que residen en centros sociosanitarios, pueden estar expuestas a la soledad no deseada en mayor medida que el resto de la población. Con el fin de paliar este preocupante problema social, un colegio tinerfeño ha lanzado este año un novedoso proyecto con el que el alumnado y los mayores se encuentran en las residencias al menos una vez al mes.

Los protagonistas de esta iniciativa piloto son estudiantes de tercer ciclo del CEIP Julián Zafra Moreno, ubicado en el municipio sureño de Güímar, así como los docentes del centro, quienes han organizado las visitas de tal forma que se incluyen en el currículo educativo: “El alumnado que va a las residencias desarrolla allí contenidos que han visto en asignaturas como Lengua, Matemáticas o Conocimiento del Entorno de una forma distinta a lo que estaban acostumbrados”, explica el profesor Agustín Henríquez.

Por motivos de disponibilidad, la coordinadora del proyecto es la docente María Remedios del Rosario, encargada de la asignatura de Religión, aunque la iniciativa es laica y a ella acude todo el alumnado, independientemente de que cursen o no dicha materia. Lo importante, aclaran desde el centro, es nutrirse de valores tan positivos como la solidaridad o el respeto.

En este primer año de funcionamiento de la iniciativa los niños y niñas del CEIP Julián Zafra Moreno acuden a la residencia de ‘La casa de la solidaridad’, ubicada cerca del centro. Sin embargo, el objetivo de este colegio tinerfeño es que el próximo curso participe el alumnado de todos los cursos y ampliar las visitas a otros centros de mayores: “Ya en Tijarafe, en La Palma, hubo un proyecto similar anterior al nuestro y, tras nosotros, nos gustaría que otros colegios se animaran a llevarlo a cabo”, añade Henríquez.

Actualmente, los menores que acuden a las residencias suelen hacer manualidades, dibujar, leer o participar en juegos para el desarrollo de las habilidades motoras durante las dos horas que pasan con los mayores. Además, entre las ideas que pondrán en marcha en los próximos meses se encuentran obras de teatro y actuaciones con las que recuperar la tradición oral de Güímar.

Henríquez asegura que tras estos encuentros en los que niños y mayores comparten sus historias personales se producen reacciones muy sentimentales: “Hay alumnos que llegan a clase emocionados, a veces llorando, porque muchos han perdido a sus abuelos y la experiencia les recuerda a ellos. Mientras, los mayores se sienten muy agradecidos y rememoran incluso momentos de sus propias infancias”.

TE PUEDE INTERESAR