Las pruebas de ADN y las caligráficas obtenidas del objeto que detonó a finales de 2020 en una casa de La Mantanza, en Tenerife, reforzarían las sospechas de que supuestamente la fabricación del artefacto la habría llevado a cabo el acusado.
Durante esta semana en la Audiencia Provincial de Tenerife ha tenido lugar un juicio por tenencia y fabricación de una bomba caseras e intento de asesinato por lo que la Fiscalía pide al único procesado, 33 años de cárcel y la defensa su libre absolución.
La vista ha quedado aplazada hasta el próximo 14 de febrero que es cuando se incorporarán de sus vacaciones dos guardias civiles cuyo testimonio el Ministerio Público considera fundamental.
En la sesión de hoy intervinieron peritos expertos en biología quienes aseguraron que las muestras de ADN extraídas del saco donde estaba envuelto el artefacto y que se encontró en los alrededores coincide con el del acusado.
La perito se mostró rotunda en este aspecto y pese a reconocer que como los afectados por la explosión eran familiares sería posible que existiera alguna coincidencia, aunque aseguró que esta posibilidad había sido descartada.
El ADN del acusado se encontró en el punto por donde se supone que cargó la caja que era muy pesada en cuyo interior se encontraba el explosivo casero.
El estudio grafológico refleja que las características de la palabra “Goya” que aparece en la cubierta del artefacto y que es el apellido de todos los familiares y del acusado, corresponde de forma “muy elevada” a la de Roberto.
El estudio demostró que el procesado era capaz de cambiar la letra a conveniencia pero las coincidencias fueron tan claras que se le atribuyen a éste “sin duda alguna”.
Sin embargo, el perito aportado por la defensa, un especialista en informática, declaró que basándose en el seguimiento del teléfono móvil no existe una evidencia cierta de que el acusado haya estado en esta vivienda el día de los hechos.
El técnico aseguró que la torre que localizó el paso del acusado está a 700 metros y que si se hubiera desplazado hasta ese punto habría quedado alguna evidencia en otra antena que se encuentra en los alrededores.
Mostró su sorpresa de que sólo se aportaran cuatro seguimientos de los veinte realizados por la policía, el último cuando volvió al hotel del Puerto de la Cruz en el que se alojaba.
El perito también cuestionó las imágenes obtenidas por las cámaras de seguridad cuyo origen no es identificado, podrían ser fácilmente manipuladas y presentan un desfase de 41 minutos lo que significaría que tienen 20 años de antigüedad.
Los técnicos que analizaron la bomba casera dijeron que se trataba de una caja metálica hermética, pegada con una especie de silicona y en cuyo interior estaba la batería de un taladro y dos pequeñas bombonas, junto con unos tornillos que debían haber actuado como metralla.
Sin embargo, por un error no llegaron a salir de la caja y la explosión consistió en la emisión de un intenso calor que causó heridas de primer y segundo grado a los tres familiares.
Los especialistas dijeron que en la actualidad cualquier persona con unos mínimos conocimientos técnicos puede fabricar una bomba de estas características, simplemente consultando internet.
Precisamente, otro de los peritos detectó que en fechas anteriores el acusado había visitado páginas web en las que se hablaba sobre la elaboración de artefactos usando bombonas de gas, se interesó por la compra de un rifle y munición en Tenerife y por un atentado terrorista ocurrido en Nueva York.
Los psicólogos aseguraron que el acusado no presenta ningún trastorno y que la crisis padecida en 2016 a raíz de un accidente de tráfico no ha dejado secuela alguna por lo que es plenamente consciente de lo que ocurre y de lo que hace.