La presidenta de la Asociación de Cáncer de Mama de Tenerife (Ámate), María del Carmen Bonfante, ha denunciado en el Parlamento de Canarias las largas esperas que sufren las mujeres para operarse sus tumores mamarios, más de los dos meses que indican las estadísticas oficiales en muchos casos.
Además, según ha dicho Bonfante en una comparecencia en la Comisión de Sanidad del Parlamento de Canarias, no se entiende que los tiempos de espera sean diferentes en el Hospital Universitario de Canarias, en La Laguna, y en el Hospital de La Candelaria, en Santa Cruz de Tenerife.
“Si naces en La Laguna tienes menos tiempo de sufrimiento que si naces en Santa Cruz”, ha denunciado Bonfante, quien no se explica de dónde salen las estadísticas oficiales en las que se asegura que las pacientes en La Candelaria no tardan nunca más de dos meses en ser operadas.
Desde que a una mujer o a un hombre se le detecta un bulto pueden pasar “hasta tres, cuatro y cinco meses” para ser operadas, aseguró la presidenta de Ámate, que desmintió así las cifras oficiales en las que se asegura que no se tarda más de dos meses: “las mujeres operadas nos cuentan lo que están tardando y el sufrimiento que supone estar cuatro meses esperando” mientras ven crecer el tumor.
Bonfante denunció que, ante una sospecha de cáncer de mama, en el Hospital Universitario de Canarias se tienen los resultados de las pruebas en diez días, pero en el Hospital de La Candelaria son 29 días.
Para agilizar las operaciones, los médicos, con el apoyo de Ámate, proponen que se abran los quirófanos por la tarde pero la respuesta, dijo Bonfante, siempre es la misma: “falta dinero”.
“Mientras los hospitales estén dirigidos por partidos políticos y no por médicos esto no va a funcionar”, comentó.
La presidenta de Ámate denunció también el inmerecido trato a las mujeres del sur de Tenerife, donde viven 340.000 personas, que no pueden recibir quimioterapia sino en los hospitales del área metropolitana, cuando en lugares como La Palma, con 85.000 habitantes, sí se puede.
La distancia desde el sur de Tenerife obliga a las pacientes a coger una guagua a las cinco de la mañana para recibir quimioterapia, y regresar a la cinco de la tarde con los efectos secundarios del tratamiento encima.
“No se lo merecen”, insistió Bonfante, como tampoco se merecen que se dé por imposible que haya posibilidad de radioterapia en el sur, cuando sí existe en otros territorios menos poblados como Lanzarote.
Otra de las quejas de las pacientes de cáncer de mama es la tardanza de dos o tres años en la resolución del grado de discapacidad, lo que les cierra el paso a la percepción de unas ayudas que es imprescindible recibir inmediatamente.
Reivindicó además la capacidad de mujeres de decidir que les quiten la otra mama en el caso de detectarse un tumor, cosa que no se permite.
La realización de mamografías preventivas antes de los 50 años es otra de las reivindicaciones de Ámate, como también la mejora de las instalaciones para cuidados paliativos, en las que no se garantiza la intimidad para morir dígnamente.
“Todos merecemos algo más para la última hora”, afirmó.