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Localizan un ‘corazón caliente’ de magma a 10 kilómetros bajo el Teide

Un estudio de Involcan y de investigadores granadinos y rusos revela la posible señal precursora de un proceso eruptivo. “Dentro de 10, 50 o 100 años es normal que haya una erupción en Tenerife”, declara al DIARIO Nemesio Pérez, responsable científico del Instituto Volcanológico
Localizan un ‘corazón caliente’ de magma a 10 kilómetros bajo el Teide
Localizan un ‘corazón caliente’ de magma a 10 kilómetros bajo el Teide. DA

Diario de Avisos/ J.J. Gutiérrez.| Un estudio científico ha permitido visualizar y caracterizar por primera vez un corazón caliente de magma debajo de la isla de Tenerife, situado a unos 10 kilómetros de profundidad de la boca del estratovolcán del Teide, lo que podría ser una señal precursora de un proceso eruptivo en el mismo.

Un trabajo de colaboración entre investigadores del Trofimuk Institute of Petroleum Geology and Geophysics de Novosibirsk, en Rusia; el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), y la Universidad de Granada revela los secretos de las profundidades de Tenerife mediante un nuevo estudio de tomografía sísmica utilizando el análisis de la microsismicidad localizada en el interior de la Isla.

Según los investigadores, los resultados de este estudio son igualmente asombrosos, porque es la primera vez que se ha podido visualizar y caracterizar un corazón caliente debajo de la Isla. La tomografía evidencia claramente que, en la corteza por debajo de la caldera de Las Cañadas, es posible la presencia de pequeños reservorios magmáticos a profundidades inferiores a los cinco kilómetros.

Estos reservorios permiten al magma basáltico enfriarse, cambiando su composición química hacia magmas más evolucionados, como los fonolíticos, un tipo de magma potencialmente explosivo. Estos reservorios magmáticos pueden ser la fuente de erupciones muy explosivas, como la que ocurrió hace alrededor de 2.000 años en el volcán de Montaña Blanca y que fue catalogada como una erupción sub-Pliniana, explican.

El estudio señala por qué las erupciones en Tenerife que ocurren fuera de la caldera de Las Cañadas, a lo largo de las dorsales noreste y noroeste, “tienen un carácter más efusivo”, no pudiendo en estas zonas estancarse el magma por un tiempo suficiente para poder “evolucionar hacía magmas potencialmente de tipo más explosivos”. Los resultados de la investigación, que han sido recientemente publicados en el Journal of Geophysical Research, una de las revistas científicas internacionales más relevantes en el campo de la geofísica, que edita la Sociedad Geofísica Americana, constituyen una herramienta importante para interpretar el incremento de la sismicidad en Tenerife y la emisión de dióxido de carbono por el cráter del Teide, que el Involcan ha detectado desde finales de 2016.

El artículo está firmado por Ivan Koulakov, Luca D’Auria, Janire Prudencio, Iván Cabrera-Pérez, José Barrancos, Germán Padilla, Nemesio Pérez y Jesús M. Ibáñez.

Ascenso magmático

Esta actividad podría estar relacionada con el lento ascenso de un diapiro, es decir, una “burbuja de magma”, a profundidades superiores a 10 kilómetros debajo del Teide, conocimientos que serán de utilidad para una mejor interpretación de las señales precursoras de un posible proceso eruptivo.

El estudio de tomografía sísmica ha sido posible a raíz de la puesta en marcha en el 2016 de la Red Sísmica Canaria que gestiona el Involcan y que en la actualidad cuenta con 19 estaciones sísmicas de banda ancha, que permitió bajar la capacidad de detección y localización de miles de microterremotos.

Los datos, conjuntamente con los registrados previamente por el Instituto Geográfico Nacional (IGN), han permitido utilizar la tomografía sísmica para investigar el interior de la Isla hasta una profundidad de 20 kilómetros y, lo más importante, determinar la velocidad de las ondas sísmicas S, que son las más sensibles a la presencia de fluidos hidrotermales y magma.

Con anterioridad a esta investigación, otro estudio internacional liderado por la Universidad de Granada en el 2007 obtenía el primer modelo tridimensional de Tenerife en el 2012. Para su ejecución se contó con el buque oceanográfico Hespérides, desde el cual se realizaron 6.459 disparos que fueron registrados por una red de 125 estaciones sísmicas. Este experimento permitió investigar hasta 10 kilómetros de profundidad y, debido a ser una fuente sísmica artificial, solo fue posible obtener el modelo de velocidad de las ondas P.

“Haremos una mejor interpretación de las señales precursoras de un proceso eruptivo”

El responsable científico del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), Nemesio Pérez, declaró a DIARIO DE AVISOS que “estos nuevos conocimientos serán de una gran utilidad en el futuro para una mejor interpretación de las señales precursoras de un posible proceso eruptivo”.

Coautor de este estudio, recalcó que “en un futuro, dentro de 10, 50, 100 o 150 años, es normal que haya una erupción en Tenerife por ser una isla volcánicamente activa”; por tanto, “estos nuevos conocimientos nos sirven para hacer una mejor interpretación de las señales precursoras de un proceso eruptivo en la Isla”, y permitirán “gestionar mejor ese riesgo o peligro social”.

En todo este conocimiento ha tenido una gran importancia el estudio de toda la actividad microsísmica desde 2017. “Hemos podido no refrendar conocimientos que ya sabíamos del sistema volcánico en profundidad de la Isla, lo que nos ayudará a interpretar mejor la observación de esas señales en posibles procesos futuros”.

Hay que recordar que desde junio de 2017, el Involcan ha observado un incremento en la frecuencia de ocurrencia y la aparición de pequeños enjambres sísmicos en Tenerife.
Dicho proceso se manifiesta también por un incremento en la emisión difusa de dióxido de carbono (CO2), emanaciones no visibles al ojo humano, en el cráter del Teide. Sin embargo, el organismo recalcó que durante este periodo no se habían observado deformaciones significativas del terreno.

El pasado año 2022, la Red Sísmica Canaria, que gestiona el Involcan, detectó varios enjambres de microterremotos acaecidos en junio, julio y noviembre, que superaron los 900 temblores.

Estos enjambres sísmicos tienen características muy parecidas a los que se registraron en Tenerife el 2 de octubre de 2016 (más de 700 pequeños terremotos), 6 de enero 2017 y el 14 de junio de 2019, pero en el curso pasado fueron del 10 al 14 de junio, el 12 de julio y del 25 al 29 de noviembre.

En el primer episodio, la Red Sísmica Canaria registró más de 500 terremotos de pequeña magnitud en Tenerife en menos de dos horas, actividad que se atribuyó a la posible “inyección de fluidos magmáticos” en el sistema del Teide. La ausencia de deformaciones significativas del terreno hacía poco probable la implicación directa de un sistema magmático superficial. En el segundo, acaecido en julio, el Involcan anotó otro enjambre sísmico en la zona del Teide con, al menos, 350 pequeños eventos híbridos de muy baja magnitud, cuyo origen fue el movimiento de fluidos, como vapor, gas o agua, en el interior del sistema hidrotermal del volcán del Teide.

Por su parte, a finales de noviembre, la Red Sísmica Canaria que gestiona el Involcan detectó más de 100 sismos de baja magnitud en Las Cañadas, a profundidades de entre 10 y 20 kilómetros, y su valor máximo determinado fue de 1,3 en la escala Richter. Los eventos sísmicos reflejaban un proceso de presurización del sistema volcánico-hidrotermal vinculado a la inyección de gases de origen magmático en el sistema como lo ocurrido en junio y julio.

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