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Nazaret Segura, exjugadora del Alhama CF: “El entrenador me llamaba gorda delante de mi equipo. No se debería permitir ese acoso laboral”

La tinerfeña ha dejado el fútbol por las faltas de respeto que sufrió por parte del entrenador del Alhama y que le han provocado problemas psicológicos
Nazaret Segura, exjugadora del Alhama CF

Por Doris Carballo.| Una acusación sacada a la luz esta semana por varios diarios deportivos y cadenas de televisión a nivel nacional, y que ha tenido un gran impacto, iba directamente dirigida al entrenador del equipo murciano Alhama CF, de la Liga F, Randri García, quien, presuntamente, habría acosado, insultado y faltado el respeto a las componentes de su plantilla. DIARIO DE AVISOS ha hablado con Nazaret Segura, una jugadora tinerfeña que en el año 2021 estuvo a las órdenes de dicho preparador, quien, como ella asegura, le faltó el respeto en numerosas ocasiones, incluso hasta el punto de tener que abandonar antes de tiempo el equipo por las graves secuelas psicológicas que le estaba causando dicha relación profesional.

Nazaret Segura, antes de fichar por el club murciano, jugó en varios equipos punteros de Tenerife, tales como el Once Pirata del Puerto de la Cruz, el Tacuense y la UDG Tenerife Egatesa. Decidió dar el salto a la Península buscando nuevas oportunidades. Primero fichó por el Villarreal y luego se unió a las filas del Alhama, dado que le pusieron sobre la mesa unas buenas condiciones y buen contrato. Sin embargo, los graves problemas vividos en Murcia la han apartado temporalmente de jugar a la pelota.

-¿Cómo fue la acogida en el club murciano?
“La acogida fue bastante calurosa. El trato al principio fue bueno. Me dejaron las cosas claras desde un comienzo: si no me lo curraba, no iba a jugar. El entrenador lo que me dijo fue que su propósito era ganar”.

-¿Cuándo empezaron los encontronazos con su entrenador, Randri García?
“Los problemas comenzaron cuando se metía conmigo y con mis compañeras y yo las trataba de defender. También estaba pendiente de lo que hacíamos fuera del campo. Una de las cosas que hacía era meterse con mi físico delante de todas las componentes del equipo. Me llamaba gorda, me decía que no condujera la pelota porque me caía. Eran faltas de respeto continuas que me fueron mermando e incluso afectando a mi juego”.

-¿Los problemas eran con todas sus compañeras?
“Eran con todas aquellas que le llevaban la contraria o las que le preguntaban dudas de forma constante”.

-¿Qué le solía decir tanto a usted como al resto de las componentes de la plantilla?
“Nos gritaba continuamente. Incluso, en los partidos lo solían expulsar por las faltas de respeto que cometía. Era un machaque psicológico”.

-¿Qué opina del comunicado publicado ayer por las jugadoras del Alhama CF en favor de Randri García?
“Es algo que entiendo, porque el club es de su familia. Es hijo del presidente. Él nos decía que él no se iba a ir del equipo, que las que se irían serían las jugadoras, dado que todas éramos sustituibles. Así que veo normal el comunicado”.

-Las faltas de respeto que recibió, ¿en qué sentido le afectaban?
“Sentía mucha impotencia al no poder contar con un responsable superior en el club que pusiera fin a ese tipo de conductas. Por ello, me fui desmotivando, creyendo lo que me decía. Por mi bienestar psicológico tuve que salir del equipo en el mercado de invierno e incluso he dejado de jugar”.

-¿Ha buscado ayuda para superar lo vivido allí?
“Sí, he buscado ayuda psicológica y, sobre todo, familiar”.

-Al salir del equipo, ¿cuál ha sido su nuevo rumbo? ¿Sigue con ganas de continuar su carrera como futbolista profesional?
“Actualmente, mi objetivo es recuperarme psicológicamente de todo lo que allí viví y poder volver a jugar en un futuro, pero junto a mi hermana, que también es futbolista y milita en el Cádiz CF. Yo sigo entrenando, pero por mi cuenta. Ahora estoy bastante interesada en el mundo del caballo para desconectar del fútbol”.

-¿Qué pretende dando voz a su caso?
“Realmente cuento mi historia para quitarme un peso de encima. Al final el tiempo es sabio y me ha dado voz para poder contarlo. Ahora he podido desahogarme y contar lo mal que lo pasé allí. No deberíamos permitir el acoso laboral”.

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