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Alerta sanitaria por metales tóxicos en los refrescos y zumos de frutas que se venden en el ‘súper’

Un reciente estudio elaborado por la Universidad de Tulane y publicado en el Journal of Food Composition and Analysis ha descubierto que en los refrescos que habitualmente consumimos hay "elevados niveles de metales tóxicos"
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Los ingredientes que llevan los alimentos que consumimos no siempre son todo lo sanos que deberían. Aunque es evidente que consumir refrescos y zumos de frutas del supermercado a menudo no es la mejor opción si queremos cuidarnos, no dejamos de sorprendernos cuando descubrimos la cantidad de compuestos nocivos, como el aluminio y el zinc, que esconden en su interior.

De hecho, un reciente estudio elaborado por la Universidad de Tulane y publicado en el Journal of Food Composition and Analysis ha descubierto que en los refrescos que habitualmente consumimos hay “elevados niveles de metales tóxicos”. Y lo peor es que este tipo de compuestos indeseados estarían presentes no solo en los refrescos, sino también en productos que parecen inofensivos como los jugos de frutas, los jugos de frutas mezcladas, la leche vegetal, las bebidas artificiales o el té.

Esta investigación halló 25 elementos nocivos en el interior de las 60 bebidas analizadas, entre las que se encontraban refrescos, jugos de fruta o té, lo que debe ser motivo de preocupación para las agencias públicas y reguladoras. El consumo de estas bebidas puede ser, por tanto, una ruta importante a través de la cual los metales tóxicos y los elementos esenciales ingresan al cuerpo humano y, por lo tanto, tienen una importancia toxicológica y nutricional.

¿Cómo llegan los metales a nuestros jugos y refrescos?

La mayoría de los metales que acceden al cuerpo de los humanos se ingieren a través de los alimentos y el agua. En Estados Unidos, los lactantes y los niños pequeños son los mayores consumidores de jugos, principalmente de manzana, por peso corporal (g de jugo/kg de peso corporal). Por ello, el monitoreo del contenido de metales tóxicos en fuentes de alimentos, incluidas las bebidas ha ganado especial atención en las agencias de monitoreo de alimentos, dada la creciente contaminación ambiental.

En este sentido, las principales fuentes de contaminación de metales tóxicos (como As, Cd, Pb y Tl) en el suelo y los alimentos están vinculadas a la urbanización e industrialización, que utilizan extensivamente combustibles fósiles, fertilizantes y pesticidas a base de metales durante los procesos de cultivo (Alengebawy et al., 2021 Feb 25, Bhunia, 2017).

La presencia de metales en las bebidas que consumimos, como refrescos o zumos, puede deberse a múltiples factores. En el estudio señalan que, especialmente en el caso de los jugos de frutas, los compuestos indeseados llegan a través del agua de riego, la composición del suelo, la contaminación del aire, las prácticas agrícolas (por ejemplo, el uso de fertilizantes) y los procesos de fabricación y envasado.

De esta forma, se ha demostrado que las plantas que contienen frutos concentran los elementos de manera diferente y su absorción depende de la capacidad de intercambio catiónico del suelo, el pH y la presencia de hongos. Por ejemplo, las bayas (como las moras, frambuesas, arándanos y fresas) y la piña contienen altos niveles de Mn, mientras que las moras, granadas, frambuesas y guayabas contienen altos niveles de Zn, lo que respectivamente puede ser una buena fuente de suplementación de Mn y Zn.

Metales presentes en refrescos y jugos

En el estudio, que se hizo con productos comprados en Nueva Orleans y disponibles en los Estados Unidos, se hallaron rangos de concentración del percentil 95 de los siguientes elementos: 0.06-5 µg/kg (Tl, Sb, Th, Pb, Cd, Co); 5-15 µg/kg (As, U, Se); 20-40 µg/kg (Mo, Li, Cr); 200-450 µg/kg (Ni, Ba, Cu); 1500-2000 µg/kg (Al, B); 4000-6000 µg/kg (Fe, Sr, Zn, Mn); y 125-2000 mg/kg (Mg, Na, Ca, K). Siete de los 25 elementos -Ni, Mn, B, Cd, Sr, As y Se- superaron los estándares de agua potable en el 38.3%, 36.7%, 16.7%, 5%, 5%, 3.3%, y 1.6% de las muestras de bebidas, respectivamente.

Asimismo, el aluminio y el zinc superaron los estándares secundarios de agua potable no exigibles en el 40% y 6.7% de las muestras, respectivamente. Los jugos de frutas mezcladas y la leche vegetal frecuentemente contenían concentraciones elevadas de la mayoría de los elementos.

La conclusión a la que llega este estudio es que, aunque la toxicidad es poco probable a menos que se consuman grandes cantidades de refrescos o zumos, se requiere moderar el consumo de estas bebidas, especialmente para proteger a los lactantes y niños pequeños. Se requiere un monitoreo regular de estos químicos en las bebidas para garantizar la seguridad alimentaria y brindar consejos nutricionales adecuados.

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