Este viernes y sábado, Santa Blues de Tenerife (SBT) celebrará su decimonovena edición en la capital tinerfeña. El festival, que comprende dos conciertos y cinco bandas, incluirá las actuaciones de los artistas norteamericanos Ingrid Arthur y Bruce Mississippi Johnson. Ambas citas, que se inscriben en la programación de las Fiestas de Mayo de la capital tinerfeña, tendrán lugar en el escenario de la plaza de la Candelaria y comenzarán a las 21.00 horas. La propuesta cuenta con el patrocinio del Ayuntamiento capitalino, y su Organismo Autónomo de Cultura, y el Gobierno de Canarias, a través de la Consejería de Turismo, Industria y Comercio y del Instituto Canario de Desarrollo Cultural (ICDC), así como del Fondo Europeo de Desarrollo Regional. La actuación de Bruce Mississippi Johnson será el sábado.
-Usted nace en Mississippi y se cría en esas iglesias donde prolifera la música negra. Con esos antecedentes es complicado no dedicarse a la música, y más descubriendo la fuerza y carisma de su voz poco a poco.
“Crecí en la iglesia en la que mi abuelo era pastor, en Starkville, pero mi canto permaneció latente en mí hasta que fui un adolescente en la escuela secundaria. No cantaba cuando era niño; realmente creo que fue la música la que me eligió a mí. La primera vez que subí a un escenario frente a una audiencia fue en el concurso de talentos de Primaria, donde hice sincronización de labios con la canción Soul Power, de James Brown, y me quedé totalmente paralizado frente a todos en la escuela. No volví a un escenario nuevamente hasta que estaba en Secundaria, en otro concurso de talentos donde canté de verdad para una audiencia. Sentí que por primera vez en mi vida existía ante los ojos de mis compañeros, a través de mi voz. Fue un sentimiento que nunca olvidaré”.
-Destacó en París en la escena del jazz y luego del funk. Entre su infancia, con la música afroamericana, y luego, con la que se escuchaba en Europa, ¿qué cambios notó? ¿Se fue para explorar otros sonidos?
“¡Ay, París!… Todavía estaba en la Infantería de Marina cuando llegué a París, donde me habían trasladado desde Kinshasa (República Democrática del Congo), donde por primera vez había ganado dinero cantando con una banda local. Hablaba francés, así que escuchar y comprender la música francesa no fue un desafío, ¡pero la música y sus cantantes eran y son muy diferentes a la música estadounidense! Los estándares de jazz fueron mi primer repertorio real. Autumn Leaves, por ejemplo, fue una de las primeras que interpreté en el país galo, que resulta que es una canción francesa. Encontré la versión primaria y comencé a cantarla. ¡El francés es un idioma tan hermoso y su poesía tan romántica y profunda! Experimenté el arte de contar historias en Francia con mi voz. Estuve de gira con una estrella del pop francés hace años, que fue un ejemplo perfecto de la fuerza de sus narradores. Pero, personalmente, todos los cantantes franceses que conocía querían cantar en inglés, así que no vi ninguna razón para distanciarme de lo que soy musical y culturalmente”.
-Con la Blues Caravan pudo recorrer el mundo. ¿Qué recuerdos tiene de esa época?
“Big Joe Turner y The Blues Caravan fueron un punto de inflexión importante en mi carrera musical, tuve un gran avance como intérprete. Big Joe era bastante estricto, así que si trabajabas para él tenías que seguir sus reglas. En ese barco luché para obtener su aprobación, la de que yo era un bluesman. Todas las noches subíamos al escenario, pero en esta batalla me perdí, creo que perdí tiempo de creatividad hasta un punto que aún no había experimentado”.
-La revista Living Blues Magazine dice que el género no puede obviar voces tan notables como la suya, a caballo entre el blues, el soul y el R&B, y que su voz es un verdadero privilegio para quien tiene la suerte de escucharle en directo. ¿Está de acuerdo?
“La revista fue un gran apoyo para ser quien soy y seguir haciendo lo que trato de hacer. Por supuesto que estoy de acuerdo con su descripción de mi voz y música, pero dejo que el público decida si soy digno de su tiempo”.
-Por el escenario del Santa Blues de Tenerife (SBT) han pasado artistas como Big Daddy Wilson, John Lee Sanders, el virtuoso de la armónica Sugar Blue o el guitarrista español Tonky de la Peña. Este año usted comparte el escenario con Ingrid Arthur encabezando el cartel. Supongo que está contento y expectante con esta próxima visita a la Isla. ¿Qué nos ofrecerá usted? ¿Ha tocado alguna vez en Canarias?
“Estoy superemocionado de venir al festival y a una isla que no conozco. Traeré 90 minutos de música conmovedora, funky y blues, donde hablo del buen amor, del mal amor y de temas sociales que me afectan”.
-¿Qué música se escuchaba en su hogar? ¿Con qué influencias creció?
“Crecí escuchando toda la música de la Motown, The Temptations, The Supremes, Al Green, Aretha, James and Jackie Wilson… Mi papá ponía discos todos los fines de semana de sus artistas favoritos, que también eran los míos”.
-Su canción ‘Mr Policeman’ habla de los problemas que en Estados Unidos sigue habiendo con el racismo en pleno siglo XXI. Hay cosas que parece que nunca van a desaparecer, como este racismo incomprensible, las guerras, el problema de las armas en su país, etc. Entiendo que para usted la música es un vehículo con el que tratar de aminorar todas estas lacras.
“¡Absolutamente! Te digo una frase de Nina Simone: “El deber de un artista es reflejar los tiempos que vive”. He estado despierto, racialmente hablando, desde que era un adolescente que crecía en la racista Indianápolis. Lo he experimentado con demasiada frecuencia y no puedo evitar hablar sobre ello para hacer despertar a todos. No hablar de ello no hará que desaparezca”.
-Su estética también responde a un estilismo muy ‘americanizado’ y totalmente ‘bluesero’. A pesar de haber vivido tanto tiempo en Europa, el aire que desprende a través de su estilo es totalmente americano.
“Puedes sacar a un estadounidense de Estados Unidos, pero no puedes sacar a Estados Unidos de un estadounidense. Lo mismo se puede aplicar al resto del mundo”.