Mientras sigue el mutismo tanto por parte de las autoridades mauritanas implicadas como por el Grupo Boluda, propietario del portacontenedores que ha sufrido esta suerte de embargo temporal, las plataformas internacionales de seguimiento de la navegación marítima recogieron ayer que la embarcación en cuestión, el Lola B., finalmente ha sido autorizada para zarpar del puerto de Nuakchot.
Como adelantó DIARIO DE AVISOS, allí permanecía desde que el pasado 27 de marzo arribó al mismo con la intención de seguir dos días después rumbo hacia Dakar (Senegal) y cubrir así su ruta habitual, que une a Canarias con los países vecinos citados, pero lo cierto es que no fue hasta ayer (4 de mayo) cuando pudo volver a surcar las aguas, para desesperación de centenares de empresarios que veían cómo sus mercancías (algunas perecederas) quedaban atrapadas en los casi 600 contenedores que componían su carga en este desplazamiento, además de los que debía recoger en Senegal antes de regresar a las Islas.
Lo cierto es que el referido mutismo de las partes directamente implicadas no hace más que reforzar la hipótesis de que todo obedece a una supuesta deuda contraída por una antigua subcontrata de la que Boluda no pretende responder y que se elevaría hasta aproximadamente 1,3 millones de euros, aunque los intereses de la misma han aumentado de forma más que considerable.
Tampoco se ha desmentido que se celebraron reuniones para resolver este conflicto tanto en Valencia (donde nació y sigue estando la referencia principal de esta naviera) como en Londres, a cuenta de un arbitraje internacional que, al menos inicialmente, no había logrado un acuerdo entre las partes.
Sea como fuere, el Lola B. ya navega, pero no rumbo a Dakar, sino que vuelve a Gran Canaria, donde otro mercante lo relevará antes de dirigirse a Senegal.
Mientras tanto, los afectados presentan sus reclamaciones por los perjuicios que entienden les ha causado una demora por causas ajenas a su proceder.