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Román Rodríguez: “En CC son muy conservadores y en 30 años dejaron atascos y vertidos”

Tras ser el número dos del Gobierno regional en la legislatura más complicada de nuestra Autonomía, Román Rodríguez (La Aldea de San Nicolás, 1956) figura en todas las quinielas para negociar la gobernabilidad tras la cita del domingo
Román Rodríguez: "Si tenemos puertos sin barcos y carreteras a ningún sitio no es por Madrid ni Bruselas"

Fue el exitoso tapado que propuso Lorenzo Olarte para cortar el nudo gordiano del relevo de Manuel Hermoso al frente de la entonces incipiente Coalición Canaria, partido que, desde su marcha cuatro años después, sigue sin recuperar la misma implantación que llegó a tener en Gran Canaria. Líder indiscutido de Nueva Canarias y abanderado del nacionalismo progresista en las Islas, lleva lustros luciendo por experiencia y oratoria en cualquier pleno regional. Tras ser el número dos del Gobierno regional en la legislatura más complicada de nuestra Autonomía, Román Rodríguez (La Aldea de San Nicolás, 1956) figura en todas las quinielas para negociar la gobernabilidad tras la cita del domingo.


-Nos atiende en el Hotel Escuela, donde residió cuando presidía el Gobierno…
“(Sonríe) Hacía mucho que no venía por aquí, es verdad”.


-Usted vivió el tránsito a la democracia en la Universidad. ¿Fue entonces cuando la política terminó por atraparle?
“Traía una pequeña tradición familiar, porque mi padre estuvo vinculado con los socialistas antes de la Guerra Civil. Era una suerte de conserje del Ayuntamiento de Telde con 16 o 17 años y le hacía los recados al alcalde. Luego se va a la guerra, viene la Dictadura y en los finales de los 60 y principios de los 70 monta el Partido Socialista en La Aldea. Mis hermanos (tres) y yo acabamos en posiciones ideológicas a la izquierda del PSOE…”.


-En La Laguna llega a vivir terribles sucesos, como la muerte de Javier Fernández Quesada, acribillado en la puerta del Paraninfo y que, como usted, militó en el Sindicato Obrero Canario…
“Éramos contestatarios, pero es verdad que en la Universidad descubrimos la política con mayúsculas. Ahí llegó el compromiso, la formación, las claves… Llegué en el curso 73-74 y estuve hasta 1979… La Laguna era una universidad muy dinámica entonces, y allí terminaban los del tabaco o los portuarios cuando tenían conflictos. Precisamente, cuando lo matan era un día de huelga general. Mi hermano y yo vivimos lo de Javier, que fue terrible, porque nosotros sí estábamos en el núcleo duro, pero él no. Yo venía justo de paralizar la facultad de Medicina y al regresar vimos la bronca con la Policía Armada. Subiendo las escaleras oímos los disparos, pero ni los diferenciamos como tales. Intentamos reanimarlo, pero no hubo manera”.


-¿Es verdad que una vez llegaron a las manos el decano de Medicina, Javier Parache, y usted?
“No, no. Parache tuvo un problema, porque le empujaron y se cayó al suelo. Cuando la policía buscaba al agresor todo el mundo me señalaba a mí, pero Parache, que era un señor muy de derechas, pero muy cabal, les dijo, refiriéndose a mí: ‘Este señor no fue, porque yo a este señor lo conozco perfectamente’. Si él me hubiera acusado, no habría podido terminar los estudios, porque para poder acceder a las becas hacía falta certificado de buena conducta”.


-Cuando en 1999 llegó a la Presidencia, centró el debate en el territorio con las directrices y la moratoria. ¿Hasta qué punto tuvo que ver con la posterior escisión de CC que dio paso a NC?
“Aquella Coalición Canaria de 1999 era plural y diversa, cabían tanto los progresistas como los conservadores. La quiebra es, fundamentalmente, por el tema de las directrices, efectivamente. Habían dos modelos y nosotros defendíamos que no se podía seguir creciendo a ese ritmo”.


-¿No está siempre el territorio en el trasfondo de los giros de gobierno en Canarias? Cuando Fernando Clavijo derrotó a Paulino Rivero, la Ley del Suelo también jugó un papel relevante…
“¡Es que la materia prima de nuestra tierra es precisamente nuestra tierra! Nuestro suelo, nuestros barrancos, nuestras playas… Ahora todo el mundo habla de sostenibilidad, pero hace 23 años para nada era así. Ya entonces constatamos que en los últimos 25 años del siglo pasado la población en Canarias había aumentado en 500.000 personas, y por eso montamos un grupo de expertos en el que estaban Herreño de Miñón, Eligio Hernández, Manuel Lobo… Y lo que concluyeron fue que la única manera de afrontar semejante reto demográfico era actuar sobre el territorio. Y, claro, nos topamos con los desarrollistas, que en esos días curiosamente estaban liderados por José Carlos Mauricio”.


-¿Es esa impronta progresista donde marca la diferencia en Nueva Canarias, y eso permite comprender su notable presencia institucional?
“Nosotros somos nacionalistas y de izquierdas, y no entendemos una cosa sin la otra. Defendemos a Canarias en Madrid, en Bruselas o donde sea con determinación y con rigor, somos plenamente conscientes de que la articulación de una sociedad moderna y democrática se tiene que hacer sobre las bases de la mayoría. Defendemos un Estado fuerte, y que tienen que pagar más impuestos los que más tienen, no los que menos. Que los servicios públicos tienen que estar enfocados a atender las necesidades de la mayoría. Creemos en la economía de mercado controlada y reglada porque no vale todo. Nosotros nos situamos en el canarismo, en el nacionalismo progresista, y combinamos ambas variantes como una sola”.


-¿Es eso lo que les distancia de Coalición Canaria?
“Desde Coalición Canaria se hace una defensa de lo local, pero están situados en la defensa de los intereses de las minorías. Son conservadores. Fernando Clavijo es conservador ideológicamente, sus discursos y sus propuestas son muy conservadoras. Y tienen un problema, porque si bien nosotros somos muy autocríticos al entender que el futuro de Canarias se decide esencialmente por lo que hagamos aquí (el territorio, la formación de nuestra gente, la sanidad…), ellos tratan de simplificar los problemas y culpar a otros. Le pongo ejemplos muy claros de Tenerife. Los atascos, los vertidos al mar, los puertos sin barcos o las carreteras a ninguna parte no son culpa ni de Bruselas ni de Madrid. Ha sido porque durante unos 30 años ha ocupado el poder un régimen político que no ha sido capaz de encausar un modelo de desarrollo sostenible. Los atascos no son desde hace cinco años, sino de hace 30, pero ahora te dicen que los van a arreglar en 90 días, y es mentira”.


-No me negará que hay cosas que pelear en Madrid y en Bruselas…
“Por supuesto que sí. Pero el futuro de Canarias se decide aquí. O planeamos el territorio, formamos a nuestra gente y organizamos un futuro sostenible, o tendremos dificultades. Cuando haya que ir a pelear cosas a Madrid, yo el primero, por supuesto. Como en Bruselas. Claro que para hacer las cosas bien hay que poner al frente de las administraciones a gente capacitada”.


-Hace poco clamaba usted al respecto refiriéndose al Servicio Canario de la Salud…
“… ¡O la Hacienda Pública!”. En la Consejería actual [departamento que dirige el entrevistado] el 80% de los directores generales no tienen vínculos políticos, y quienes los tienen, están ahí por su capacidad profesional. Hasta hace dos semanas, mi director general de Presupuestos era una persona a la que conocí después de haber sido nombrado vicepresidente y consejero de Hacienda. Y está ahí porque busqué a un profesional”.


-¿Se han usado cargos de ese nivel para recompensar a los afines pese al déficit de gestión inherente?
“(Sonríe abiertamente) ¡Ponen hasta a quienes no salen de concejal o, más grave aún, sí los eligen, pero se quedan en la oposición! Habrá direcciones generales donde el daño que podrán hacer será más limitado, pero hay otras que son claves”.


-¿Canarias tiene un problema con su funcionariado?
“No. Tenemos un problema con la Función Pública en España. Pese a lo que se dice reiteradamente, en España el sector público es más pequeño que en otros países del entorno como Francia o Alemania. La clave radica en la modernización de las administraciones para conseguir una gestión más ágil. Esa sí que es una reforma económica urgente que hace mucha falta en España”.

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