Atrás quedaron los multitudinarios conciertos en Playa Jardín, los espectáculos pirotécnicos y las esculturas efímeras del artista Luigi Stinga, que le aportaban un toque de originalidad a la Noche de San Juan en el Puerto de la Cruz.
Sin embargo, la ausencia de estos actos, que algunos agradecen y otros critican por diferentes motivos, no impidieron que miles de personas celebraran ayer en Playa Jardín la noche más corta del año alrededor de una hoguera y con un chapuzón en el mar.
La celebración del solsticio de verano en la ciudad turística se caracterizó este año por estar bañada de identidad. Por la mañana, los portuenses se afanaron en la tradición de enramar con flores y frutas de temporada los antiguos chorros o fuentes públicas que se conservan que antaño abastecían de agua potable, una peculiar muestra de arte de efímero que atrajo, como cada 23 de junio, la atención de vecinos y visitantes.
Familias, colectivos y diseñadores de la ciudad comenzaron a trabajar desde el jueves por la tarde para engalanar ocho de ellos. En este caso, el chorro Cuaco fue decorado por Amarca; el de Cupido, por Verart, y el de Las Cabezas, por Andrés Hernández. Asimismo, la diseñadora Yaiza Trujillo se encargó del chorro de El Durazno, mientras que el de la calle Mequinez fue obra de la Asociación Amigos de las Antiguas Tradiciones y el de Las Maretas, de Juliana Serrano. Asimismo, el chorro del histórico muelle pesquero, que fue fotografiado por todas las personas que pasaban por allí, estuvo a cargo de Marcos Marrero y María Díaz, y el de Punta Brava, el último en terminarse, con zanahorias, tomates, hojas de acelgas, espigas, granos de millo, manzanas, puerros, hojas de palmeras y frutos silvestres, sirvieron para crear cuidadas obras de arte frutales y florales.
Cerca del mediodía, y coincidiendo con el último día de clases, ya se podía ver a decenas de adolescentes que iban en grupo camino a la playa a buscar lugar y prepararse para una noche llena de rituales y tradiciones. Además de saltar las hogueras para purificarse y renovarse, también hay quienes apostaron por escribir en un papel las cosas que deseaban olvidar y luego quemarlo en la hoguera, o los sueños y anhelos que ansían cumplir pronto.
No obstante, los actos con motivo de esta festividad se iniciaron el miércoles en el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias con la narración oral, a cargo de Silvia Torrents, de La Historia de una Mujer Guanche y la proyección del audiovisual La mujer amazigh, canaria y continental, realizada por Pablo Deluca del Centro de Estudios Imazighen de Canarias y con la colaboración de la Asociación Cultural Tamusni.
Un bando de Alcaldía advertía desde ese mismo día la prohibición de hacer acampadas e instalar casetas -muchos hicieron caso omiso- y usar bombonas. También impide hasta hoy el acceso de animales a la arena, terrazas y jardines; todo tipo de juegos que puedan molestar a los usuarios y visitantes, salvo los expresamente autorizados; la utilización de jabón y otros elementos de higiene, así como aparatos de música, salvo los autorizados por la Administración con motivo de esta fiesta.
No obstante, con el fin de mantener la playa y los espacios públicos en las debidas condiciones de limpieza, higiene y salubridad, el Ayuntamiento activó un dispositivo de limpieza de toda la zona desde temprano para que los usuarios puedan disfrutar de las zonas de baño sin basura ni elementos indeseados.
Procesión de San Juanito
A media tarde, el barrio de San Felipe-El Tejar vivió su tradicional procesión de San Juanito, un muñeco confeccionado con ropa vieja, incluso de personas ya fallecidas, relleno de paja y papel de periódico, que finalmente ardió en la hoguera. El trayecto, en el que todos los acompañantes iban vestidos con camisetas blancas como símbolo de pureza, se inició en el Mercado Municipal y llegó hasta las hogueras.
La Noche de San Juan tiene un gran arraigo en la localidad portuense y en Playa Jardín como centro de los actos, pese a que este año el Ayuntamiento ha tenido que renunciar al tradicional espectáculo musical tras un requerimiento de la Dirección General de Costas, que impide la instalación de un gran escenario para los conciertos en este espacio protegido.
El año pasado hubo un requerimiento del citado departamento, se presentó un recurso de alzada y se planteó de nuevo la solicitud en enero de este año con una memoria en la que se reflejaba esta necesidad, pero se aplica un artículo de la Ley de Costas que plantea la búsqueda de lugares alternativos.
La fiesta culmina hoy con el rito del baño de las cabras en el muelle portuense, una de las tradiciones más antiguas de Canarias, que organiza la Asociación de Amigos del Baño de Cabras en el Mar, presidida por Amílcar Fariña.
Desde bien temprano los cabreros y sus animales llegarán desde distintos puntos del Valle de La Orotava en dirección al municipio. Allí, unos y otros se sumergirán en el agua para purificarse, renovarse y encomendarse a la divinidad el celo en los animales, como hacían antaño los guanches.
A partir de ese momento, “se rompe el verano”, como se recoge en el libro La fiesta de San Juan en Puerto de la Cruz, editado en 1987 y entre cuyos autores se encuentra el profesor Manuel Lorenzo Perera.
La festividad de San Juan no tuvo conciertos en la plaza, pero no faltaron la magia y el fuego que caracterizan a la noche más corta del año ni tampoco los símbolos de identidad del Puerto de la Cruz al día siguiente.