En noviembre de este año se cumplen 30 años de la apertura del Hotel Bahía del Duque. La apuesta de la empresa familiar canaria Grupo CIO (Compañía Islas Occidentales) por el sector turístico supuso en el año 1993 una auténtica revolución en Canarias. Bahía del Duque fue el primer hotel de lujo de la Isla de Tenerife e instauró un modelo de éxito que ha marcado el posterior desarrollo turístico de las Islas. El cuidado de los detalles y el excelente servicio son las señas de identidad de este establecimiento referente ya en el mercado turístico, tal y como avalan los múltiples premios recibidos. Francisco Javier Zamorano, CEO del Grupo, explica en una entrevista con DIARIO DE AVISOS qué ha cambiado en el sector y cómo ha evolucionado el turista en estos últimos 30 años.
-En noviembre se cumplen 30 años de la apertura del Hotel Bahía del Duque. ¿Qué transformación ha experimentado el sector turístico desde 1993?
“Es evidente que ha evolucionado mucho al igual que la sociedad. Cuando iniciamos este proyecto en Costa Adeje no había ni playa. Es verdad que el fin del turista sigue siendo el mismo: que lo trates bien, que se sienta como en casa y que pase las mejores vacaciones durante el tiempo que esté en el destino. Y esto es lo que nos ha definido desde que abrimos las puertas del hotel en noviembre de 1993. En esto no hemos evolucionado mucho porque es nuestra filosofía, nuestra seña de identidad y la hemos mantenido durante todos estos años. Pero es verdad que ahora el cliente es más exigente porque tiene mucho más acceso a la información (portal de internet, webs de los hoteles…) y, por tanto, tiene mucho más donde comparar”.
-¿Qué es lo que ofrece Bahía del Duque que no tienen otras cadenas hoteleras?
“Bueno, nosotros somos un hotel familiar, pero siempre hemos tenido clara una cosa independientemente de que crezcamos y tengamos, como ahora, Las Villas y próximamente dos hoteles más también, y es no perder nuestra singularidad. Todo ello con un denominador común que nos define y es lo que más destacan nuestros clientes en las encuestas que realizamos cuando se marchan del hotel: el servicio. Creo que buenos hoteles hay unos cuantos, pero con un servicio exclusivo y a la vez familiar y cercano, pocos. Más del 80% de estas encuestas lo que resaltan es precisamente la atención y el servicio y esa es la clave, además de, como le digo, nuestra seña de identidad desde que empezamos hace 30 años. Es un orgullo de pertenencia; somos todos como una gran familia. Las instalaciones pueden ser maravillosas, pero al final si el trato es frío y distante, te quedas con eso. La intención nuestra es, aunque crezcamos y abramos más hoteles, mantener siempre esta seña de identidad”.
-Veo que habla de crecer, ¿cuáles son a medio o largo plazo esos proyectos?
“El Bahía fue el reto de los retos, y ahora tenemos varios proyectos en marcha como el de Cuna del Alma que enarbolaba la sostenibilidad y sigue apostando por el sector del lujo. Y después otro proyecto en Guía de Isora con campo de golf. La intención es después de dar el salto fuera de Canarias, pero, por ahora, lo importante es consolidar estos proyectos”.
-El Bahía del Duque lleva aparejado el concepto de lujo, ¿sigue siendo, hoy en día, una apuesta segura?
“Desde luego a nosotros nos ha funcionado muy bien. Cuando empezamos con Bahía del Duque nuestro propósito era crear un destino que destacara por la excelencia y centrarnos más en el servicio y la atención que en los picos de ocupación. Los clientes que se alojan en un hotel como el nuestro aspiran a que se cubran sus necesidades y eso exige mucho trabajo de personalización de servicios. En nuestro resort trabajan 630 personas que atienden a 387 habitaciones. No es un requisito que exijan para tener cinco estrellas, pero nosotros apostamos por ofrecer un servicio de calidad y para darlo hay que tener una plantilla amplia. Al final esta apuesta beneficia a la Isla porque es un turismo que paga por dos. El lujo hoy es sinónimo de personalización, pero está claro que no todos podemos apostar por lo mismo. Canarias viene de una planta hotelera muy extensa de 3,4 y 5 estrellas y creo que hay que abarcar todos los segmentos y ser competitivos en cada uno de ellos. Mire, lo que está claro es que el turismo de lujo está creciendo y de hecho en la pandemia se ha descubierto que Canarias es un destino seguro y este tipo de cliente se siente muy cómodo en las Islas”.
-Uno de los aspectos que más se une ahora al concepto del lujo es la gastronomía. De hecho, son muchos los hoteles que ahora apuestan por ello y ofrecen restaurantes con estrella Michelín entre sus servicios. Es lo que ha hecho usted atrayendo a sus instalaciones el premiado restaurante Nub.
“La verdad es que en el hotel siempre hemos tenido una oferta gastronómica muy rica, pero es cierto que intentamos conseguir la estrella Michelín desde abajo con Braulio Simancas. Estuvimos apunto, pero no se consiguió y surgió la opción de Nub que ahora han conseguido el segundo Sol y están trabajando para la segunda estrella. Es una guinda más a la gran oferta gastronómica del hotel con el Kensei, del chef Víctor Planas basada en la cocina contemporánea japonesa; La Brasserie, del prestigioso chef belga Pierre Résimont, avalado con 2 estrellas Michelin en su restaurante L’Eau-Vive en Bélgica, además del restaurante principal del hotel, El Bernegal, el Beach Club, La Trattoría, Sua, La Hacienda y Alisios Market Food, un moderno y elegante restaurante, en el que el chef Lucas Ordóñez fusiona a la perfección el producto de mercado con la alta cocina, creando un menú basado en ingredientes frescos y de temporada. Desde luego, tener una buena oferta gastronómica ayuda a la hora de elegir uno u otro hotel”.
-Todas las previsiones apuntan a que este año superaremos cifras de 2019, año de referencia antes de la pandemia, ¿cerraremos 2023 con récord de visitantes?
“Ya el año pasado en ingresos fue para nosotros el segundo mejor año de la historia. ¿Qué pasa? Que es cierto que, aunque hemos ingresado más, los costes han subido y el resultado final no es el mismo. Este año 2023 los resultados serán similares o un poco mejor”.
-A estas buenas cifras, ¿cómo le puede perjudicar la tasa turística, el impuesto al queroseno y la reciente turismofobia?
“Pues mucho. Y por orden de prioridades, la que más me preocupa es el rechazo y el odio al turismo. Mire, jugar con un sector que es el que más empleo genera en el Archipiélago, no tiene mucho sentido. Se puede dialogar y hablar de la necesidad de un nuevo modelo turístico que camine hacia la rehabilitación y la sostenibilidad e incluso de organizar ese crecimiento turístico, pero no hay que olvidar que Tenerife es la segunda Isla con mayor espacio natural protegido. El suelo turístico apenas ocupa el 4%, y no podemos cargarnos el sector que más empleo genera de manera directa e indirecta. En cuanto a la tasa turística no creo que solucione nada salvo para dejar de ser un destino competitivo. Es verdad que estos dos últimos han sido años buenos, pero vendrán años malos y esta tasa no ayuda, y la del queroseno tampoco, porque los turistas tendrán que seguir viniendo en avión”.
-Habló antes de sostenibilidad, quizás uno de los cambios más importantes a los que se ha tenido que enfrentar el sector turístico en las Islas.
“Mire, para nosotros es clave. Hace mucho tiempo que llevamos trabajando en todo lo que tiene que ver con energías renovables y reciclaje y compostaje. De hecho, este hotel es 100% renovable. Pero es verdad que a veces los medios públicos van muy lentos en esto. Esto es como los coches eléctricos, dicen que hay que tenerlos ya, y todos queremos apostar por ello, pero ¿dónde están los puntos de recarga? Lo que quiero decir con esto es que el esfuerzo privado debe ir acorde con el esfuerzo público”.
-La seña de identidad del hotel es la atención y el servicio, pero son muchos los hoteleros que, precisamente, se quejan de que no encuentran personal, ni siquiera formado. ¿Cómo se las arregla el hotel, entonces, para tener ese buen servicio?
“Cuesta mucho y sobre todo después de la pandemia. Ha habido como una desbandada de personal. Por eso formamos nosotros a nuestro personal al modo bahía. Pero esto no nos importa, lo que nos cuesta es encontrar la base, es decir, alguien con al menos un idioma además del nativo. Creo que hay que hacer un esfuerzo mayor en la formación en las Islas y que la gente regrese al sistema a trabajar, porque no nos explicamos qué es lo que ha pasado”.
-Algunos empresarios achacan esto al problema del tráfico y la dificultad para encontrar vivienda a precios asequibles.
“Puede ser. Muchos empleados que viven en la capital o en el Norte de la Isla tienen que sufrir las colas de tráfico, además de lo cara que está la gasolina, y si quieren vivir en el sur tampoco encuentran vivienda a precios razonables. Mire, aquí hay dos aspectos que se tienen que solucionar. Uno es el cierre definitivo del anillo insular que aliviará el tráfico, y el otro es la regulación de la vivienda vacacional. Yo entiendo a aquella persona que tiene una casita y quiere sacarle una rentabilidad, pero tiene que haber una regulación”.
-Y la nueva Ley de vivienda no ayuda.
“Esa es otra. Lo que está ocurriendo con la okupación es de película de terror. Creo que somos el único país de Europa en el que pasa esto”.