Juan Carlos Díaz Lorenzo (Fuencaliente de La Palma, 1959) acaba de finalizar sus dos años de mandato como decano del Honorable Cuerpo Consular acreditado en Santa Cruz de Tenerife. Un periodo lleno de retos como la salida de la pandemia, la crisis migratoria o el volcán de La Palma, entre otros, y en el que “el trabajo consular ha contribuido a solventar situaciones muchas veces complejas”, destaca. Juan Carlos Díaz, que es en la actualidad cónsul de Finlandia en Canarias, deja el cargo con la “satisfacción del deber cumplido” y de haber “tratado de llevar el Cuerpo Consular a un nivel amplio de conocimientos y relaciones”.
-Acaba de finalizar dos años al frente del Cuerpo Consular. ¿Cuál es la labor de este órgano y cómo funciona?
“El Cuerpo Consular aglutina a todos los cónsules y vicecónsules acreditados en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, y está reconocido ante las autoridades civiles, militares, académicas y religiosas, así como ante todas las instituciones y entidades corporativas. El decano preside el Cuerpo Consular cada dos años y lo representa a primer nivel. El cargo es rotatorio y en el caso de Santa Cruz de Tenerife, de acuerdo con los estatutos, se sigue el criterio de la antigüedad en el nombramiento del exequátur. En mi caso, por ejemplo, asumí el decanato después de 14 años de ejercicio como cónsul de Finlandia en Canarias, aunque primero lo fui de la provincia tinerfeña entre 2007 y 2012”.
-En la actualidad, ¿cuántos consulados hay en la Isla?
“En la actualidad hay 35 consulados y viceconsulados en Santa Cruz de Tenerife. Sucede que hay consulados de carrera y consulados honorarios, que somos la mayoría”.
-¿Y cuál es la diferencia entre consulado de carrera y consulado honorario?
“El consulado de carrera está representado por un funcionario de carrera del Ministerio de Asuntos Exteriores del país al que representa. El cónsul general de Argentina, por ejemplo, tiene rango de embajador y es de un gran valor para el Cuerpo Consular, pues posee una gran experiencia y veteranía en situaciones complejas donde se impone la diplomacia en su sentido más amplio. El consulado honorario está representado por profesionales diversos, no tenemos salario y en la mayoría de los casos el cónsul corre con los gastos que genera la oficina consular. Se trata de empresarios, abogados, médicos, directivos de empresa e incluso tenemos a un reconocido artista plástico que proyecta el prestigio de Tenerife allá donde quiera que vaya, como es el cónsul de Guatemala, Alejandro Tosco”.
-¿Cómo explicaría la importancia de los cónsules hoy en día?
“La figura del cónsul siempre ha estado ampliamente reconocida y valorada a nivel institucional. Quizás, por la suma de factores, la sociedad en general no conoce cuál es nuestra labor específica, más allá de la gestión clásica de pasaportes, visados, documentos, certificados, repatriaciones, asistencias sanitarias, judiciales y penitenciarias. Otra parte solo aprecia la proyección social, que es inherente al cargo. Nuestra labor es bastante amplia y somos bastante activos en gestiones comerciales, culturales y representativas. Y siempre hemos encontrado una excelente predisposición e inmejorable voluntad por parte de las autoridades civiles, militares y académicas y de las fuerzas y cuerpos de seguridad para ayudarnos. Sucede, no obstante, que en la mayoría de las veces, por nuestro talante discreto, nuestro trabajo no trasciende a la sociedad”.
-¿A qué trabajo se refiere por ejemplo?
“Permítame, brevemente, exponerle algunos casos concretos. La labor de mis colegas cuando la crisis migratoria, la quiebra de Thomas Cook, la pandemia sanitaria del coronavirus, el confinamiento y el volcán de La Palma, por ejemplo, ha sido de una gran ayuda y muy estimable ayuda para las autoridades competentes y me constan que algunos cónsules trabajaron a destajo, sin horario, para tratar de resolver los grandes problemas que se plantearon y que fueron resueltos. Ahí está también una faceta poco conocida del trabajo consular. En la labor consular siempre hay momentos complicados, que nos hacen más fuertes y mejores, aprendemos de las adversidades, pues lo importante es que hemos dado una solución que ha satisfecho a las partes implicadas. El trabajo consular ha contribuido a solventar situaciones muchas veces complejas”.
-¿Qué valoración hace de estos dos años en el cargo al frente del Cuerpo Consular?
“Han sido dos años muy intensos, sobre todos los últimos 20 meses, a medida que hemos recuperado la normalidad tras la pandemia. La valoración corresponde hacerla a mis colegas y a las autoridades e instituciones con las que nos relacionamos habitualmente. Cuando uno asume una responsabilidad, hay que tratar de cumplir y hacerlo lo mejor posible, pues además del país al que representamos, lo cual tiene su enjundia, a nivel institucional eres la cabeza visible de todo el Cuerpo Consular. He tratado de llevar el Cuerpo Consular a un nivel más amplio de conocimiento y relaciones y, en ese sentido, a título personal tengo la satisfacción del deber cumplido”.
-¿Y de qué logros u objetivos conseguidos se siente más satisfecho?
“He intentado como decano activo y participativo darle una mayor visibilidad al Cuerpo Consular. Junto a mis colegas del comité ejecutivo, hemos asistido no solo a diversos actos institucionales, sino también a muchas reuniones productivas con entidades públicas, empresariales y académicas. Hemos estado muy cerca de la Subdelegación del Gobierno, del Cabildo de Tenerife, de los ayuntamientos con los que tenemos mayor relación, asesorándoles en diversos aspectos, sobre todo en temas de índole turística tras la pandemia. En el caso de la ULL, hay muchos estudiantes de Erasmus y el Campus América es otro reto significativo. El rector sabe que tiene el apoyo firme del Cuerpo Consular”.
-¿Cree que hace falta darse a conocer más entre la sociedad?
“De alguna manera nos damos a conocer más a medida que hacemos más cosas que trascienden a la sociedad. Hay colegas, por ejemplo, con notorias inquietudes culturales y facilitan vínculos y gestiones que hacen posible que artistas plásticos reconocidos y músicos de prestigio de sus países vengan a Tenerife y viceversa. Ahí también está presente la labor consular y es un ejemplo claro de todo cuanto estamos hablando. En otros casos, por ejemplo, las ferias de artesanía se convierten en un escaparate inmejorable. Las visitas de embajadores, altos cargos y empresarios de nivel ponen de manifiesto el interés que siempre tiene Tenerife”.
-Finalizó esta etapa recogiendo la Medalla de Oro de la Isla al Honorable Cuerpo Consular, ¿cómo fue ese momento?
“Un momento muy emotivo. Es el reconocimiento de Tenerife a su Cuerpo Consular acreditado, con más de 150 años de antigüedad y eso ocurre solo una vez en la vida. En este caso me ha correspondido recogerlo en mi condición de decano. No pude imaginar mejor broche de oro, y nunca mejor dicho, a mi decanato, por lo que personalmente me he sentido muy honrado. Los cónsules agradecemos mucho este gesto institucional que nos llena de legítimo orgullo y, al mismo tiempo, y no es una frase hecha, nos compromete aún más a seguir con nuestro trabajo y dedicación”.
-Usted habló ese día de la larga tradición consular en la Isla…
“Cierto, la tradición consular en Tenerife se remonta al siglo XVII, cuando se nombró el primer cónsul de Inglaterra, antes incluso del Acta de Unión de 1707. No obstante, la presencia consular consolida su tradición a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Las casonas del frente marítimo de Santa Cruz y de las calles adyacentes se convirtieron en las sedes consulares vinculadas a empresarios relacionados con la agricultura y la actividad portuaria. Solo en 1899 había ya 23 consulados en la capital tinerfeña, que era entonces la capital de Canarias”.
-¿Y cuál es la nacionalidad extranjera más numerosa residiendo en la Isla actualmente?
“En este momento la italiana, con unas 20.000 personas, en números redondos, hasta el punto de que el Ministerio de Exteriores de Italia ha nombrado a un vicecónsul de carrera, que tiene oficina en Arona, después del extraordinario trabajo de Silvio Pelizzolo, que fue cónsul honorario casi veinte años. También hay colonias latinoamericanas importantes, como Argentina, Chile, Bolivia, Ecuador, Colombia y Venezuela, y también hay brasileños. A nivel europeo, hay un número significativo de residentes en el caso de Reino Unido, Francia, Países Bajos, Alemania y los países nórdicos. Dinamarca, por ejemplo, tiene más de 5.000 y finlandeses, en mi caso, hay unos 1.500 en Tenerife y unos 4.500 en toda Canarias. Todo ello sin contar el flujo turístico, claro”.