Más de 60 conciertos, a cargo de 35 artistas y formaciones, se han programado, desde el pasado viernes y hasta el 23 de julio, por todo el Archipiélago en el marco del 32º Festival Internacional Canarias Jazz y Más. Auditorios, teatros, salas y plazas de las ocho islas recibirán las variopintas propuestas de jazz y otras músicas creativas gestadas dentro y fuera del territorio insular. Con Miguel Ramírez, director del festival, músico y, sobre todo, amante del jazz, ha conversado DIARIO DE AVISOS.
-Treinta y dos ediciones de festival. ¿Qué ha cambiado y qué no de la idea inicial?
“Se mantiene la esencia: fidelizar a un público, llegar al mayor número posible de islas, dar un espacio a los creadores canarios y, por supuesto, a artistas emergentes y a primeras figuras internacionales del jazz. Todo eso se ha ido consiguiendo poco a poco. Al principio íbamos a muchos pequeños pueblos en un número menor de islas, con la idea de llevar la música a la gente, para que luego ese público también acudiese a los núcleos por los que el festival se ha ido expandiendo. Hace ya unos años que esto es una gran realidad. Además de estar en todas las islas, nos hemos abierto a espacios más turísticos y estamos presentes en los mercados y las agendas internacionales. De manera que seguimos creciendo sin abandonar nuestra esencia: organizar un festival para la gente de Canarias”.
“El ‘jazz’ en Canarias goza de muy buena salud en cuanto a su nivel artístico y creativo, y eso es algo que está reconocido”
-Si tuviera que elegir una propuesta consolidada entre el gran público y otra más minoritaria del cartel de este año, ¿cuáles mencionaría?
“Me pones en un aprieto [risas], porque es una cuestión de gustos y hay una variedad estilística muy potente en la programación, que es lo que se pretende. El jazz es un universo lleno de planetas, satélites y estrellas. En cada edición busco que ese universo tenga una amplia presencia. Dicho esto, no me perdería a la Metropole Orkest, que es una herramienta sinfónica al servicio de la música creativa, del jazz, y viene acompañada por una cantante muy reconocida, como es Kandace Springs. Esos conciertos pueden ser mágicos, muy especiales. Y de lo menos conocido recomendaría, por ejemplo, un grupo fantástico que se llama Daïda, que actuará en abierto en Santa Cruz de Tenerife y en Santa Brígida. Pero hay mucho más. A mí me gusta todo lo que está programado: hay músicas para unos momentos y para otros. Lo que le digo a la gente es que entre en la web [canariasjazz.com], curiosee y elija lo que más le guste. Y luego, claro, están los aficionados que van a todo, que es una buena tribu”.
-El festival ha contribuido a la creación de nuevos públicos. ¿Cuál diría que es el perfil, si es que lo hay, del amante del ‘jazz’ en Canarias?
“En todas las islas, pero sobre todo en Gran Canaria y en Tenerife, hay un núcleo importante de gente, de amantes, de conocedores del jazz, que todo el año está demandando música. Por eso hay otras programaciones, festivales de pequeño formato, ciclos y conciertos en auditorios y teatros, que han ido creciendo. Al principio, el Festival de Jazz de Canarias era un oasis y, por fortuna, ya no lo es. Luego hay un público curioso, que también ama la música y se acerca a la parte más lúdica, que funciona a base de golpes de efecto. Por ejemplo, en 2022 con Marcus Miller y Gregory Porter, artistas hiperpremiados y célebres, a cuyos conciertos asiste gente conocedora, pero también la que va por lo que supone escuchar a personalidades de ese calibre. Este año espero que suceda lo mismo con la Metropole, con Kurt Elling o con Salvador Sobral. Además, también tenemos entre esos públicos al curioso, al que está empezando y aprendiendo, y nuestra misión es acercarle esta música. Por eso vamos a plazas, a pequeños espacios… Es una paleta amplia”.
“Seas un experto o alguien que se acerca por primera vez a estas músicas, se trata de vivir una experiencia y disfrutarla”
-¿Y el de los artistas de las Islas que han elegido el ‘jazz’ como vehículo de expresión?
“Existe una gran variedad. Es cierto que cuando estás formándote tienes que pasar por las distintas etapas del jazz, por los diferentes estilos, y luego eliges unos caminos u otros. En Canarias hay muy buen nivel, eso está reconocido, pero tenemos que hacer más para que los músicos de las Islas estén presentes en las programaciones y también fuera del Archipiélago. A mí me encantaría que hubiese un circuito estable, no solo de jazz, pero ahora estamos hablando de esta música. Espero que esto se consiga, de forma que cuando alguien haga una nueva producción, no únicamente pueda presentarla en dos o tres lugares, sino que recorra con ella toda Canarias, para que la gente la descubra y, además, con esa experiencia adquirida, el músico pueda seguir creciendo. Estilísticamente, tenemos mucha variedad y también de instrumentistas y formaciones. Aquí contamos con varias big bands, un formato de 18 o 20 músicos, que no resulta tan sencillo de conformar, con muchísimos grupos y también con numerosos creadores. Goza de muy buena salud el nivel artístico y creativo de esta música en Canarias”.
-¿Qué es lo más complejo que resulta cada año de organizar un festival de estas características?
“Nada es fácil. Cada año acudimos a los grandes mercados y procuramos anticiparnos. Ya trabajamos en la programación de 2024. Hacer una buena programación requiere estar bien conectado, con buenas fuentes de información, asistir a los sitios para descubrir qué es lo que está pasando. Creo que eso lo hacemos bien. Luego está la logística. Un festival de jazz, normalmente, se realiza en dos o tres escenarios. Nosotros estamos en 25 localizaciones distintas, en un territorio fragmentado de ocho islas, con conciertos en espacios abiertos y cerrados… Todo eso hace que las cosas sean más complejas, a lo que se suma que en el festival participan más de 30 entidades y empresas públicas y privadas. Es verdad que el paso del tiempo ha ayudado, gracias a la consolidación del festival, a que el tema de lograr la financiación ya no sea tan difícil, pero cada edición me la planteo como un examen: tienes que mantener el nivel, y si es posible, mejorarlo, para que sigan llegando esos apoyos. Sí, hablamos de consolidación, pero eso no quita para que todo el año estemos trabajando para sacar adelante el festival. Llevamos 32 ediciones y esperamos que sean muchas más”.
“Me gustaría que hubiese un circuito estable, que permita a los creadores llevar su música por todas las Islas y fuera de ellas”
-En todo este tiempo se han vivido vicisitudes de todo tipo. Entre las más recientes, podríamos hablar de una larga crisis económica y luego de otra sanitaria. ¿Ha habido algún momento en el que el festival haya estado en riesgo de no celebrarse?
“Sí, sin duda. Con la crisis económica, que nos afectó durante varios años, muchos ayuntamientos que participan normalmente en el festival se vieron en la necesidad de recortar gastos y no pudieron apoyarnos. Entonces aplicamos la Teoría del acordeón: la crisis nos obligó a no desplegarlo del todo. Es decir, a hacer menos cosas, pero sin bajar un ápice el listón; menos cantidad de conciertos y músicos, menos financiación y menos espacios, manteniendo el nivel artístico. El año de la pandemia creo que fuimos el único festival de Europa que pudo hacer una programación internacional. Los pocos festivales que se hicieron en 2020 fueron con artistas locales y nacionales. Nosotros por supuesto que tuvimos más artistas locales en esa edición, pero también pudimos contar con nacionales e incluso internacionales. El primer año del coronavirus resultó complejo, y el segundo, quizás más. No tuvimos cancelaciones, pero sí que mover conciertos a última hora. Algunos que estaban programados al aire libre debimos reubicarlos en teatros por las restricciones de seguridad sanitaria”.
-¿Las administraciones públicas entienden ya de forma mayoritaria la importancia de apoyar una cita como esta?
“Creo que hemos demostrado que el festival funciona, que es una realidad que la gente quiere y acoge cada año. También que puede ser un gran complemento cultural en la oferta turística de Canarias. Nos promocionamos en muchos países. Es evidente que siempre que hay cambios políticos existe cierta incertidumbre en cuanto a los apoyos institucionales y quizás te encuentras con algún representante público un poco despistado. Pero bueno, las cosas se pueden explicar. Este festival no es de una sola persona ni de una empresa o una entidad pública, sino de muchas. Y es bueno que eso sea así”.
“Este festival no es de una sola persona ni de una empresa o una entidad pública, sino de muchas. Y es bueno que así sea”
-¿Cómo invitaría alguien como usted, que es músico, promotor y amante del ‘jazz’, a disfrutar de la programación de este año en cualquiera de las islas?
“¿De qué se trata este festival? De una experiencia. Tú, como ciudadano, acudes a un espacio donde se desarrolla una actividad. Si eres conocedor del jazz o de las músicas creativas, accedes a esta experiencia quizás de una manera más fácil, pero si es la primera vez que la vives, vas a ver qué pasa, qué es lo que encuentras y lo que descubres. Al principio, había gente que entendía el jazz como una música de locos, muy de explorar… Dentro del jazz hay un abanico estilístico muy grande. Por supuesto que esta el bebop y el free, pero también el swing, el blues, el cool…, que se pueden disfrutar sin tener que ser un superentendido. Aunque es cierto que a todos ellos les une una característica: el arte de improvisar. Por eso, desde hace algunos años, hemos añadido al nombre del festival lo de músicas creativas, porque hay otras músicas, como las étnicas, las que no provienen de la cultura americana, que también utilizan los elementos de la improvisación, las armonías modernas…”.