Asociaciones de vecinos del Sur y organizaciones ecologistas reclaman más zonas de sombra en los espacios públicos de la comarca para mitigar las altas temperaturas, especialmente en verano, y los efectos nocivos de la radiación solar sobre la salud. Una reivindicación compartida por profesionales de la medicina, que recuerdan que episodios de calor extremo, como los vividos este mes, provocan un aumento de las muertes por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sobre todo entre las personas de edad avanzada y con patologías crónicas, y un incremento de los casos de cáncer de piel por la exposición al sol sin la protección debida.
Todos apelan a una mayor sensibilidad de los ayuntamientos con un urbanismo más sensible en el que prime la salud y el bienestar ciudadano en pleno calentamiento global, con más árboles, toldos y pérgolas en parques, plazas y paseos. Una corriente social que cobra cada vez más fuerza y que respaldan arquitectos como Carlo Garrone Merlo, autor del nuevo parque de Las Rosas, en Arona, un espacio que destaca, precisamente, por sus zonas de sombra.
“Estamos ante un problema muy grave en el Sur del que deberían ser más conscientes las administraciones”, subraya. Frente a quienes sostienen que los ayuntamientos priman los espacios abiertos sin zonas verdes para abaratar los costes de mantenimiento, Garrone defiende apostar por más vegetación, “porque la calidad de vida que dan las zonas de sombra no tiene precio y porque esos árboles en los que se invertirán ahora darán sombra a nuestros hijos y nietos”, asegura a este periódico.
A juicio de este profesional, no se trata de un gasto, sino de una “inversión en la salud de los ciudadanos” y añade que las administraciones públicas disponen de “muchísimos recursos económicos” para este fin. “Lo que es muy triste es que se creen plazas y parques infantiles sin un toldo, una vela o un árbol donde protegerse del sol”, enfatiza.
En línea con la opinión de este arquitecto, distintos colectivos vecinales insisten en un mensaje: “Hacen falta más árboles y menos plazas de cemento”. Por su parte, asociaciones ecologistas subrayan los efectos beneficiosos de la vegetación frente al cambio climático, además de aportar espacios de sombra y contribuir a refrescar el aire. Según estimaciones de la ONU, las casas con árboles próximos a sus fachadas reducen hasta un 30% el consumo de aire acondicionado, y en espacios tipo ramblas con vegetación la temperatura puede descender entre 2 y 6 grados.
ISLA DE CALOR
Además, los expertos recalcan que un mayor protagonismo de los árboles en las zonas urbanas reduciría el efecto conocido como “isla de calor”, causado por la acumulación térmica sobre el hormigón y el asfalto durante el día y su liberación por la noche.
La ola de calor que afecta a medio mundo en estas fechas veraniegas ha disparado las alarmas sobre las consecuencias del cambio climático sobre la población, una preocupante realidad que obliga a adaptar los entornos urbanos. Ecólogos como Fernando Valladares, del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ya han advertido de que el pasado verano “será probablemente uno de los más frescos de lo que nos queda de vida”.