Desabastecimiento de papas en Canarias no parece que vaya a haber por ahora. Lo que sí se barrunta es un encarecimiento. Así lo interpreta Miguel López, secretario insular en Tenerife de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG). La plaga del escarabajo en los tubérculos ingleses ha puesto colorado a más de uno. “Claro que va a afectar al consumo”, traslada a DIARIO DE AVISOS. “Si cuando la papa está sobre el euro y medio de precio de venta al público resulta cara, en esta situación va a ser supercarísima y, encima, de importación. Mal asunto. Si la gente demanda papa y está dispuesta a pagarla a ese precio, el importador que vea en eso un negocio la seguirá trayendo”. Aunque sea tirar piedras sobre su propio tejado, López sugiere una adaptación de la dieta: “A lo mejor esto sirve para que baje el consumo per cápita, que ya ha descendido mucho. En términos nuestros sigue siendo elevado. La papa es un alimento básico en la mesa canaria, pero aconsejamos el consumo de los productos de temporada”.
La COAG reivindica la soberanía alimentaria: “Existe un plan estratégico que viene de la legislatura precedente e incluso de la anterior etapa de Fernando Clavijo. Fue cuando se empezó a trabajar con la Universidad de La Laguna en estudios en serio acerca de nuestro grado de autoabastecimiento. Convendría actualizarlos. Bueno, una normativa de carácter internacional regula todo esto. Hemos logrado una excepcionalidad para producir semillas de papas certificadas, solo en las variedades nuestras. Esta normativa es muy exigente con las condiciones de los suelos. No puede haber a tantos kilómetros a la redonda pulgones y bichos que transmiten los virus, etcétera. De ahí que sea muy difícil”. Miguel López cree que, con los medios de hoy en día, los conocimientos, la tecnología, los centros de formación y los recursos humanos, problemas de esta naturaleza no son insalvables. Sin embargo, encuentra en la rentabilidad del negocio un factor clave: “Una actividad que permita a la gente comer de ello, vivir dignamente. No estamos hablando de generar grandes beneficios, que sería estupendo. Con el tipo de sociedad de servicios que hemos implantado, eso ha quedado en un segundo o en un tercer plano”.
Tradicionalmente, reseña el portavoz de la COAG, Canarias ha tenido una dependencia en materia de suministro de semillas, básicamente: “Es verdad que, actualmente, también para el consumo. Hasta casi llegada la década de los ochenta, éramos exportadores de papas. Con el cambio del modelo económico nos hemos convertido en importadores de papas. Una orden de 1987 no nos permite traer semillas certificadas para siembra y de consumo sino de determinados países. Chipre, Malta, Egipto e Israel son orígenes alternativos al Reino Unido”. Antaño, apunta López, “la papa inglesa empezaba a venir de octubre a marzo”. El “periodo sensible” era de marzo-abril a octubre, cuando no entraba una papa.
“Las medidas para proteger la producción local no han terminado de cuajar, porque ya estábamos en barrena”. Aparte de que la superficie de cultivo ha menguado “de forma escandalosa”, las producciones de esta año “han salido de aquella manera, un desastre”. Con la aleatoriedad climática, es como jugársela a la lotería.
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