Ese túnel completamente oscuro del que tanto se habla, parece que ya no da más de sí. Salvo sorpresas desagradables, el incendio que desde la noche del martes (23.36 horas) se ha cebado con Tenerife ha comenzado a mostrar signos de debilidad y el Gobierno de Canarias confía en poderlo dar por estabilizado durante la jornada de hoy.
Así lo trasladó ayer la presidenta del Cabildo de Tenerife, Rosa Dávila, quien, acompañada por la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en funciones, Teresa Ribera, y el jefe del Ejecutivo regional, Fernando Clavijo, volvió a poner de relieve el trabajo desarrollado por todas las personas que, de una u otra manera y en sus respectivas responsabilidades, han hecho frente a las llamas.
Este moderado optimismo no significa, ni mucho menos, que la catástrofe a la que se ha enfrentado la Isla durante todos estos días haya quedado atrás. El balance de ayer arrojaba una cifra de casi 15.000 hectáreas quemadas y un perímetro de 90 kilómetros. Con cerca de 3.000 hectáreas del Parque Nacional del Teide afectadas y unas 10.000 de la corona forestal. Lo que se traduce en un inmenso daño a la biodiversidad, que, sin duda, pudo haber sido incluso mayor.
ZONA CATASTRÓFICA
Ayer, cuando el Cabildo de Tenerife aprobó iniciar el procedimiento para la declaración de la Isla como zona afectada gravemente por una emergencia de protección civil, es decir, como zona catastrófica, gran parte de las labores de extinción tuvieron como escenario la parte alta de Güímar, en la zona conocida como Mal Abrigo. Allí permanecen diferentes puntos calientes que se pueden reactivar en cualquier momento, merced a las altas temperaturas.
Las labores para extinguir el incendio, “que no está controlado ni de lejos”, como subrayó el consejero de Política Territorial del Gobierno de Canarias, Manuel Miranda, buscaron “asegurar” el trabajo y controlar las reactivaciones de algunos focos, especialmente en el norte de La Esperanza (El Rosario), El Sauzal, La Matanza y el Valle de La Orotava, detalló Pedro Martínez, jefe del Servicio de Gestión Forestal del Cabildo tinerfeño.
Uno de los mejores datos conocidos ayer fue que la evolución del incendio ha posibilitado que regresen a sus hogares el 75% de las personas evacuadas, más de 8.300 personas. Ayer concluía la evacuación de los vecinos de varias zonas de Tacoronte, El Sauzal y Santa Úrsula.
El director de Emergencias del Cabildo de Gran Canaria, Federico Grillo, apuntó que el potencial del incendio ya era “prácticamente nulo” y también que la zona afectada “no queda arrasada”, la especies “se adaptarán” y los montes se “recuperarán”, tal y como ha ocurrido a lo largo de la historia de la Isla.