No es la primera vez que ocurre ni será la última. Las ‘clavadas’ en algunos enclaves turísticos están a la orden del día y eso es algo que, probablemente, no cambie nunca. Las hemos visto de todos los colores a lo largo y ancho de la geografía española, pero también en Canarias.
En esta ocasión, ha ocurrido en la paradisiaca isla de Mykonos, en Grecia. Allí, la turista estadunidense Amber Pace y su amiga Aurbrey tuvieron que hacer frente a una cuenta de 450 libras esterlinas, unos 520 euros, aproximadamente, por dos bebidas y dos aperitivos.
Al parecer, las clientas le preguntaron al camarero por un menú de precios, pero éste nunca les dio la carta. “Le dije a nuestro camarero tres veces ‘por favor, asegúrate de que sea el de 17 libras, no quiero nada más que eso’ y él seguía diciendo que entendía”, explicó Amber a The Sun.
“Mis calamares fritos estaban gomosos y sin sabor, y las patas de cangrejo de mi amiga estaban excesivamente saladas”, reveló al citado medio. Cuando pidieron la factura, ambas se quedaron horrorizadas. No obstante, intentaron hablar con el gerente del establecimiento al día siguiente, que las culpó a ellas por no leer la carta. “Fue grosero, se burló de nosotras y no hizo nada al respecto”.
En Canarias también se han dado casos en los que los clientes se han visto sorprendidos al pedir la cuenta. Por estos lares se ha llegado a pagar 9 euros por un zumo de naranja pequeño, 15,40 euros por tres cortados, una botella de agua pequeña y una cerveza o más de 13 euros por tres pulguitas.