El mural que colocó hace dos semanas en el barrio de El Born se ha convertido en un lugar de peregrinación: “Una locura de gente”, dice el artista urbano.
En Barcelona ya no se habla tanto del beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso, como de ‘El Beso’ que ha implantado el tinerfeño Alberto León en el barrio El Born de Barcelona.
Desde el 30 de agosto, inicialmente “de manera ilegal”, reconoce el artista lagunero, un gran mural en una esquina de la calle Malcuinat, muy cerca de la iglesia de Santa María del Mar, se ha convertido en centro de peregrinación de miles de curiosos que se acercan hasta allí para dar un beso e inmortalizar el momento con un ‘selfie’.
La idea se le ocurrió a Alberto León después del polémico beso de Rubiales a Hermoso tras la final del Mundial Femenino de Fútbol en Australia. “No se hablaba de otra cosa y yo siempre trato de llevar la actualidad al arte urbano”, aunque reconoce que “últimamente piso menos la calle, porque tengo que atender a un niño de cuatro años y a mi tienda, tanto física, en San Cugat del Vallés como online”, señala este lagunero de 40 años que lleva 12 residiendo en Barcelona.
Deja claro que el acto de Rubiales estuvo mal, pero considera que ha habido “un linchamiento desproporcionado” y que con este mural no trata, ni mucho menos, de justificar aquel beso, pero sí “todos aquellos que se dan con consentimiento, de manera espontanea”, proponiendo que “nos besemos más y bajemos la crispación y el odio”, algo que tenor de lo que se está viviendo con su obra ha comenzado a lograr.
Alberto León inició sus estudios artísticos en la escuela Fernando Estévez de Santa Cruz de Tenerife, después de estudiar bachillerato en el Viera y Clavijo de La Laguna, especializándose, ya en Barcelona, en diseño gráfico en la Escuela Elivasa. Está considerado uno de los mejores artistas callejero y de Pop Art de la ciudad y ha llevado sus obras a varios países.
Recuerda que ‘El Beso’ no fue una grafiti ni un mural al uso, porque “hubiera tardado seis horas en hacerlo con pincel y spray”, utilizando para ello “una pintura digital y pegarlo con cola en quince minutos”. Tanto es así que este mismo mural puede trasladarse en cualquier momento a otra pared en cualquier ciudad, por lo pronto ya tiene una oferta “para colocarlo en la calle La Barrera, la calle de las tascas por excelencia de La Coruña”.
Además, esa rapidez en la ejecución, reconoce Alberto, se debió a que “no tenía permiso para hacerlo ni de la comunidad de vecinos ni del Ayuntamiento, lo que me iba a suponer una fuerte multa. Pero no, hoy los vecinos están encantados, enamorados del mural, porque reconocen que “es una manera de embellecer el barrio” y hasta los Mossos d’esquadra se fotografía con El Beso”, en un barrio, El Born, “lleno de arte urbano por todas partes”, recuerda el artista tinerfeño, sorprendido y entusiasmado “por la locura” de la gente por darle un beso a tan singular mural.