Por Valentín Bustos/DA.| A pesar de no estar físicamente en nuestra posesión y utilizarse en transacciones diarias, la peseta continua siendo un elemento presente en numerosos hogares. A lo largo de sus 132 años de existencia (utilizada por ciudadanos desde 1869 hasta finales de 2001), se han acuñado diversas monedas con distintos valores faciales. Sin embargo, una de las más queridas y conocidas ha sido la moneda de cinco pesetas.
Fue el 1 de enero de 2002 cuando la peseta pasó al ‘baúl de los recuerdos’ y fue sustituida por el euro. Aun así, bien sea porque hay quien las ha guardado como recuerdo o colección, o por descuido, los españoles todavía guardan pesetas por valor de 1.575 millones de euros, según el Banco España. De esa cantidad, 728 millones corresponden a monedas.
De entre todas las monedas de la conocida también como ‘rubia’, la de 5 pesetas fue la única que llegó a conocerse con otro nombre: un duro. Y se extrapoló a otras cantidades. Así, una moneda de 5 pesetas era un duro; 25 pesetas eran cinco duros; y, cien pesetas, eran 20 duros.
Los duros de plata más valiosos
De la larga trayectoria de las 5 pesetas, hay una serie de años en los que su valor se ha incrementado de manera exponencial. Y eso se ha debido a una serie de factores como el grado de conservación.
El duro más codiciado por los coleccionistas es el de plata de 1869. Es posiblemente la serie más rara y buscada porque no se llegaron a acuñar para circular. Según coleccionistas de monedas, su precio máximo estimado estaría en 40.000 euros.
En esos primeros años, también sobresale el duro de plata de 1870 de Amadeo I de Saboya. Fabricado en plata de ley, y con un peso de 25 gramos, representa el primer intento de utilizar un sistema común entre varios países, en el que cada moneda podía ser utilizada en todos los territorios adscritos al acuerdo.
En esa fecha, por ejemplo, las 5 liras italianas, los 5 dracmas griegos, o los 5 francos franceses (junto a las 5 pesetas españolas) tuvieron la misma composición. En el caso de las 5 pesetas, se llegaron a acuñar 5,9 millones de unidades.
¿Cuáles son? Para empezar, hay que tener en cuenta que hay cinco monedas diferentes de duro de 1949. Y lo que hay que mirar son los números troquelados en las dos estrellas que están alrededor de la palabra ‘cinco’.
Así, en la moneda cuya estrella pone 49 y 50, el valor máximo en subasta es de 20 euros, según coleccionistas de monedas. Eso sí, siempre y cuando esté en perfecto estado de conservación. En el caso de que en la estrella ponga 51, hablamos de 6.000 euros; y si pone 52, alcanza un máximo de 36.000 euros. La quinta moneda de duro lleva en una estrella la letra E, y en la otra, en número 51. Su valor es de unos 5 euros.
¿Por qué esta diferencia? Porque en ese año 1951 (con la guerra de Corea en pleno apogeo) aumentó el precio del níquel. Una de las consecuencias es que fabricar este duro tenía un coste superior al de su valor facial.
Por este motivo, las monedas con las estrellas 51 y 52 se fundieron, salvo un número pequeño que fueron guardadas por coleccionistas con alto poder adquisitivo y altas autoridades de la dictadura. En concreto, de las del año 52, hay unos 14 ejemplares.
De todos los años posteriores en los que se acuñaron duros, no hay ninguno que destaque y alcance niveles de miles de euros. Las de 1957 (en concreto, las que tienen en las estrellas los números 58 y 63), por ejemplo, alcanzan un valor máximo en subasta que ronda los 50 euros. Eso sí, siempre y cuando conserven el color y brillo originales.
A partir de 1975, hay una moneda que se destaca por un error. En su reverso, presenta un motivo conmemorativo del mundial de fútbol celebrado en España en 1982. Sin embargo, en el anverso muestra la fecha de 1975 en lugar de 1980 como debería haber sido. En algunas ocasiones, se han pagado hasta 400 euros por ella, aunque su precio generalmente oscila entre 60 y 90 euros.