El precio de los alquileres en el sur de Tenerife se ha disparado. En municipios como Arona resulta casi imposible poder acceder a una vivienda dentro de unos precios más o menos lógicos, por lo que, por desgracia, vivir dentro de vehículos se ha convertido en algo casi habitual. En este caso, una pareja lleva viviendo desde hace meses en la playa de Las Vistas. Su situación es límite.
En el programa Herrera en COPE Canarias, han mostrado el caso de Lucía y su pareja, que lleva viviendo en la playa de Las Vistas nueve meses. Viven en una caseta de campaña porque no pueden acceder a un alquiler. “Vivimos como dios nos ayude”, señalaba en Cope.
“No tenemos baños porque los cierran a las seis de la tarde, o vas a un bar y te tomas un cortado y vas al baño, o nada. Para ducharnos vamos a casas de amigos una vez a la semana”, señalaba.
A Lucía y su pareja los desahuciaron del piso en el que llevaban 13 años viviendo: “Vinimos a la playa de Las Vistas porque no teníamos otro sitio. Hay muchísima gente viviendo en la calle, muchísima gente de fuera. En la situación nuestra solo nos conozco a nosotros. En Los Cristianos están haciendo todo vacacional, lo de la vivienda es lo peor”.
Coches y furgonetas se disparan como alternativa para vivir en el sur de Tenerife
Por Nacho Martín. “Temo que nos vayamos a acostumbrar a que una furgoneta se convierta en la alternativa habitacional de muchas personas”, explica la trabajadora social y coordinadora del programa insular de vivienda Base 25, Alejandra Hernández, que desarrolla Cáritas y que financia el Cabildo de Tenerife. Un programa que trata de hacer frente a un problema creciente que, quizá, se esté haciendo mayor de lo que percibe la mayoría, teniendo en cuenta que empieza a colarse con timidez en los discursos políticos una realidad que hace tiempo que es frecuente en las conversaciones de amigos y familias.
Este programa tiene como objetivo asesorar y acompañar a familias que se encuentran en riesgo de perder su vivienda única y habitual, ya sea por ejecución hipotecaria, desahucios por impago del alquiler o desahucios en precario: cuando no hay documentación que acredite la propiedad de la vivienda, algo no demasiado infrecuente en Canarias y en zonas donde la transmisión de la propiedad ha sido tradicionalmente informal, de padres a hijos y de abuelos a nietos.
Y la realidad es que su trabajo aumenta y las soluciones a su alcance, como la búsqueda de viviendas alternativas a las familias que son desahuciadas, cada vez son más complicadas. “Es una lucha titánica”, explica. “Antes, de autopista para abajo era vivienda vacacional, con las condiciones que tiene, y, de autopista para arriba, se encontraba la vivienda residencial a precios accesibles. Esto ha cambiado. Ahora todo es vacacional”, subraya la coordinadora, que advierte de que “esto se va a poner muy feo”. De autopista para arriba, en las medianías, se encontraba alivio social a los desahucios o pérdida de alquileres que se producían de autopista para abajo.
Si bien hace años, estas situaciones afectaban a personas con ciertas características y rentas, principalmente las más bajas, ahora se está produciendo una generalización del fenómeno de dificultades para mantener la vivienda en alquiler o para encontrar una alternativa. “Con viviendas a partir de 700 euros al mes el problema ya no es de personas con rentas bajas, sino que también afecta a las clases medias. Hay quien tendría que destinar el 80% de sus ingresos al alquiler”, advierte. Pero es que, personas con ingresos de 1.500 o 1.600 euros deben destinar el 50% de los mismos para vivir sin compartir.
Por tanto, ya no se trata de un problema de personas de bajos ingresos, sino que el riesgo real de perder la vivienda ha dejado de entender de ingresos medios y se extiende como una plaga que afecta a las rentas bajas y medias, que, además, se enfrentan a unas condiciones leoninas para que les alquilen una casa, con unos requisitos que cada vez son más difíciles de cumplir.