Adrián Delgado Rodríguez ya no es el director de instituto más joven de España -lo fue con 24 años-, porque desde hace unas semanas ocupa el cargo de director territorial de Educación en Tenerife. Aunque no lo sabe con certeza, presume que con 26 años también sea el director territorial de una consejería de Educación con menos edad.
“Me llamó el consejero Poli Suárez y no pude decirle que no”, explica Adrián, quien reconoce que en esa designación “seguro que ha tenido algo que ver Emilio Navarro, presidente del PP en Tenerife y alcalde de Santiago del Teide, una persona muy cercana”. En dicho municipio es donde impartió clases y llegó a director del IES Tamaimo.
Su designación es política, pero aclara que “es un cargo restringido a funcionarios A-1” y espera “poder cumplir los cuatro años de esta legislatura”, aunque en su pensamiento sigue estando el objetivo de ser “el inspector más joven de España. Pretendo poner la inspección al servicio de la educación y que no se perciba como un elemento represivo para el profesorado”.
Aunque es sabedor de que “ahora me dedicaré más a la burocracia, a conocer la Consejería de Educación por dentro”, en su interior sigue teniendo “la vocación de profesor, porque es la mejor herramienta para lograr una sociedad mejor”. Así, apuntó que “el profesor está bien pagado en Canarias, solo superado en sueldo por el País Vasco, pero la vocación no se mide en euros, sino en salario emocional o vocacional, que es superior al dinero”.
Apenas ha aterrizado en su nuevo cargo, pero ya conoce de primera mano los problemas de un nuevo curso. “No ha habido grandes novedades, pero siempre está el problema de los comedores, porque ha habido bajas y resulta difícil cubrirlas”, resaltando que está en camino, por ejemplo, solucionar el problema histórico del comedor del CEIP Puntalarga, en Candelaria.
Reconoce que hay colegios que han tenido que unir varios cursos por la falta de alumnos o incluso cerrar colegios por “un problema de baja natalidad, que se da en zonas de Santa Cruz y el norte de la Isla, pero no en el Sur, donde, en cambio, necesitamos más aulas, porque la inmigración es superior, con las aulas más masificadas”.
También reconoce el déficit en instalaciones, por ejemplo, en las deportivas de los colegios: “Es un tema bastante complejo, recurrente, porque hablamos de colegios de 30 o 40 años, que necesitan una adaptación urgente, aunque la competencia en la materia, en los CEIP, deben tenerla los ayuntamientos”.