“Hemos tenido veranillos de San Miguel, pero yo no recuerdo casi 20 días seguidos con este calor en otoño”, manifestó ayer a DIARIO DE AVISOS Ángela Delgado, presidenta de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (Asaga), que advirtió sobre las consecuencias de esta ola de calor en el campo isleño.
“El norte es la zona más afectada, porque siempre fue rico en agua y ahora las balsas están prácticamente vacías y no llueve, y los productores nos preguntamos qué hacer si no tenemos garantizada el agua: sembrar o no sembrar”, indicó Delgado. Esa incertidumbre rodea, sobre todo, a la plantación de papas y hortalizas en las medianías. “Los agricultores dudamos si podrán acometer futuras cosechas con este clima adverso, lloviendo cada vez menos y con poca disponibilidad de agua”, remarcó.
En el Sur, más adaptado a la sequía que el norte, los peores efectos se registran en las zonas altas, donde la disponibilidad de agua es muy limitada. En la zona de Vilaflor de Chasna prácticamente se han agotado las existencias con los riesgos extras desde que comenzó el episodio de calor el 30 de septiembre.
En cultivos como las lechugas, los riegos se han intensificado mañana y tarde para evitar que las altas temperaturas arruinaran la cosecha. “Si no hay agua suficiente para la campaña completa de papas, esta podría recortarse en tiempo, cantidad y tamaño”, advirtió Ángela Delgado.