Más de 30.400 migrantes han llegado en 2023 a Canarias, una cifra que está a punto de superar la alcanzada en 2006 en la llamada crisis de los cayucos, cuando a cierre de año se habían contabilizado un total de 31.678 migrantes. Según los últimos datos oficiales del Ministerio del Interior a fecha 15 de octubre, habían llegado al Archipiélago 23.573 personas, a las que habría que sumar unas 6.872 personas llegadas en estos últimos 15 días de noviembre, según los datos contabilizados por Europa Press a partir de las cifras que va facilitando Salvamento Marítimo y que ha podido corroborar este periódico.
El Ministerio del Interior ofrece cada 15 días cifras oficiales de llegadas de migrantes por vías irregulares a España, un balance que previsiblemente publicará mañana martes, 31 de octubre. Según los últimos datos disponibles de Interior, continúa la citada agencia, este año ha aumentado el 79,4% la llegada de personas a Canarias. Este repunte migratorio se ha acentuado especialmente en este mes de octubre que hoy finaliza, cuando se ha sumado más de la mitad de las llegadas de todo el año, con más de 15.000. En la primera quincena llegaron 8.561 migrantes y del 16 al 30 de octubre lo han hecho al menos 6.708.
Mortalidad
Del mismo modo, ayer llegó al puerto de Los Cristianos, en Tenerife, un cayuco con más de 200 migrantes de origen subsahariano, entre ellos dos fallecidos a bordo y un tercero que feneció en el mismo muelle aronero. En concreto, y a la espera del recuento final, en la embarcación viajaban un total de 209 personas: 154 varones, 21 mujeres y 34 posibles menores de edad, según fuentes oficiales de Salvamento Marítimo.
Lamentablemente, la mortalidad sigue siendo una de las características básicas de la Ruta Canaria, a tal punto que a los tres fallecimientos de ayer hay que sumar otros cuatro acaecidos la semana pasada (tres en El Hierro y el restante en Tenerife), además de una veintena de desaparecidos en un cayuco que fue auxiliado finalmente hasta la Isla Picuda.
Resta añadir que las cifras serían aún mayores si no fuera por las interceptaciones recientes efectuadas en las costas de Mauritania y Senegal.
Más mujeres, más menores y más neumáticas que a principios de siglo
Es absurdo sostener que la actual crisis humanitaria en Canarias a cuenta de la migración irregular procedente del continente africano es mejor o peor que la acaecida a primeros de siglo, la llamada crisis de los cayucos, porque el sufrimiento padecido por miles de seres humanos en ambos procesos impide cualquier comparación mínimamente seria al respecto, tratándose como es de una de las vías más mortíferas del mundo, como certifica Naciones Unidas.
Pero ello no impide un mínimo análisis de los datos, que revelan significativos aumentos en la presencia de mujeres (entre ellas no pocas embarazadas o recién parturientas que se lo juegan todo por el futuro de sus hijos e hijas) y menores de edad a bordo de las embarcaciones que se arriesgan a una travesía tan infernal que en ocasiones en el pasado ha llegado incluso a terminar con sus ocupantes momificados en las costas de Barbados.
Como tampoco resulta baladí que también se registre un preocupante crecimiento en la presencia de lanchas neumáticas, siempre mucho más frágiles que las tradicionales pateras o cayucos, al menos artes tradicionales para la pesca por las aguas de los países de origen.
Sea como fuere, las vidas se siguen perdiendo de forma escandalosamente masiva en las aguas de Canarias, convertidas en una fosa común sin que nadie parezca poner remedio a semejante desastre.