Hablar con Gaspar Sierra es fácil; resumirle, un reto. El exalcalde silense, médico jubilado y desencantado de los partidos, repasa su vida y resalta que, “con mayoría absoluta, metí en mi Gobierno a la oposición”. Igualito que hoy, vaya.
-A sus 81, ¿cómo está?
“Muy bien. Me he cuidado y no hice exageraciones. Tuve un problema con una intervención, pero ya pasó y me hago mis ITV. Además, tengo la suerte de saber algo de medicina, que es de lo que he vivido, no de la política”.
-¿Cómo es su día a día?
“No he notado mucho la jubilación porque mis aficiones me tienen atento: la bibliofilia, numismática, colección de documentos… Además, me sentí médico siempre, desde que llegué a las Islas en 1971 como médico militar, y eso que me ofrecieron cargos elevados”.
-¿Cabildo, Gobierno…?
“(Pausa) Preferí la medicina”.
-¿Y la Alcaldía: le convencieron por ser el médico local?
“Fue difícil: llegué en el franquismo duro, muy duro aquí”.
-Y lo dice cuando, entonces, era médico militar…
“Bueno, sí, pero solo estuve 4 meses en Hoya Fría. En realidad, vine de rebote: me fue a buscar la Guardia Civil por prófugo…”.
-¿Y eso?
“Es que tengo muchas singularidades. Mi padre era militar con cargo importante y pude librarme de la mili si hubiese querido. Tras estudiar en Sevilla, con ir al hospital militar de Badajoz y hacerme un reconocimiento bastaba, pero dije que no, pues no quise privilegios. Allí, el franquismo duro también imperaba, y lo viví en casa”.
-¿Por qué llega de rebote?
“Hice las milicias universitarias, que sí me gustaban, y trabajé como camarero y vendiendo aspiradoras para estudiar medicina y las especialidades con el fin de buscarme una salida. Un día me llaman y me dicen que me faltaban 4 meses para terminar la mili. Me buscaron en Badajoz, pero estaba en Sevilla… Aunque no la conocía, soy yo el que elige Canarias”.
-¿Tenía ya inclinaciones socialistas o antifranquistas?
“No. Todo fue complicado. Hice el preuniversitario en Sevilla y ese curso lo hizo Felipe González, aunque por letras, en el Instituto San Isidoro”.
-Su nombre clandestino…
“Sí, pero eso fue luego. Es que mi vida es difícil de resumir”.
-¿Y no la ha escrito?
“No he tenido tiempo. Coincidí con Felipe en torno a 1959, pero nunca hice vida común. Sí conocí a Guerra por la residencia de hijos de militares. Pero aún no estaba politizado: ¿quién lo iba a estar en el 71…?”.
-Sí hubo gente que se opuso al franquismo, que militó en el PCE, incluso en el PSOE interior… Felipe se afilia en 1964…
“Sí participé en movimientos juveniles y recuerdo que Fraga dio una conferencia en Filosofía, en Sevilla, y nos manifestamos pues la residencia estaba al lado, pero íbamos al lío, a los caballos, los grises… Sabía lo que quería, pero un pronunciamiento ideológico lo tuve mucho después.”
-¿Cuándo: ya con Franco muerto o en las locales del 79?
“Un poco antes de esos comicios. Con Luis Yanes (alto dirigente del PSOE de los 70, 80…) y Guillermo Galeote…”.
-Que acabó como acabó (se le relacionó con el caso Filesa; murió por COVID en 2021)…
“Fueron compañeros en la carrera y me insistieron. Contactaron con Alberto de Armas, se fue a Los Silos, pues empecé de médico en 1973, y entré. En realidad, quería hacerlo en el PSP de Tierno, donde estaban Segura y Galván, si bien pronto se integró en el PSOE porque eran inviables dos partidos”.
-Es cuando conoce el franquismo profundo… ¿Era aún más duro en la Isla Baja?
“Sí, era caciquismo puro y duro. En un pueblo, las consultas médicas representan todo, formas parte de todo, y vi que allí existía esclavitud, que aún había derecho de pernada”.
-En plenos años 70…
“Sí, claro. Y cosas mucho más graves. Los peones de platanera, por ejemplo, si querían casarse debían pedirle permiso al propietario de las fincas. Era así”.
-¿Su familia se opuso a que entrara en política?
“No, estaba dispersa. Somos seis hermanos, mi madre murió joven y, aunque pasaron cosas, pronto me sentí libre. Fui a esa residencia, pero me expulsaron porque me oponía. Al llegar, estuve dos años en La Victoria y aún me recuerdan, pues no había hospital y hacía los partos a domicilio… Eso era el tercer mundo: la luz se iba a las 6, no había TV y, por ese esclavismo laboral y social, me autoconvencí de hacer política. Conozco a Saavedra en el 78 y también me convence Alfonso García Ramos”.
-Logra mayoría absoluta en el 79 y pierde el poder en 1995: ¿qué Los Silos halla y cuál deja?
“Los Silos no era nada. Era víctima del caciquismo más profundo, de los grandes dueños de las plataneras, del puro franquismo. Me tuve que enfrentar a todos, incluida la iglesia”.
-¿Qué le pasó con la iglesia?
“Hay cosas que jamás diré”.
-¿Vivía Los Silos a la sombra de Icod, Garachico…?
“La Isla Baja entera no existía; existía Lorenzo Dorta (alcalde de Garachico de 1969 a 1987), que hizo una buena labor… Para mí, lo importante era mi pueblo y los servicios públicos. Allí no había nada. La casa del médico era la mía y la tuve que hacer entera. De hecho, hicimos el primer centro de salud de Canarias a través de planes provinciales”.
-¿Lo que más le da orgullo?
“Los servicios en general: mejorar la sanidad; los colegios en los barrios; el ayuntamiento…”.
-¿Y por qué se paró eso en 1995, pues siempre concibió a Méndez y CC como un retraso?
“Claro que fue un retraso. El problema fue que ATI-CC hizo una campaña muy sucia contra mí porque era un obstáculo, mi labor irradió a la Isla Baja e Icod. No busqué ese protagonismo, pero satisfacía las demandas sociales y, al final de los 80, incluso contra el PSOE. Mi Alcaldía luchó por el desarrollo (se crearon bancos, industrias…), pero no por socialismo, sino por necesidad. Había que intentar, por ejemplo, que los alumnos no fueran a Icod y creé el instituto”.
-La Isla Baja e Icod han girado a la izquierda: ¿cuestión de personas o tendencias?
“Es por personas y gestiones. Es un problema preocupante que me alejó del PSOE. No me defraudó la política, sino los partidos, que deben ser instrumentos de participación, pero se tornaron agencias de colocación”.
-¿Usted nunca lo hizo?
“Nunca. Al contrario. De hecho, me costó sangre, sudor y lágrimas hacer una lista en 1979 porque la Guardia Civil le decía a la gente que la política estaba prohibida, que no se metieran”.
-¿En democracia?
“Sí, en democracia…”.
-¿También en el 83, 87…?
“Se fue suavizando. Pero voy más allá: en el 79, animé al candidato de UCD a hacer campaña conmigo y la hicimos. Y, a pesar de mi mayoría absoluta, puse de primera teniente a una de UCD, algo inconcebible hoy. No fui sectario y metí a todos, incluso al edil comunista. Y lo hice con más fuerza en el 83 pese a ganar un acta. Hacía política del pueblo”.
-Se desencantó en 2002… ¿Le defrauda todo más hoy?
“Todo eso lo denuncié en el PSOE desde 1992, cuando, en el congreso regional, le dije a Saavedra, al que no voté, que sería el culpable de la implantación de ATI pues aprendía de mi política, de mezclarse con los barrios”.
-¿Y el PSOE no aprendió? ¿Torres ha sido un paréntesis?
“No, Ángel es buena persona (que, eso sí, es lo peor que se puede decir de un político), pero también lo ha usado el PSOE”.
-¿Fue justa Canarias con él tras el COVID, volcán, guerra…?
“Su gestión fue mejorable, pues se abandonó la sanidad…”.
-Hubo una pandemia…
“Que sí, pero esto viene de los 90 y no se corrigió. La política ocupó la sanidad, la educación y hasta las cajas. Los cargos sectoriales los ocuparon personas no idóneas y lo dije en el PSOE”.
-¿Da ya por perdido que algún partido le ilusione?
“Lo tenemos mal por el deterioro de la democracia; la interna de los partidos no existe”.
-¿Fue partidario de las primarias en el PSOE desde el 98?
“Jamás: fue un enorme error”.
-¿Y también consultar a las bases, como el otro día?
“Peor. Es manejarlas, no consultarlas. Rechazo la amnistía, debería haber otras elecciones”.
-¿Y qué es profundizar en la democracia interna, entonces?
“Lo de los 80. Aún creo en la socialdemocracia pura y participativa, la de Felipe, ahora inaplicable por el caldo de cultivo y por no existir las agrupaciones locales. No me pongo de ejemplo, pero, del 79 al 83, reunía los jueves, en la caja, a los vecinos para decidir qué iba a pleno”.
-Pero es democracia asamblearia, difícil a mayor escala…
“Se puede hacer en los distritos y barrios: es lo que copió ATI”.
-¿A qué político salva por apoyar a la Isla Baja?
“A nadie. Por eso creé la Fecam, para lo que pedí ayuda a la FEM, de la que era miembro. La Fecam salió de Los Silos, sus estatutos: eso de un alcalde, un voto, y por eso Hermoso se negó”.
-¿Y funciona bien hoy?
“La controlaron los partidos desde el inicio. Al elegir presidente a Félix Real (Puerto), le dije que lo usarían. Me dejaron en un hotel al saber que no me callaría y se concibió mal. La controla el que tiene más alcaldías, igual que la FEM. No hay libertad”.
-Aboga más por asambleas que por siglas o ideologías…
“Que se vote a las personas…”.
-¿No pasa eso en lo local?
“Se aproxima en ciertos sitios, pero debe cambiarse la ley electoral o el país no tiene futuro”.
-¿Qué diferencias ve entre el PSOE de los 80 y el actual?
“Ha ido a peor, pero todos los partidos, que están desconectados de la sociedad. No ha habido autoridad para impedir a los arribistas que viven de la política sin casi haber cotizado”.
-¿Cómo ve Canarias hoy?
“Hay un serio problema de desgobierno, pero me preocupa más el desapego a la política. El vecino no aporta lo que piensa. Han silenciado a las agrupaciones. Todo ha ido a peor”.
-¿Un reflejo de eso es Vox?
“Vox es la consecuencia del residuo social franquista, el franquismo sociológico de siempre”.
-¿Le da miedo?
“No, ya lo he vivido. El franquismo duro de allá era peor que el caciquismo de siglos. El franquismo (el no te metas en política) se ha implantado en los partidos y de ahí su mala imagen”.
-¿Y Palestina, Ucrania…?
“Lo de Palestina es un genocidio de Israel por culpa de EE.UU. y efecto de la ruina del imperialismo británico. Los alemanes metieron la pata con el exterminio judío, pero el culpable es EE.UU. Lo mismo en Ucrania, solo que por el imperio ruso. Putin morirá: ellos lo arreglan con envenenamientos imprevistos. Es una autarquía con China, la más inteligente, esperando”.