La Asociación Española Contra el Cáncer ha puesto el foco en las dificultades a las que se enfrentan los pacientes oncológicos para incorporarse al mundo laboral. El 38% de los diagnosticados se encontraba en edad laboral, y el 28% de los pacientes ha perdido o dejado el trabajo a causa de la enfermedad. Tener cáncer no ayuda a encontrar trabajo, la tasa de desempleo es un 34% mayor en supervivientes.
DIARIO DE AVISOS también quiere visibilizar la dificultades de su inclusión laboral dialogando con Cristina Concepción, coordinadora de atención al paciente de AECC en Santa Cruz de Tenerife; Rocío López, consultora de Fundación Adecco; y Rosana Ravelo, que tras superar un cáncer de pulmón tiene una incapacidad que le imposibilita ejercer la abogacía.
Cuando a una persona le diagnostican un cáncer supone un gran impacto con múltiples vertientes, además de un problema de salud que puede llevar a secuelas físicas, emocionales y sociales. El impacto laboral supone una repercusión económica, y “si deriva en una incapacidad, cuando trate de regresar al mercado laboral, puede imposibilitar o dificultar desarrollar determinados trabajos”, reconoció Cristina Concepción.
Cuando abordan con un superviviente esta situación, desde la AECC se le propone diferentes opciones, “en ocasiones no puede regresar con normalidad a su empresa o no se le puede adaptar el puesto de trabajo, también hay quienes les cuesta asumir que no podrán volver a realizar su trabajo de la manera habitual. Además, hay personas que no están en ese momento trabajando, y está en el proceso de búsqueda de empleo, o es un parado de larga duración o tiene situaciones de cualquier tipo que hacen que no pueda estar dentro del mercado laboral de forma activa. Para todos estos casos la AECC se ayuda de entidades como la Fundación Adecco para poder ayudar a colocarles en una mejor posición para poder acceder a un empleo”, destacó.
Empezar de cero
Rosana Ravelo ha tenido que reinventarse y empezar de cero. Era abogada y en el 25º año del ejercicio de su profesión, en julio de 2019, le detectaron un cáncer de pulmón. Tras tratamientos de quimio y radioterapia fue operada y le extirparon un pulmón, tres costillas y le afectó el nervio recurrente y a una cuerda vocal.
“Con 53 años mi inserción en el mundo laboral es muy complicada, y si ya tienes la etiqueta de que has sido o eres enfermo oncológico los problemas son mayores. Tengo una discapacidad física del 72% por amputación del pulmón, además de una voz ‘tocada’, que se está recuperando con trabajo de logopedia. La voz es la herramienta de trabajo de la abogacía, jugar con los tonos y tener cierta agilidad y rapidez a la hora de hablar, aparte del volumen, que también está influida por una capacidad respiratoria perdida al tener un solo pulmón”.
Su idea en 2021 era volver a su carrera profesional “pero con las secuelas, me di de baja como no ejerciente, porque el trabajo administrativo puedo realizarlo, pero a lo que no puedo enfrentarme es al estrés de la profesión, a que vivimos siempre pendiente de un plazo, de un término, las guardias de los turnos de oficio de 24 horas, largos desplazamientos, etc.).
Entonces, los peritos “me dicen que no tengo voz de uso profesional, pero que puedo hacer otro tipo de trabajo. ¿Pero cuál?”. “Yo soy una mente inquieta, no quiero vivir de las ayudas, quiero trabajar”, reiteró. “La inserción laboral, por la edad es complicado, y con el añadido de que ser paciente oncológico, un extra”.
Por tanto Rosana Ravelo pidió “más concienciación y solidaridad con los pacientes oncológicos, ya que nos puede tocar a cualquiera y ninguno estamos libres de pasar por un cáncer en cualquier momento de nuestras vidas”. Además admitió que “pese a pasar la enfermedad, muchos seguimos teniendo las mismas habilidades y facultades y no nos tienen que etiquetar ni considerarnos de segunda categoría, por la visión anticuada que algunos siguen manteniendo del cáncer, porque hay muchos tratamientos personalizados y la supervivencia es cada vez mayor”, reiteró. “Dentro de mi enfermedad y de las complicaciones que he tenido, considero que tengo calidad de vida y la quiero aprovechar, quiero trabajar, seguir formándome, porque lo he hecho toda mi vida y no concibo la vida sin trabajar”, defendió.
Ravelo afrontaba su mejor momento laboral y cuando le diagnosticaron del cáncer pasó a una época pesimista y depresiva. “Me parecía muy injusto, nunca había fumado”. “La mente empezó a jugarle malas pasadas, tras la operación y en la COVID me sentí muy vulnerable, tanto física como mentalmente, pasé de ser una persona empoderada, con reconocimiento por mi trayectoria profesional y con la proyección social que tenía, a ser tan poca cosa, no poder hablar ni trabajar, sentirme inútil, una carga, llegué a pensar en quitarme de en medio…”, afirmó entre lágrimas. En ese momento acudió a la atención psicológica que le ofreció la Asociación Española Contra el Cáncer “se lo recomiendo a todos los pacientes oncológicos, les va a ayudar y les dan herramientas para salir del pozo. A mí la cabeza me ha jugado más malas pasadas que la enfermedad”, reconoció.
Cuando fue diagnosticada Rosana era abogada en ejercicio y lo alternaba con contratos laborales en una entidad prestando asesoramiento a mujeres víctimas de violencia de género. “Gracias a que tenía 181 días cotizados con esa empresa, pude cobrar la incapacidad temporal (IT), mientras que la Mutualidad de la abogacía solo me reconocía un año de IT”. La Seguridad Social archivó su petición de ser beneficiaria de una incapacidad permante por tener los 15 años mínimos de cotización. Por la Mutualidad de la abogacía tampoco tenía derecho a IT.
Actualmente, Rosana Ravelo hace coberturas temporales por vacaciones y bajas en la empresa que presta ayuda a víctimas de violencia de género y los periodos de desempleo los alterna con formación. Así ha logrado el certificado de profesionalidad de promotora de igualdad y realiza el de inserción laboral de personas con discapacidad.
Desde la AECC la derivaron a la Fundación Adecco y está en su bolsa de empleo, donde le realizan un seguimiento, además de Inserta Empleo de la Fundación ONCE. “A ver de que forma me puedo reinventar y buscar trabajo con mis años de experiencia en derecho más esa formación complementaria”. Para esta luchadora “es duro, verte así, y lo que uno pide no es que le regalen nada, sino que nos den la oportunidad. El cáncer es ya enfermedad crónica y ya incluso se considera una enfermedad común por la Seguridad Social.
Fundación Adecco
En virtud del convenio de colaboración firmado en 2023 con la AECC en Canarias se han atendido a unas 15 personas, “no parecen muchas pero se ha realizado una labor importante que ha llevado a que tres personas se hayan incorporado a un trabajo”. Muchas de estas supervivientes, la mayoría mujeres, pertenecen a “grupos de desempleadas de larga duración, mayores de 45 años, personas con certificado de discapacidad o incapacidad para trabajo habitual y personas en situación de vulnerabilidad”, reconoció Rocío López.
La consultora de Fundación Adecco, manifestó que “hay que escucharlas y ver en qué momento vital están, saber si están en el punto de empleo o no, porque su especialista les puede pedir ir un poco más tranquilas en su deseo de trabajar”. “Esos son los momentos para introducirlas en orientaciones, talleres y formaciones tanto para la mejora de conocimientos y habilidades sociales o informáticas como de reconversión a nuevas actividades”, reconoció.
López insistió en que “no se puede obligar a nadie. Muchas veces tenían una vida y ahora todo ha cambiado, no se reconocen como personas y piensan que se les acabó la vida al tener un cáncer”. Por este motivo, cobra gran importancia “lograr la aceptación de la enfermedad, es el punto a partir del cual ya quieren trabajar, ya están bien consigo mismas y pueden apoyarse en las herramientas que les facilitan desde la AECC (psicólogos, logopedas, fisioterapeutas…) como las colaboraciones que hacen con entidades como nosotros para apoyarles en su búsqueda de empleo”, recordó.
La consultora de Fundación Adecco recuerda que muchas de las personas supervivientes “han paralizado su actividad laboral y cuando se recuperan y están anímicamente preparadas, podemos proyectar su búsqueda de empleo, pero sin engañar a nadie, la meta es lograr un trabajo y será difícil encontrarlo mañana”. El último proceso que me han derivado es de una mujer que toda su vida ha sido dependienta y ahora tiene una incapacidad para su trabajo habitual, para todo lo que sean labores de cara al público, por lo que debe volver a formarse y reconvertirse para trabajar en otra actividad”.
En este aspecto, Cristina Concepción, señala que “hay una gran complejidad en abordar un cambio cuando llevas tanto tiempo dedicado a una actividad. Deben abrirse a sectores completamente diferentes, con el hándicap de la edad”.
Sensibilización
En el caso de todas aquellos que han superado el cáncer y quieren volver a desempeñar la misma labor en su empresa, las dificultades más importantes a las que se enfrentan son que no les adaptan el puesto de trabajo a sus capacidades. Para Concepción, “la adaptación del puesto de trabajo es un problema de sensibilización y concienciación social de la enfermedad”. Hay que “ver el cáncer desde todas sus perspectivas” y tras pasar por una situación vital tan complicada, la persona quiere volver a todos los aspectos de su vida, entre ellos trabajar. “Es un problema donde compañeros, empresariado y Administración deben unirse. Si un pequeño empresario está solo, sin soporte de las Administraciones, poco puede hacer”, finalizó.