economía

“La protesta agrícola en Canarias es poco intensa porque solo nos quedan viejos en el campo”

Wladimiro Rodríguez Brito, exconsejero insular de Agricultura
Wladimiro Rodríguez Brito, exconsejero insular de agricultura. Fran Pallero
Wladimiro Rodríguez Brito, exconsejero insular de agricultura. Fran Pallero

La cita es en la lagunera calle de La Carrera y casi no deja hacer la primera pregunta porque saca un papel y muestra lo que le pagaron el 1 de este mes por los plátanos de sus dos fanegas en Tazacorte. Apenas supera los 130 euros y cree que eso explica en parte el levantamiento de los agricultores en Europa, España y los anuncios en Canarias. Pero, encima, lo refuerza con una chuleta con lo que costaban los abonos químicos antes de la guerra de Ucrania y un año después (el doble). Wladimiro Rodríguez ha hablado siempre del campo, de la cultura tradicional y los peligros de su pérdida y devaluación, y ahora se le nota más pesimista que nunca, seguramente con demasiadas y tristes razones. Hasta para empezar las preguntas él…“¿Tú crees que se le puede decir algo al medianero cobrando a 0,19 el kilo de plátanos si, encima, tienes que pagar el agua? Es que no puedo ni mirarle a la cara. ¿Se puede trabajar para esto? Estamos echando a la gente del campo”.

-Entiende, pues, la que se está montando en Europa…
“Sí”. (Y despliega la chuleta).

-¿Se ha vuelto más inviable que nunca vivir del campo?
“Claro. Los fertilizantes venían en gran parte de Rusia y ahora Occidente no los compra. Se mezclan muchas cosas…”.

-Pero, ¿hay oportunismo en la protesta por las elecciones en la UE o está muy justificado?
“Todo en la vida tiene algo de oportunista, pero el campo no aguanta porque, por ejemplo, sin cooperativas, sin el gangochero que compraba y todo el mundo conocía (Mercatenerife estaba lleno), sin las ventitas y sus vínculos con la comunidad… esto ya no pasa con las grandes superficies. Hay mercadillos con vida, pero ya no existe relación entre productor y consumidor, aunque en el de Granadilla y San Miguel compran muchos extranjeros. Pero la Recova de La Laguna se ha empobrecido por las grandes superficies, que compran grandes unidades con un enorme margen comercial. Además, el frío ha cambiado respecto a las cámaras frigoríficas y ahora se transportan productos perecederos de distancias increíbles: kiwis de Nueva Zelanda, manzanas de Chile… Pero lo que más ha cambiado es que, antes, comían bien los norteamericanos, japoneses, Europa occidental y Australia; ahora hay clase media en China, India, Indonesia… Emiratos Árabes demanda soja y alfalfa de España o California… En Holanda, el segundo exportador de alimentos tras EEUU, nace un partido campesino y gana. Es un país con cultura urbana pero también agraria, con 40.000 kilómetros y miles y miles de vacas y tulipanes, con nivel industrial, pero que pasó de 4.000 o 5.000 litros de leche por vaca y año a 12.000 por la soja importada de Argentina, Brasil…”.

-Pero esto se llama globalización, y a fondo, desde los 90…
“Claro, pero, ahora, el primero que recordó que puso los créditos para esa soja fue Chile. La Bolsa de Chicago decidía hace años los precios de la soja, el arroz o el maíz, ahora una parte lo deciden los chinos…”.

-¿Cómo cree que acabará esto en Europa, aquí…?
“Pues en Canarias debemos reflexionar, porque no tenemos agricultores. Se ha devaluado la cultura agraria. Hay un debate sobre lo que dijo Ana Oramas, pero tiene razón porque la cultura campesina se perdió”.

-Bueno, muchos docentes sí conocen la idiosincrasia isleña…
“Pero no es con ellos. El problema es que el sistema educativo, la FP agraria, no ha cuidado esto. En mi etapa, hicimos huertos escolares, pero algunos padres se enfadaban si los chicos volvían con los tenis Adidas manchados de barro. Se han hecho cosas positivas, como los comedores escolares, pero ¿estamos creando en los niños una cultura rural, con su austeridad? No: degradamos lo rural y hay pueblos con gimnasios abiertos 18 horas, pero las tierras abandonadas, no se siembra una papa y no se les pone la cara colorada…”.

-Aunque se anuncian marchas, la intensidad de la protesta allá no se da en Canarias…
“Porque no nos quedan más que viejos en el campo. Es lamentable. Si vas a la Isla Baja, Las Galletas, Guía… solo ves a inmigrantes o viejos en la platanera. En la costa de Barlovento la mantienen cubanos, viejos y una docena de mayores de 50”.

-¿Y no debe hacer autocrítica el sector primario: el plátano ha tenido muchas ayudas…?
“No, no hay clase media ahí”.

-Pero no solo en el campo…
“No hemos transmitido a nuestros hijos los valores rurales. Hoy es increíble y preocupante cómo vendemos el suelo. Me ha impactado en El Tanque las casetas de campaña en lo rural y las tierras abandonadas, pero es que, en Teno, persiguen a un agricultor por arrancar 4 escobones o plantas supuestamente protegidas, aunque lo de la protección es de risa. Si limpia para sembrar se puede topar con el dron de Medio Ambiente y eso es contradictorio. Los que defendemos el medio no podemos limitarle porque, encima, no limpiar es un peligro por los incendios”.

-¿Con usted habría drones?
“No, conmigo vigilaban los campesinos y los trabajadores de Medio Ambiente eran sus colaboradores, no elementos represivos. Esa era mi pelea. La ruta del almendro desde Santiago a Guía la comenzamos limpiando y me abrieron un expediente porque decían que, con dinero público, no se podía limpiar fincas privadas. Con trucos, como plantar geranios o flor de pascua al borde de la vía, lo justificamos por embellecimiento y pararon el expediente. Esto indica la cultura actual: libresca, urbana y que maltrata y ridiculiza social y económicamente al campo”.

-Insisto: ¿cómo acabará?
“Volviendo a empezar, mirando con más seriedad y humildad al mundo rural, y aprendiendo de los viejitos…”.

-¿Y si no hay relevo…?
“Esa es otra… En Europa, la agricultura compite por los migrantes. En Almería, Huelva… se hace con marroquíes porque los nuestros no van al campo, pero pasa igual en Francia. Además, hay mucho chovinismo localista y electoral, echándole la culpa a Marruecos, que no es el enemigo, si bien lo que no puede ser es que, con sus salarios de miseria, compitan con nosotros”.

-Pues son mejores que en gran parte de Centroamérica…
“Pero los plátanos de Costa de Marfil compiten con los nuestros, aunque cuánto cobra esa gente, y luego nos escandalizamos de que vengan migrantes”.

-Pasa igual con “la fábrica” china o la India informática…
“Es que somos unos cínicos. Tenemos un modelo insolidario”.

-Pero, ¿no hay demasiada vinculación entre las protestas y la ultraderecha negacionista (y PP) del cambio climático?
“En el pesquero electoral surgen las coyunturas. A la que no entiendo es a la ultraderecha, que no tiene modelo: ¿dónde estaba? ¿Es que lo del campo es de ahora? Esa gente estuvo en política o eran empresarios”.

-¿Y no es una combinación mortal negar el cambio climático y vincular las medidas de esa lucha con el campo?
“El cambio es innegable. Los plátanos de 40 kilos en el Norte de La Palma, La Orotava o Los Silos no se entienden sin él”.

-Ya no hay panza burro…
“Las horas de sol, el Alisio no aparece, sus nubes no pasan por Icod el Alto o Tierras de Mesa… y se pierden papas por secarse”.

-Pues el propio Feijóo habla de dogmatismo ambiental…
“Demagogia, pura pesca de votos: no se sostiene. Lo que pagamos por un kilo de alimentos y lo que se le pagó al agricultor es un escándalo. Y no es serio lo de la papa, que cayó por pagarse a menos de 40 céntimos. Y tampoco que los importadores de las de semilla traigan de fuera en junio, cuando el agricultor cava las suyas. En la Península, pasa con los olivos y el barbecho semillado, dándose dinero de la UE para que se abandone el campo. Es un comportamiento tecnocrático de España de la derecha e izquierda. Aquí se sembró girasol y no se recogía alegándose los excedentes. Uno de los cabreos del agricultor europeo es por decirle cuándo dejar en barbecho, cuándo sembrar, con qué tratar, cuando se ha probado que el glifosato o el bromuro de metilo son cancerígenos. Hay un debate entre Bayer y Monsanto sobre el cáncer en California o Argentina y se niega. Hay que hablarlo y actualizar elementos químicos, pues no podemos seguir contaminando el acuífero por querer una agricultura sin agricultores”.

-¿Qué le parece mezclar la falta de vivienda con el suelo rústico, lo de El Mojón…?
“Entramos en problemas políticos. Hay municipios, como Adeje, a los que llamo saudís, que han tirado el dinero público con una insolidaridad total, pues no dejaban apenas suelo, excepto en Armeñime, para vivienda social. Hay un colapso en Valle de San Lorenzo y muchos trabajadores duermen en San Isidro, Las Galletas… Una diferencia con Gran Canaria es que allá hay una clase media agraria más solvente que la de aquí. Y esto no es pleito insular. Que haya más vacas en Las Palmas o Agüimes que en La Laguna o Garafía prueba fallos claros”.

-¿Del Gobierno, cabildo, más de los ayuntamientos…?
“De todos. Los ayuntamientos no quieren vacas o un gallo que cante por las protestas vecinales. Hemos urbanizado el campo. En su día, animamos a recoger los higos pasados y tener un mercadillo en Santiago; ahora, es un montaje urbano. En Barlovento había un mercadillo y ahora sirve para que Pepe Benavente cante. Y allí no gobierna Podemos, sino el PP”.

-Muchos le dirían que, salvo del 19 al 23, CC(AIC) gobierna desde 1987… ¿No siguieron sus consejos, hubo un corte?
“Lo hubo, pero no entro en miserias políticas o humanas. El Cabildo tuvo obras preciosas, como la tubería que lleva 1.800 pipas de agua depurada a Las Galletas, pero lo de los residuos es triste y me duele. En Tajao, se pasó de subir los cristales a lo contrario, con 100 pozos para sacar metano y crear energía. Eran otras formas. Hemos hecho mal las cosas y es lamentable que en Magisterio no haya Geografía canaria sino de forma periférica”.

El “Miedo Ambiente”, el pinar y su no al circuito del motor

Aunque no ahondó en “miserias humanas”, sí se mojó con el circuito del motor, que cree absolutamente innecesario, así como puertos como el de Fonsalía y otros que sí existen. De gestionar, intentaría que Medio Ambiente “no sea Miedo Ambiente. Hay que asociarlo a los agricultores y a los jóvenes que quieren volver al campo. Debemos cuidar los pinos y vinagreras pero conviviendo con el agro. En 2023 tuvimos mucha suerte con el incendio… Siempre defendí no multar por coger pinocha o por cabras en ciertas zonas. El incendio nos enseñó que hay pinos como lechugas; debe hacerse entresacas y volver a tener pastores”.

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