Como cada 15 de febrero, el convento de Santa Catalina de Siena, en la lagunera plaza del Adelantado, abrió ayer sus puertas para que fieles y curiosos pudieran visitar, en el 293 aniversario de su fallecimiento, el cuerpo incorrupto de Sor María de Jesús de León Delgado (1643-1731), más conocida como la Siervita, y que despierta mucha devoción y tiene fama de milagrosa, lo que cada año atrae a cientos de personas que la visitan para pedirle algún tipo de ayuda o a darle las gracias.
Ayer el buen tiempo acompañaba y sobre las 10.30 horas se veía una cola ante las puertas del convento y que iba bordeándolo por la vía peatonal de La Carrera. Un goteo incesante de gente se fue sumando a la cola, que, aunque avanzaba con fluidez, fue creciendo hasta casi llegar a la calle Viana, lo que suponía bastante más afluencia que el año pasado, cuando el frío y la amenaza de lluvia desmotivaron a muchos.
Aún así, los más mayores recordaban como antiguamente la cola “era mayor” y llegaba a girar por la calle Viana, como señalaron Carmina (75 años), Juani (77) y Teresa (80), tres hermanas que llevan muchos años acudiendo a visitar a la Siervita. “Como es de aquí, la gente tiene mucha devoción por ella y dicen que ha hecho milagros, así que siempre que se puede venimos”, indicó Carmina. Y siempre se pide por la salud, coincidieron las tres, “y por el mundo, que está muy revuelto”, apuntaba Juani.
Francisco (69 años) lleva 20 años sin faltar a su visita a la Siervita. “Mi hijo tuvo un cáncer, con 21 años, él ni fumaba, ni bebía y le tocó, y me acuerdo que vinimos los dos aquí, hace 20 años, lloviendo a tope y a los cuatro meses se curó”, rememoraba visiblemente emocionado.
“No sé si fue casualidad o no, yo lo que sé es que a los cuatro meses se hizo un PET y había desaparecido todo, gracias a los adelantos médicos, pero no sé si fue casualidad o no” la coincidencia con la visita. “Y desde entonces vengo todos los años, a saludarla. Él vive en Las Palmas ahora y me dice que no me olvide de venir a ver a la Siervita”, afirmaba.
Es cierto que la mayoría de la gente que se ve en la cola es mayor, pero también hay jóvenes que se acercan a visitar a la Siervita, como Yesenia (23 años) y Dilan (24), quien comenzó a venir con su abuela cuando tenía 12-13 años.
“Al principio cuando venía de pequeño no lo entendía y luego me acostumbré a pedirle y a confiar en ella y creo que es la única confianza que tengo en temas de religión. Yo vengo todos los años”, explicaba, y desde hace algunos, con Yesenia, su pareja. “Yo no suelo pedir nada, pero le acompaño porque hice la promesa de venir todos los años”, indicaba ella.
La jornada, que arrancó desde las 06.00 horas, contó con la celebración de una eucaristía a las 07.00 horas, pro beatificación de la Siervita, y por la tarde tuvo lugar la tradicional ofrenda floral de los ayuntamientos de La Laguna y El Sauzal a la religiosa. El alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez, destacó la gran cantidad de personas que desde primera hora hicieron cola en el casco histórico para formar parte de este acto de veneración, “que tanta relevancia adquiere cada año entre la población lagunera y tinerfeña, e incluso entre visitantes que se encuentran en la ciudad”.
Este próximo domingo el convento volverá a abrir sus puertas, de 06.00 a 20.00 horas, en una nueva oportunidad para visitar a la Siervita.
Sor María de Jesús nació en El Sauzal en 1643 y se trasladó a La Laguna tras el fallecimiento de sus padres, donde ingresó en el convento de Santa Catalina de Siena. Allí permaneció y dedicó su labor religiosa hasta los 88 años de edad, falleciendo el 15 de febrero de 1731. A los tres años de su muerte, su cuerpo fue exhumado y se descubrió que estaba incorrupto, por lo que fue depositado en un artístico sarcófago policromado en el coro bajo del convento y es visitado por centenares de fieles cada 15 de febrero desde hace ya 293 años.