La Universidad de La Laguna ha celebrado hoy 24 de abril en el Paraninfo la sesión de investidura como Doctoras Honoris Causa de la filósofa de la ciencia Eulalia Pérez Sedeño y de la escritora Elsa López Rodríguez, un acto solemne que sirvió para que el rector de la institución académico, Francisco García, reivindicara el papel transformador del feminismo y del propio conocimiento como motores de cambio.
“Estamos concediendo esta importante distinción honorífica a dos mujeres que actúan como faros ante tanta penumbra, que nos sirven de guía para orientarnos en la niebla de la sinrazón, la violencia y el oportunismo. Mujeres con trayectorias diferentes, que se han hecho a sí mismas en una sociedad poblada de múltiples factores de discriminación derivados de su condición de mujer”, aseguró el rector al inicio de su intervención.
Francisco García sostuvo que la lógica y la pasión por el conocimiento ha conducido la vida de Eulalia López Sedeño, con una gran producción académica y altas responsabilidades en el sistema español de ciencia y tecnología, y también en el ámbito internacional. El impulso a los estudios feministas y de género fue otro de los elementos destacados por el rector.
El valor de la cultura tradicional desde una mirada atlántica pero conectada con el mundo, es palpable en la obra poética y narrativa de Elsa López, relató Francisco García, quien dijo de ella que era valedora de la poesía popular y de las nuevas generaciones de escritores y escritoras.
Desde campos de actuación distintos, el rector halló algunas similitudes entre ellas: “Comparten pasiones y valores que en una universidad pública debemos cuidar, uno de los más relevantes es su trabajo en el mejor conocimiento y la denuncia de las distintas formas de desigualdad entre hombres y mujeres”. López, “a través de la creación literaria y poética ha denunciado las desigualdades y discriminaciones cotidianas”, mientras que Pérez Sedeño ha evidenciado la desigualdad académica y profesional en la ciencia y en la investigación, a la cual se han ido vinculando un número creciente de investigadoras y que ha creado una escuela de pensamiento”.
Elsa López y Eulalia Pérez Sedeño han entregado su vida a su pasión por dos disciplinas “que nos distinguen como universidad pública y que resultan especialmente necesarias en los tiempos que corren: la literatura y la filosofía”, añadió.
La intervención del rector estuvo precedida de la actuación de la cantante Fabiola Socas, acompañada por José Antonio Afonso Romero a la guitarra.
Ciencia y feminismo
La profesora del Departamento de Historia y Filosofía de la Ciencia, la Educación y el Lenguaje Inmaculada Perdomo glosó la figura de Pérez Sedeño, mientras que la docente del Departamento de Filología Española Nieves Concepción hizo lo propio con la laudatio de Elsa López.
Así, la primera indicó que Pérez Sedeño fue la primera catedrática en España en Filosofía de la Ciencia. Recientemente jubilada, esta profesora cuenta con seis sexenios de investigación y un sexenio de transferencia, al tiempo que ha ocupado la presidencia de la Sociedad Española de Lógica, Filosofía y Metodología de la Ciencia. Inmaculada Perdomo destacó de ella su gran capacidad para crear redes científicas internacionales y de análisis sociológico y epistemológico de la biotecnología. La nueva doctora Honoris Causa ha dirigido una veintena de tesis doctorales y ha sido investigadora principal de 25 proyectos nacionales de investigación.
Pérez Sedeño señaló en su intervención que tradicionalmente se ha considerado que el método científico elimina de la ciencia cualquier influjo subjetivo. Por eso se preguntó si realmente la ciencia es neutra y objetiva, y, en ese caso, qué se puede hacer con el feminismo, que pretende introducir sus valores en la ciencia. Sin embargo, dijo, muchos son los casos en que los valores feministas han servido para mejorar la ciencia, alegó la catedrática. Un ejemplo de ello, a finales del siglo XIX y principios del XX, fue el de las sufragistas que lucharon por rebatir las teorías supuestamente científicas que intentaban justificar la inferioridad intelectual de las mujeres.
La que fuera también directora de la FECYT concluyó que la ciencia, como cualquier otra actividad desarrollada por los seres humanos, no se puede entender fuera de su contexto sociocultural. Además, añadió, “las interacciones sociales de la comunidad son capaces de reajustar las hipótesis hasta que generen un producto que es el que se presenta finalmente como conocimiento científico”.
La investigadora del CSIC afirmó así que “una teoría que sea producto de una comunidad científica más inclusiva será mejor”, más acorde con las necesidades cognitivas de una “comunidad intrínsecamente más democrática”. En consecuencia, añadió, “desarrollar una nueva ciencia feminista va unido a crear una nueva realidad social y política”. En su opinión, adoptar un enfoque feminista es de suma importancia porque ayuda a visibilizar los sesgos de género y corrige las desigualdades en el propio ámbito científico. Puede seguirse su intervención completa en este enlace.
El camino continúa
Por su parte, Nieves Concepción glosó la figura de Elsa López, a la que describió como escritora, profesora, investigadora y gestora cultural. Tras 50 años de actividad, la calificó como un referente para Canarias y su literatura. La solidez y originalidad de su obra literaria le valieron la concesión en 2022 del Premio Canarias de Literatura. El viaje, la pérdida, el mar, los viajes, el mar o el viento constituyen elementos básicos de su escritura y de su voz poética, alegó su madrina.
Elsa López, visiblemente emocionada por esta distinción académica, comenzó su discurso de investidura citando al Conde de Montecristo, inmortal personaje de Dumas: “Solo se conoce el resultado de una vida cuando ésta ya ha concluido, nunca antes”. La frase le dio pie a reflexionar que, al recibir la noticia de su nombramiento honorario, fue consciente de que su vida aún no había concluido. En 2006 escribió “Travesía”, un testamento literario para que, llegada la hora, todo fuera más fácil para ella y sus allegados, pero al recibir la distinción, fue consciente de que todavía no había llegado ese momento. “Ahora sé que todavía no me había sido desvelado el final y aún me quedaban sorpresas y regalos que recibir como este honor que hoy ustedes me conceden”.
La escritora recordó su trayectoria académica como doctora en Filosofía, con años de estudio y trabajo con “muchos seminarios con Julio Caro Baroja, José Pérez Vidal o Carmelo Lisón Tolosana en el Consejo de Investigaciones Científicas; viajes, investigaciones y trabajos de campo” con sus maestros y con Ubaldo Martínez Veiga, su director de tesis. Esa fase dio paso a su vocación: “esa fue la meta que me propuse: estudiar y aprender para luego educar; entregarme a esa labor de intentar revelar a los más jóvenes cómo era el mundo que les había tocado vivir; cómo avanzar por él obteniendo las armas necesarias para desarrollar un criterio propio que les permitiera evolucionar sin miedo y sin necesidad de humillar a los que no son, no piensan o no sienten igual que uno”.
Reflexionó sobre lo que significa obtener el doctorado honoris causa, un galardón que difiere al recibido por una obra en concreto. “Te premian porque una institución que representa el sentido común y el progreso considera que has sabido vivir dando valor a esas causas por las que luchaste y piensa que eres digna de merecer lo que te otorgan; una institución que ha valorado tu voluntad y tu resistencia tanto como tu claridad, tu entrega y tu confianza ciega en el entendimiento”.
La ponente consideró a la Universidad de La Laguna “un modelo a lo largo de la historia para muchas generaciones” que ha estado vinculada a personas referentes en su vida, como su propia madre, quien inició sus estudios superiores en la institución tinerfeña para acabar licenciada en semíticas en la Universidad de Granada; y también Emilio Lledó y Javier Muguerza. “La Universidad de La Laguna sigue siendo en mi imaginario ese lugar romántico donde uno se inicia en la lucha por la inteligencia y donde determinados seres humanos que saben y conocen ya el camino o al menos algunos tramos del mismo, se preocupan porque los demás puedan transitar por ellos de la mejor manera posible”.