El conflicto por la aparición de nuevas pintadas cerca de los complejos turísticos de Tenerife, con mensajes como “Tourist go home“, sigue latente, y la prensa británica, lo que califica como “turismofobia”, ha indagado para descubrir qué está pasando con el turismo en la Isla.
En los últimos días, el periódico inglés, Daily Mail, publicaba una serie de reportajes, lo que considera “una guerra creciente contra los veraneantes británicos”, ante la oleada de nuevas pintadas contra el turismo cerca de las zonas turísticas. Ahora, los británicos están respondiendo a estos mensajes, lo que ha generado una reacción cada vez más violenta, al aparecer escrito “F*** off, we pay your wages”, lo que se traduce en “Que os j**** nosotros pagamos vuestros sueldos”, junto al grafiti ubicado en la playa de La Tejita, Granadilla de Abona, de “Turistas, marchaos a casa”.
Algunos residentes canarios afirman que quieren atraer a un turismo de “mayor calidad” y prohibir lo que algunos tachan de “británicos bebedores de cerveza barata y devoradores de hamburguesas”, tal y como se recoge en las declaraciones del reportaje.
Varios grupos de activistas de Tenerife, se encuentran organizando una protesta masiva para este 20 de abril en Santa Cruz, con mensajes como “Canarias tiene un límite” o “Canarias no se vende”, bajo el propósito de exigir medidas más estrictas y sostenibles con el turismo que llega a las Islas.
El año pasado, Tenerife recibía la cifra récord de 6,5 millones de visitantes, lo que supone un aumento anual del 11%, mientras que 16 millones viajaron a Canarias.
Ante esto, las autoridades han rogado a los residentes que pierdan su “turismofobia” por temor de que el creciente resentimiento hacia los veraneantes provoque un importante “desplome” de la economía de las islas.
Los responsables del Gobierno de Canarias y la patronal hotelera, han lanzado una advertencia ante las protestas masivas que se avecinan este mes. El presidente de Canarias, Fernando Clavijo, en su respuesta, ha lanzado un llamamiento al “sentido común” de quienes protestan contra el turismo, y admitía estar “preocupado” por el creciente movimiento “antiturístico y su posible impacto en los ingresos de la región”.
Mientras, el vicepresidente de Ashotel, Gabriel Wolgeschaffen, ha calificado la situación de “tormenta perfecta” y ha advertido de que “hay que dejar en paz a la vaca que da leche”.