Ha sufrido recientemente un serio episodio de salud, por culpa de una intervención de vesícula y de una bacteria hospitalaria, pero ahí está, al pie del cañón. Salvador García Llanos (Puerto de la Cruz, 1953) ha simultaneado durante años el periodismo con la política.
Miembro de una familia de emigrantes, afronta su tercer mandato al frente de la Asociación de Periodistas de Tenerife (APT), integrada en la FAPE, Federación de Asociaciones de la Prensa de España. Ha ejercido cargos que van desde alcalde de su pueblo hasta delegado en Canarias del Gobierno de Madrid y ahora está “bastante alejado” del seguimiento político, aunque continúa en plena actividad profesional, como lo demuestra la actualización diaria de su blog, en el que fue pionero en el periodismo canario. Colabora regularmente en medios de comunicación y lidia con una asociación –la de Periodistas–, que desarrolla una labor amplia en el desarrollo colegial de esta profesión. Asegura, y ya lo anunció en su toma de posesión, que esta será su última etapa en la presidencia de la APT.
Salvador es periodista profesional desde los años 70, en que ingresó en este mismo periódico, simultaneando esta tarea con una estancia amplia en la COPE, emisora que entonces dirigía el padre José Siverio, un cura avanzado, ya fallecido, que nos enseñó tanto a muchos profesionales todavía vivos. En Los Limoneros hablamos de todo, más que nada de una ciudad mágica, tan mágica como Macondo, que es el Puerto de la Cruz, en algunas de cuyas casas se leen carteles que advierten sobre los nombretes de sus habitantes. Pero esta conversación de nuestro común lugar de nacimiento la dejo para otro día. Hoy hablaremos de periodismo.
-¿Compartes lo de Oscar Wilde, que la literatura no se lee y que el periodismo es ilegible?
“Me parece una síntesis muy pesimista”.
-A mí no.
“Cierto que la vida de Wilde es apasionante, preñada de paradojas y de contrasentidos y que se llegó a hartar del periodismo. Pero hoy se publica más que nunca, aunque el periodismo, hablo en general, no atraviesa por su mejor momento, con amenazas de diverso género. Pero la creatividad no decae y se abren nuevos cauces constantemente. No abundan los genios, eso es cierto, pero aun siendo críticos se debe respetar el proceso”.
-¿Han destrozado las redes a un posible nuevo periodismo?
“Es que yo creo que en las redes, salvo excepciones, no hay periodismo. Es cierto que la modalidad digital se impone cada vez más y representa un nuevo modelo de negocio. Esa certeza, en todo caso, es preciso cultivarla”.
-¿Tú crees en un ejercicio autodidacta de la profesión o en las facultades universitarias de periodismo?
“Creo en una necesaria complementariedad”.
-¿Entonces?
“La experiencia que se gana en una redacción, acompañada de mucha lectura, es invalorable. No basta estar bien o puntualmente informado, es indispensable enriquecer la formación; es necesario que acceder a la omnisciencia contribuya a una formación y a una escritura mucho más sólida y segura. Creo que se echa de menos el ambiente de aquellas salas donde se hablaba en voz alta de todo, en tanto que las aulas, muy necesarias, están frías, precisan de constantes incentivos, no sólo de exámenes y no sólo de trabajos concretos”.
(Hablamos de la labor de la Asociación de Periodistas de Tenerife –antes llamada Asociación de la Prensa–, que fundó en el siglo XIX don Patricio Estévanez. La nuestra es una de las más antiguas de España. Salvador me dice que los archivos de la vieja Hoja del Lunes siguen en custodia de la Asociación y yo me alegro, porque presidí, creo que durante trece o catorce años, esta especie de colegio profesional, sin serlo. Luego hablaremos de esto. Lo noto con ilusión y con ganas de trabajar por la profesión y lamenta que algunos de sus miembros se hayan dado de baja cuando tuvieron que subir las cuotas. Esto pasa siempre, no es una novedad).
-¿Son las actuales facultades fábricas de analfabetos?
“No, eso que dices me parece de una radicalidad inconsecuente”.
-¿Tú crees?
“Bueno, pienso que hay que estar al día y ser más pragmáticos con los planes de estudio. En algunas facultades se han producido avances considerables, acogiendo talleres audiovisuales y performances de distinta naturaleza. ¿Qué tal sería si se hicieran esfuerzos por convertir las aulas en estudios o platós en los que poner a prueba la capacidad y las habilidades de los futuros titulados? Hasta los estudiantes se encontrarían más motivados”.
-¿Y por qué las asociaciones no se han convertido, como en Cataluña, en colegios profesionales?
“En varias comunidades ya funcionan los colegios”.
-¿Y son compatibles?
“Sí, sí, claro, son compatibles con las asociaciones, con las que coexisten. En el caso de Canarias hemos iniciado los trámites para aprobar la ley de creación del colegio profesional de ámbito autonómico. Son tres las asociaciones que funcionan en las islas”.
-¿El Gobierno autónomo ha respondido a la demanda?
“Aguardamos su respuesta sobre las vías de acceso, sobre quiénes pueden convertirse en colegiados. Defendemos, por supuesto, los criterios, ya en vigor en otras comunidades autónomas, que reconocen el censo general, a determinada fecha, de la FAPE, para ser considerado periodista y estar en disposición de estar colegiado, si lo desea”.
-¿Seguimos convencidos los periodistas de que somos el ombligo del mundo o la euforia aquella ha bajado?
“El profesional debe huir, desde luego, de toda tentación protagónica”.
-Pero no lo hacemos.
“Es que esto no se aprende en una facultad, sino trabajando con Alfonso García-Ramos, con José Siverio, con Juan Cruz o con Leopoldo Fernández. Ellos enseñaron, ante todo, a pie de máquinas, micrófonos, cámaras o computadoras que hay que evitar respuestas largas, tratar de demostrar que se sabe más que el entrevistado o alardear de conocimientos”.
-¿Y?
“Pues que no tengo claro que esto último se esté produciendo. El otro día escribí algo sobre esta manía, muy de nuestros días, de no respetar el turno de palabra, de gritar o insultar, algo que antes tanto disgustaba a la gente e invitaba a cambiar de sintonía”.
-Es lamentable, Salvador.
“El fenómeno se está contagiando al medio televisivo, en el que periodistas conductores de programas asumen un protagonismo que a menudo pasa por llevar la contraria a los invitados y por eso rebaten o tratan de hacer valer sus posiciones e ideas, a veces con informaciones o criterios altisonantes. Me parece muy mal rebatir esas respuestas, simplemente porque les parecen inconvenientes o sencillamente no les gustan, porque no se ajustan a sus pensamientos o preferencias”.
-Esos programas se mueren.
“Claro, porque al paso que vamos difícilmente van a poder subsistir. De hecho, algunos rostros han dejado de aparecer con regularidad en las pantallas, se supone que porque han terminado contrariados, por mucho que rindan culto al hieratismo y eliminen todo tipo de gestualidad. Y prefieren no enfadarse, ni romper relaciones. Prefieren, insisto, retirarse sin estridencias, eso que en los guiones de teatro aparecía como “hacer mutis por el foro”. El periodista siempre tiene razón, a poco que la defienda con un mínimo de solvencia. A fin de cuentas, difícilmente será replicado o rebatido”.
-Una pregunta quizá agria, pero creo que necesaria en estos tiempos, cuando uno habla con un dirigente profesional. ¿Es normal que cualquier analfabeto se invente un periódico digital y le facture al Gobierno y a una multinacional, un suponer?
“Pues te diré, en primer lugar, que los no versados, aunque dispongan de mucho capital y de capacidad inversora, deberían entender que un periódico digital no se inventó para eso que dices”.
-¿Y luego?
“Pues que es una lástima que las causas nobles se vean casi siempre enturbiadas por la perversidad económico-financiera. Lo antiestético debe quedar minimizado y es bueno que el lector, el televidente o el oyente sepan a qué atenerse. Sabes tan bien como yo que existen anunciantes que lo que pagan no es la publicidad, sino todo lo contrario: pagan para que sus logos no aparezcan”.
(Naturalmente, lo que dice Salvador, que es cierto, significa también una perversión del sistema. Pero así son las cosas. Así me refiero siempre a cierto tipo de periodismo, que no cumple ni mucho menos con los objetivos tradicionales de esta profesión. El presidente de la Asociación de Periodistas lleva cincuenta años haciendo su trabajo. Como a mí, nada le sorprende. Por eso voy a preguntarle ahora por el corporativismo, por el respeto hacia esta profesión).
-¿Existe todavía ese corporativismo, o quizá este es el menos corporativista de esos oficios?
“En una época predominaba ese corporativismo”.
-¿Y ahora?
“Digo que antes había más respeto, más solidaridad. Pero ahora existe mucha envidia y el egoísmo, cáncer de la sociedad, está destrozándolo todo. El periodista, que no es muy dado a la vida asociativa, se muestra cauto y descarnado a la vez. En todo caso, para llamar la atención de las injusticias, las discriminaciones y de las exclusiones están los propios medios, las asociaciones y los colegios profesionales”.
-Ya son 140 los periodistas muertos en la guerra de Gaza. ¿Vale la pena esta carnicería o existen otras formas de ejercer la profesión asumiendo menos riesgos?
“¡Por Dios!, es una ignominia lo que está ocurriendo en la franja. Un conflicto bélico puede generar lo indecible, pero esta crueldad llega demasiado lejos. Creo que muy pocos pacifistas han estado a la altura. Soy pesimista, creo que este enfrentamiento no tiene solución”.
-Dice Juan Luis Cebrián que no hay dinero en los medios y que por eso proliferan los free-lances, esos que se juegan la vida en los conflictos. ¿Baja por ello el nivel y la certeza de la información?
“No, esa no es la causa. ¿Es que todavía parece escasa la aportación de dinero público a las empresas? Malo si todas basan sus presupuestos con esa aportación como principal partida de ingresos. Cierto que proliferan los free-lances, pero existen otros factores. El nivel de los profesionales, sean libres o propios, sólo se mejora con la formación adecuada, con la profesionalidad, con cualificadas condiciones de trabajo y estímulos, que no siempre, por cierto, deben ser dinerarios”.
(Dice Salvador García que la asociación que preside está metida de lleno “en un proceso constante de dinamización”, pero que le gustaría contrastar “una mayor participación de los asociados”. Y reitera que esta será su última etapa en esta organización profesional, como dejó bien claro en su toma de posesión. La Asociación de Periodistas de Tenerife cuenta con un local muy céntrico en Santa Cruz, donde los asociados se reúnen, una sede que cada vez desarrolla mayor actividad. También concede la Asociación de Periodistas el premio Patricio Estévanez, que ya cuenta con varias ediciones. La conversación entre dos viejos compañeros termina aquí, pero daría para rato).