Tal vez debido a su popularidad entre los turistas y los residentes locales, pocos saben que el municipio más pequeño de Canarias se encuentra en Tenerife. Este municipio tiene la piscina más grande del Archipiélago y ofrece una excelente gastronomía. Además, uno de cada tres turistas nacionales que visitan la isla eligen alojarse allí.
El Puerto de la Cruz, con tan solo 8,9 kilómetros cuadrados de superficie, es el municipio más pequeño de Canarias, pero a pesar de esto, es uno de los principales impulsores económicos del norte de la isla gracias al turismo. Durante mucho tiempo fue también el municipio más pequeño de toda España, aunque actualmente ha sido superado por otras localidades peninsulares.
Fue en el Puerto de la Cruz donde comenzó el turismo en Canarias y en España, ya que allí se abrió el 1 de septiembre de 1886 el primer hotel de la ciudad con el nombre de Orotava Grand Hotel o Sanatorium, inaugurado once días después.
Las instalaciones hoteleras jugaron así un papel clave en la transformación de la industria turística de la ciudad. La guía Puerto de la Cruz: historia, turismo y patrimonio, editada por Le Canarien y cuyo autor es Nicolás González Lemus, permite descubrir y conocer los encantos de muchos inmuebles durante las edades de oro del turismo.
El municipio más pequeño de Canarias con la piscina más grande de las Islas
El Lago Martiánez es un complejo de ocio con inmejorables vistas al mar y al Teide, sus instalaciones incluyen un gran lago artificial rodeado de piscinas de aguas esmeralda, jardines, terrazas y restaurantes. El parque fue diseñado a mitad de los años setenta por el renombrado artista lanzaroteño César Manrique, que utilizó elementos de la arquitectura tradicional canaria y flora autóctona.
Se trata de un extenso complejo que abarca aproximadamente 100,000 metros cuadrados. Este complejo consta de un lago central artificial que se complementa con una variedad de piscinas, exuberantes jardines, encantadoras terrazas y restaurantes, todos ellos destacando por la presencia prominente de la piedra volcánica en su diseño. La mente maestra detrás de esta obra es el renombrado artista César Manrique, nativo de Lanzarote. En su concepción, el artista fusiona elementos característicos de su singular perspectiva artística con detalles autóctonos como las garitas, las empalizadas y una vista panorámica al mar. Además de su notable arquitectura, el lugar alberga una colección de esculturas creadas por el propio artista lanzaroteño.
Localmente, este sitio es conocido como “El Lago” y se encuentra situado en lo que solían ser los Llanos de Martiánez, que en el pasado eran una zona de playa y charcos, incluyendo el conocido charco de La Coronela y el de La Soga. Estos espacios eran lugares de recreo frecuentados por los primeros turistas a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.